Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 35 – Verano 2014
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

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Cierro los ojos y vuelvo al ayer, a los tiempos del ser y no ser, del querer y no querer. Vuelvo a desandar el camino andado y me reencuentro con mi pasado. ¿Qué queda ahora de aquellos días de tristeza, de sentimientos contrapuestos, de ilusiones fugaces cubiertas por un velo de aire? Miro atrás y me veo en el cristal de la verdad, en el espejo de la realidad. Miro mucho y veo poco, mas la ceguera no solo está en los ojos. Veo mucho sin mirar nada, mas la mente mira en todos los rincones sin olvidar los temores. Viejos miedos que resucitan con el tiempo, que se esconden pero siempre encuentran una puerta abierta para dar rienda suelta a su risa perversa. Aunque el pasado no es el presente, así como el agua no se puede mezclar con el aceite. Dos realidades distintas: los recuerdos y el fluir de la vida. Las cenizas del ayer caen sobre mi piel, pues forman parte de mí aun cuando ha cambiado mi manera de existir. Cenizas de días peores, de cielos grises y rotas escalas de valores. Noches de insomnio, de pesadillas, de escalofríos. Tiempos de cólera espiritual, del alma ardiendo en llamas, de un corazón exiliado de la razón. Pero las cenizas son solo eso: cenizas. El fluir de la vida encenderá otras hogueras que muestren nuevas metas, nuevos retos o viajes nuevos. Las cenizas del ayer ya no queman, la luz del presente es más brillante que aquel espíritu de entonces. El ayer queda atrás, el hoy late en las ramas de la esperanza y el mañana es la antesala de mis pasos errantes.