Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 50 – Primavera 2018
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

En Doctor Zhivago, tanto en la cinta de David Lean como en la novela de Pasternak, la llegada de la primavera supone la floración del alma del poeta. Todos los males, todas las penas, todo el sufrimiento, queda compensado ante la vista de un campo lleno de vida, lleno de flores. Juan Ramón Jiménez decía que la rosa no cansa nunca. Pues bien, ya hace tiempo que la primavera está con nosotros, regalándonos un paisaje sobre el que posar nuestra mirada. Y con esta primavera, una nueva edición de la revista Ars Creatio. Mas no un número cualquiera, sino el que hace cincuenta. Ante cada número de la revista resulta difícil, si no imposible, no echar la vista atrás, hasta aquel lejano y pequeño e indefenso número cero; o hasta el no menos indefenso pero algo más grueso número uno. Todos ellos nacidos bajo la misma luz de ilusión y anhelo. Una luz, sin duda, primaveral. Siempre pensé que la revista era el buque insignia de la asociación Ars Creatio. Ella nos marcaba el rumbo al ritmo de las estaciones. Más allá de que algún trimestre viniera más o menos cargada de contenido, ella, nuestra revista, era la que dotaba de sentido a todo lo que hacíamos. De algún modo la idea principal, la chispa que hizo que todo se pusiera en marcha, había sido la de ofrecer un espacio en el que todos pudiesen mostrar sus trabajos, sus pinturas, sus poemas, sus relatos, sus artículos y cualquier otra cosa que significara mostrar la voz de aquellos que tenían más complicado ser escuchados. Ningún relato nace para estar guardado en un cajón. Ningún poema se escribe para no ser leído. Todo cajón lleno de textos espera su momento de ser abierto y esparcido por el mundo. Pessoa sabía perfectamente de qué estamos hablando.
Finalmente, en un momento determinado, Zhivago se encuentra con Lara. La historia ha dado muchas vueltas. Ninguno de los dos son tal y como eran al principio de la historia. Y ese encuentro, que cambiará sus vidas para siempre, tiene lugar en una perdida biblioteca, ante el mudo rumor de unos libros que, pacientemente, esperan ser leídos.