“Tu molde en la orilla”

Esperando,
sentada con la mirada en el horizonte
me atrapa la belleza de la vista,
la calma se apodera de mí al instante.

Es el azul del mar
que irradia el sol de la mañana;
es el dorado de sus luces reflejadas
azul marino, que se posa, lejos, en la superficie del mar.

Las revoltosas gotas juegan,
creando el blanco de la ola,
para luego soltarse en la playa, blanda y relajada,
perdiendo su empuje
y dejarse llevar,
para volver a jugar a formar la espuma del mar.

La arena mojada parece una alfombra caprichosa
que invita a tus pies a mezclarse...
Y si lo hicieras,
sabes que ella te regalaría tus pies en molde,
ese instante, para que tus ojos vean tu paso
y recuerdes la sensación
de que un día te fundiste con la arena.

“Llega el otoño”

Llega el otoño de puntillas en septiembre,
recordando días de lluvias recias,
recuerdos de hojas amarillas, marrones y secas.

Llega el otoño
invitando a recoger
aquellos días que fueron del estío,
aquellos días de sol,
y aquella alegría de vida.

¡Qué triste parece el otoño cuando llega!
¡Cuán cortas son sus tardes negras!
¡Qué lejos está aquel atardecer dorado
que con su luz nos ciega!

“Aterido”

Mientras escapan vaharadas,
pasa el invierno,
silencioso, húmedo,
te cala los huesos.
Sí, es el invierno, es él…
¿Dónde esconderse del frío cruel?

“La evasión”

La noche es etérea,
presume de encuentros.
Ella te lleva suave,
te envuelve meciendo.
Tus lágrimas nacen
y caen hacia el beso.
Los besos no llegan,
se evaden inciertos.
Los quieres, los amas
mas quedan en suspenso.
Aquellos nacieron de deseos completos
surgieron de penas, de rabia, de ‘te quieros’
y ellas resbalan directas
donde quisiste que fuera,
un beso a parar.

“Breve encuentro”

Somos islas.
Se oye el roce de prendas,
jadeo de prisas,
y ojos que buscan lejanía.
Las gargantas se aclaran
y llega el momento de hablar.
¡Es tan corto el espacio!
¡Es tan breve el tiempo!
Cualquier conversación
rompería el momento.

“Cadencia”

La lluvia cae.
Cadencia.
Moja aceras y caminos,
trae la frescura de un nuevo amanecer.

El ruido se ralentiza.
Cadencia.
Entre gota y gota murmura la lluvia.

Se acelera el paso,
esquivando la lluvia,
apareciendo colores,
que pintan el nuevo día.

“La varita del amor”

¿Por qué están las estrellas tan lejos de mis manos?
¿Por qué lucen bellas, recordando amores lejanos?
¿Por qué la estrella del amor luce al alba, recordando su fulgor?
¡Despierta, hada madrina,
tócame con tu varita
y visita mi corazón,
despierta mi alma dormida
y prémiame con mucho amor!

“Desafinado”

¿Qué es el amor sin destino?

Es un beso sin boca,
es un abrazo que no toca;
es una lágrima sin pena,
es un cruel desatino.

Es una rosa sin pétalos,
es una margarita sin hojas;
es un rumor sin sonido,
es un roto corazón.

Es un verde sin azul,
es un rojo sin rosa;
es una primavera sin verde,
es un color sin calor.

Es la música sin sonido,
es la fría primavera;
es la rosa sin olor,
es una vana espera.

“Afinado”

El amor que libre se entrega
no toca al egoísta,
que pasa de la pista
de la vida y del amor.

Es el amor que engancha
al enamorado que nace,
de una ilusión, de una esperanza
por un futuro de calor.

Es el amor que atrapa
al viajero en el camino,
al compañero que viaja
y bebe la copa de vino
para caer en su destino.