Supongo que agoté las frases de amor en los cuadernos de gusano, que mi amor idílico un día se convirtió en un amor real y cotidiano. Que con los años encontré alguien con quien aprender sobre el amor romántico y adolescente con el que un día en el pasado hacía volar mi mente y mi corazón. Desgasté la pluma rosa regalada por mi hermana en mi catorce cumpleaños y el sonido de las teclas de la máquina de escribir escribiendo sobre el amor de ensueño. Supongo que hasta entonces te inventaba, te miraba, te esperaba de algún modo y suspiraba y olía en los libros de poesía, las pelis y novelas de amor... Y ahora, después de haberle escrito tanta prosa y tanto verso, me doy cuenta de que ninguna palabra describe y abarca el sentimiento más poderoso de la vida.

Que el amor es tan sencillo como complejo, tan mágico y místico como mundano y terrenal y que de nada sirve haber cansado tanto al lápiz porque en un plisplás te consumiste cada palabra escrita, hablada, vivida, sentida, nacida y escrita en mi corazón y alma, que todo se resume a un «te quiero» tan hermoso y sencillo que me pregunto: ¿qué haré mañana para inventarme y ser original?, ¿qué palabras encontraré para que ese «te quiero» sea siempre mío y el mejor para ti?... ¿Quizás quererte, sólo quererte, bastará con ello, con ello bastará?...