Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 37 – Invierno 2015
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja


Curiosidad arqueológica: la curiosidad por nuestro entorno y nuestra historia


Si os dicen que tenemos un fortín fenicio con restos de murallas de dos metros de ancho, del ¡siglo VII a. n. e.!1, al lado de casa, junto al cual hemos pasado cientos de veces con absoluta indiferencia y al que se puede acceder sin ningún tipo de obstáculo, como poco el curioso, no solo el amante de la historia y la arqueología, reaccionaría con una cierta sorpresa o incredulidad.

En Guardamar del Segura, aquí cerquita, junto a la nacional por la que hemos circulado con el coche miles de veces, sí, ahí mismo, tenemos este yacimiento, el Cabezo Pequeño del Estaño, y ¡media docena más! En un mismo entorno, a un lado y al otro del río, sobre pequeños cerros desde donde se avista el cauce y su desembocadura, por una parte, y por otra, en las dunas junto al mar.

Seguro que conocéis la Dama de Elche y ¿la Dama de Guardamar? Pues unos cientos de metros más allá del fortín se encontró esta escultura íbera, en la necrópolis del Cabezo Lucero. Aunque estaba muy deteriorada y no tiene la belleza de la ilicitana, podéis observar en las imágenes las semejanzas entre ambas.






En la margen izquierda de la desembocadura, también sobre cerros, encontramos La Escuera, actualmente en excavación. La primera en estudiarlo fue una arqueóloga sueca, aunque suene un poco a chiste. Algunas de estas joyas se salvaron del boom inmobiliario tras acciones casi heroicas, y no exagero. Fue esta misma arqueóloga, S. Nordström, quien poco más que tuvo que plantarse delante de las excavadoras, al modo del estudiante chino ante los carros de combate en Tiananmen, para salvar el Tossal de Manises. La Escuera se puede visitar varias veces al año, pero hay que estar pendiente del ayuntamiento de San Fulgencio, que facilita el acceso.


En la misma orilla y a unos cientos de metros, encontramos la necrópolis de El Molar y el poblado de El Oral, ambos íberos. En su día fueron objeto de una investigación seria y profesional pero que ahora se pierden en la maleza.

Ya en las dunas, junto a la orilla del mar, tenemos un pequeño yacimiento romano, de lo que sería posiblemente un recinto para el tratamiento del pescado, con posterior reutilización musulmana ni más ni menos que como oratorio2. También hemos pasado por allí unas cuantas veces, junto al hotel Campomar lo podéis ver.

Como vemos en la fotografía, solo necesitamos comprender qué estamos viendo. Las gravas de colores diferentes que nos indican que estamos ante determinadas estancias (ver la imagen), o las pequeñas marcas en los muros que separan la parte original de la parte consolidada por el especialista, etc.

No podemos dejar de nombrar dos hitos de la arqueología mundial. Una de las ciudades fenicias mejor conservadas, aunque bajo la arena, y una de las más importantes de todo el horizonte fenicio: La Fonteta. Está poco excavada porque ello afectaría a la pinada y entraríamos en un conflicto de intereses: es un parque protegido y muy valorado por los guardamarencos. También es referencia obligada el ribat islámico, otro unicum en la arqueología mundial por tratarse de un monasterio musulmán.

Para finalizar este recorrido, podéis subir al castillo y, además de disfrutar de las vistas, comprender la arqueología del territorio.

Tenemos una nueva oportunidad con el Plan Director Arqueológico presentado en 2013, que, como dice Manuel Olcina, director técnico del MARQ, es «un plan para proteger estos monumentos y para poder contextualizar los objetos que admiramos en los museos en el propio lugar donde se hallaron». La pega de este plan es que se centra exclusivamente en actuaciones en los yacimientos sobre las dunas del municipio.

La desembocadura del río Segura, junto a la del Vinalopó, constituyó un enclave estratégico de la península prerromana. Fueron vías de acceso desde el mar hacia el interior, con una historia densa y rica desarrollada por las primeras culturas autóctonas y posteriormente por fenicios, íberos, romanos, musulmanes y cristianos. Se podría hacer mucho por este patrimonio con poco más que carteles, que nos permitan entender lo que estamos viendo, con ayudas visuales, como puede ser una reconstrucción virtual; es decir, con pequeñas inversiones, con un poco de interés por las autoridades locales pero sobre todo con la concienciación de los propios lugareños de la existencia de este patrimonio. Mimarlo es salvaguardar nuestro pasado y una parte de lo que somos ahora.

Empecemos a conocer, comprender y valorar nuestros tesoros más cercanos.



Para saber más:

Abad Casal, L. y Sala Sellés, F. 1993: El poblado ibérico de El Oral (San Fulgencio, Alicante). Diputación de Valencia.
Abad Casal, L. y Sala Sellés, F. 2001: Poblamiento ibérico en el Bajo Segura. El Oral II y La Escuera. Catálogo de la Exposición. Ayuntamiento de Guardamar. Guardamar del Segura Real Academia de la Historia. Madrid.
García Menárguez, A. y Prados Martínez, F., La presencia fenicia en la Península Ibérica: el Cabezo Pequeño del Estaño (Guardamar del Segura, Alicante) Trabajos de Prehistoria, 71, N.º 1, enero-junio 2014, pp. 113-133, ISSN: 0082-5638doi: 10.3989/tp.2014.12127 en PFD
González Prats, A. 1999: La Fonteta, 1996-1998. El emporio fenicio de la desembocadura del río Segura..
La Contestania http://www.contestania.com/cabezolucero.html
Museo Arqueológico Provincial de Alicante
Museo Arqueológico de Guardamar del Segura: Presentación del Plan Director Arqueológico: http://www.guardamartv.com/turismo/presentacion-plan-director-arqueologico-2/
Rutas arqueológicas por Alicante: http://arqueologiaalicante.blogspot.com.es/2010/12/la-fonteta-guardamar.html