Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
38 – Primavera 2015
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

A la farmacéutica asesina
El aire frío de enero
golpeaba los cristales
de los altos ventanales
del templo del dios Asclepios.i
Las voces de nuestros rezos
se rompían contra el muro.
El eco de nuestros cantos
se perdían en el viento.
Las flechas de nuestras iras
rebotaban en su pecho.
El dios nos daba la espalda
en lugar de darnos vida.
Asclepios, con su mirada,
en vez de curar mataba.
La copa con la serpiente
asesinaba a la gente. ii
Al virus de la hepatitis C
Tan pequeño, apenas nada.
No lo pueden ver tus ojos.
Invisible en tus entrañas.
Un gigante cuando mata.
Primero te come el hígado
más tarde te arruina el cuerpo.
Un asesino en la sangre.
Mata como las serpientes
arrastrándose a escondidas.
A los muertos por la hepatitis C
Tu mirada se hizo noche
tras los cristales del alba.
Tu corazón en silencio
rebotaba contra un muro.
Tus entrañas se llenaron
de mariposas amargas
con las alas de cartón
en la sequedad del aire.
Un virus te ha asesinado.
Un asesino sin nombre.
Te negaron la existencia.
La muerte se hizo contigo
amargándote los labios.
Sobre tu pecho una flor
dormía su sueño eterno.
La injusticia es un páramo
en esta noche de invierno.
¡Malditos los que negocian
con la salud de la gente!
La noche en el hospital
La noche en el hospital
sube por los ascensores
y se asoma a las terrazas
humedecidas de estrellas.
La noche en el hospital
se refugia en los rincones.
choca contra las paredes.
El goteo de las horas
rebota contra el silencio.
La noche en el hospital
es un abismo de sombras,
un vendaval de esperanzas
reclamando la mañana.
La noche en el hospital
penetra dulce en el hígado
con el cuerpo adormecido
hasta enrojecer el alba.
La camiseta roja de la hepatitis C
Con mi camiseta roja
y el hígado acartonado
me estás dejando morir,
tu corazón es de piedra.
Ya no me quedan palabras
para gritar lo que siento.
Mi vida es un pozo oscuro
con este virus de muerte.
Pero no me mata el virus.
Tu mala sombra me mata.
Me matas porque comercias
con mi salud y mi tiempo.
Con mi camiseta roja
y el corazón encendido,
invadiremos las calles
con las voces contra el viento.
En las calles de Madrid
¡No son muertes,
son asesinatos!
Era un grito que corría
por las calles de Madrid.
Era un viento en la garganta.
Era un río de palabras
rebotando en las fachadas.
Era una cadena humana
que clamaba por la vida,
un clamor rojo sin sangre
en el pecho de la gente.
Era un hondo sentimiento
encendido en la mañana
¡No son muertes,
son asesinatos!
La hepatitis y el amor
El virus de la hepatitis
no fue un muro entre los dos.
En los espejos del alma
se apaciguaba el dolor.
El brillo de las estrellas.
Luz de luna en el balcón.
Un rumor en la arboleda
y una caricia en tu voz.
El hígado se hizo canto
amansado el corazón.
El virus de la hepatitis
no pudo con nuestro amor.
i En la mitología griego, Asclepios era el dios de la medicina. Tenía su santuario en Epiudauro.
ii La serpiente enrollada en una copa es el símbolo de la farmacia, llamada Copa de Higia. La serpiente representa el poder de la curación, mientras que la copa es el recipiente donde Higia elabora la medicina que cura todas las enfermedades. Higia y Panacea eran las dos hijas del dios Asclepios.