Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 80 – Otoño 2025
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Un nuevo otoño
De nuevo el otoño ha llegado, como siempre, cargado
de romanticismo y con una pizca de melancolía.
Los árboles van desnudando sus ramas, y sus hojas, con una danza silenciosa, van cayendo al suelo para formar una bella alfombra multicolor crujiendo bajo nuestros pies y creando una sinfonía musical que sólo en esta estación se puede disfrutar; al principio, caminamos rápidamente (allegro), después, para poder admirar toda la belleza de la naturaleza en su máximo esplendor, pasamos a caminar lentamente (adagio o andante), las hojas en su caída libre nos contagian su danza (minueto o scherzo) y llegamos a alcanzar el éxtasis final con un movimiento nuevamente rápido (allegro o presto).
Los bosques nos regalan la espectacular visión de
una bucólica postal cromática de colores mortecinos, densos, ricos; verdes
cálidos que nos transmiten la esperanza de que renacerá una nueva vida,
amarillos dorados que nos evocan el sol y nos cargan de optimismo y felicidad,
rojos anaranjados que nos colman de fuerza y pasión, marrones apagados que nos
conectan con la propia naturaleza, con la tierra, proporcionándonos estabilidad
y seguridad...
El otoño es la estación de inspiración por antonomasia
para la creación artística; así, poetas, músicos, pintores o escritores
encuentran en ella una fuente para la creatividad, el sentimiento, el dolor, la
alegría, la empatía, la nostalgia...
Paseando por un parque, por un bosque, por una
montaña, por una playa, el artista es capaz de percibir esos colores, esos
sonidos, esos cambios en las costumbres de las aves y de los animales que en
ella viven, y es capaz de crear con esos colores y con esos sonidos un poema, una
partitura, un cuadro.
Hoy, en los tiempos que nos ha tocado vivir, en el
que las humanidades, para cierto sector de la sociedad, son algo trasnochado, sólo
valorado por los últimos románticos y en aras de la modernidad y el progreso, para
mí erróneamente entendidos, se valoran más los conocimientos tecnológicos que
los humanísticos y se le está dando paso al dominio de las máquinas, de esas
máquinas a las que programándolas con unos algoritmos determinados «crean»
textos y músicas con mayor o menor fortuna.
Pero queda una esperanza de futuro, y es que esas
programaciones y las reparaciones de esas máquinas las tiene que hacer un ser
humano.
Yo me pregunto: ¿llegará un día en el que las máquinas
sustituyan totalmente al ser humano?
Yo me respondo: no, creo que no, tengo esperanza en
que la superioridad de la mente humana no podrá ser totalmente anulada por una
máquina.