Suprime en tu vida las penas del alma,
busca las agallas que internas están,
sube la mirada e intenta ubicar
esa luz que inspira al que quiere paz.

El mar es profundo, con seres extraños
que tú desconoces por su inmensidad;
deja conducirte, sereno y calmado,
que siempre tu mano Él la sostendrá.

Suelta las amarras con todos los bríos,
despliega las velas, ponte a navegar,
que izando un velamen de todos colores
hasta el arcoíris podrás encontrar.

Cuida que la niebla no cubra tu barca,
y nunca permitas que pueda encallar,
observa el naciente, ya se asoma el astro,
profusión de aves te lo mostrarán.

¡Orienta el timón siempre al horizonte,
que ya muy cercana la orilla estará!