Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 36 – Otoño 2014
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

 

La pregunta tiene truco. Porque seguramente ya ha llevado usted alguna prenda de seda, y la seda está producida por un gusano, que en realidad es la larva de un insecto. Así que en principio no deberíamos ser muy escrupulosos si el origen de esa seda es un arácnido. Es más, la seda de araña tiene la ventaja de que es mucho más fuerte que la producida por el insecto.

Araneus diadematus. Una de las más típicas arañas europeas de jardín. Fuente de la imagen: Wikipedia

Tomemos por ejemplo la seda producida por la araña Araneus ventricosus. La hebra de seda que produce es cinco veces más resistente que un cable de acero del mismo peso. Así que sus aplicaciones tecnológicas podrían ser increíbles: tendones y ligamentos artificiales, chalecos antibalas, cables de suspensión, etc. Lo único malo es que dicha araña no puede cultivarse como se hace con los gusanos de seda. Tiene la fea costumbre de ser una caníbal y comerse a cualquier congénere que se meta en su territorio donde haya hecho su tela, por lo que hacer “granjas de arañas” no es viable.


Con la aparición de las técnicas de ingeniería genética alguien tuvo una brillante idea. La seda en realidad es una proteína, así que se coge el gen que codifica para la seda del genoma de la araña y se introduce en el genoma otro organismo que pueda ser crecido de manera industrial para que la produzca en grandes cantidades. Y así se hizo con la bacteria Escherichia coli, con la levadura cervecera, con plantas y con animales. El problema era que aunque en todos ellos se sintatizaba la proteína de la seda, ésta no se producía en forma de hebra. Lo poco que se conseguía no compensaba el esfuerzo.


Pero ahora un grupo japonés del Instituto Nacional de Ciencias Agrobiológicas de Tsukuba parece haber encontrado una solución al problema. Una solución que sorprende por su sencillez. Han clonado el gen de la seda de araña en el genoma de los gusanos de seda. La ventaja es evidente: la humanidad conoce cómo cultivar estos insectos desde hace milenios, y el insecto contiene toda la maquinaria fisiológica para sintetizar de manera correcta el hilo de seda.


Pero no fue tan sencillo como parece a simple vista. La seda está compuesta por varios tipos de proteínas, cada una codificada por un gen. Aquí hemos comparado en alguna ocasión al genoma de un ser vivo con un libro de instrucciones. En una primera aproximación, lo que hicieron los investigadores fue sustituir el gen de la seda del gusano por el de la seda de araña, pero aquello no funcionaba. Era como si la página de la araña no fuera leída correctamente por las células del gusano. Lo que hicieron a continuación fue realizar una serie de mutaciones para optimizar dicha lectura y para que la proteína de seda arácnida fuera más estable. Siguiendo con la analogía del libro de instrucciones, lo que hicieron fue componer una nueva página a base de juntar párrafos, unos provenientes del gusano y otros de la araña. En el año 2007 consiguieron por fin un gusano transgénico que era capaz de sintetizar dicha seda de fusión entre seda de gusano y de araña. Pero la seda obtenida tenía una serie de problemas. El más importante era que no se disponía en forma de hebra y por lo tanto no era útil para la industria textil. El otro era que el porcentaje de seda de araña era de tan sólo un 0'37%.

 

Esquema del procedimiento para obtener un gusano de seda transgénico capaz de producir una proteína de fusión. Basada en una imagen del artículo de Kuwana et al. 2014

 

Los investigadores no se desanimaron. Lo siguiente que hicieron fue determinar el porqué del bajo rendimiento. En seguida les quedó claro que no era la construcción genética. Quizás era la cepa de gusano utilizada.

Como en otras actividades agrícolas y ganaderas, en el mundo de la seda también hay diversas cepas productoras.

Unas producen seda más fina, otras más basta, otros más abundante, etc.

Así que se pusieron a probar su construcción genética en diversas cepas de gusanos hasta que dieron con una llamada C515 y que es conocida porque produce una seda muy suave y de manera continua.

En esa cepa los investigadores encontraron que el porcentaje de seda arácnida con respecto al de seda de gusano subía a un 0'61%. No parece mucho, pero la seda que producen dichos gusanos transgénicos es un 50% más fuerte que la seda producida por los gusanos no alterados.

Y lo mejor de todo, esa seda sí que era sintetizada en una forma que luego podía ser procesada para elaborar un tejido, teñirlo y fabricar la ropa que se muestra en la siguiente fotografía. Supongo que ya no tendrá reparos en vestir un vestido con seda de araña, pero ¿los tiene sabiendo que ese tejido ha sido producido por un ser vivo transgénico? Si es así, dígamelo.

Estaré encantado de hacerme cargo de todos sus billetes de euro, porque, por si no lo sabía, también están hechos utilizando fibras de algodón transgénico.

 

 

Bibliografía y fuente de las imágenes:
Y. Kuwana, H. Sezutsu, K. Nakajima, Y. Tamada, K. Kojima. High-Toughness Silk Produced by a Transgenic Silkworm Expressing Spider (Araneus ventricosus) Dragline Silk Protein. PLoS ONE 9(8): e105325. doi:10.1371/journal.pone.0105325
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