Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
33 – Invierno 2014
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

[Escenario en oscuro. Comienza a sonar una suave melodía de flautas, a la vez que se va iluminando la escena con una luz blanca. Dentro de la zona iluminada se encuentra un escabel junto a una mesita baja y un taburete. En el escabel está sentado el anciano Sosylos de Esparta, otrora preceptor de Aníbal Barca. Sosylos se encuentra abstraído, o en los brazos de Morfeo, según se mire; frente a la mesita se sitúan Adesmún, un joven y aplicado escriba, junto con otros dos discípulos, Paulo y Alorco, que aprovechan la “ausencia” del maestro para jugar a las tabas.]
SOSYLOS.- (Despertando súbitamente) ¿Por dónde íbamos, Adesmún? Creo que al quedarme meditando, los recuerdos se han alejado de mi mente.
ADESMÚN.- Maestro Sosylos, estábamos por comenzar un nuevo capítulo.
SOSYLOS.- ¿Capítulo?, ¿y de qué capítulo se trata si puede saberse, jovencito?
ADESMÚN.- Del que habéis titulado “Asdrúbal el Cartaginés, apodado el Bello, sucesor del estratega de Iberia Amílcar Barca, funda, sobre el asentamiento íbero de Mastia, la ciudad de Qart-Hadast, la de las cinco colinas”.
SOSYLOS.- Sí, sí, un encabezamiento quizás algo prolijo pero muy ilustrativo de lo que pretendo contar. Atento pues, mi buen Adesmún, y los demás también, leñe, que empezamos: (Evocador y con voz pausada) Hace mucho tiempo, cuando yo, Sosylos el Girego, aún podía andar con la espalda erguida y mi vista era la del lince, fui testigo del nacimiento de una ciudad destinada a ser la floreciente capital de los cartagineses en Iberia. La muerte de Amílcar…
ALORCO.- Maestro Sosylos, ¿quién era Amílcar? No lo tengo muy claro.
PAULO.- Alorco, cuando el maestro Sosylos habla, no se le debe interrumpir.
SOSYLOS.- No te irrites, Paulo. Por esta vez os dejaré que me interrumpáis si os surge alguna duda. También es una buena forma de aprendizaje; preguntando se llega a Roma, je, je. Y sin preguntar también, si no, preguntádselo a Aníbal. Por cierto, hijo, ¿qué me has preguntado? Es que cuando medito mucho, se me dispersa la mente.
ALORCO.- He preguntado que quién era Amílcar.
ADESMÚN.- ¿Le puedo responder yo, maestro Sosylos?
PAULO.- El que responde a las preguntas es el maestro, no el discípulo, salvo que el maestro le pregunte a su vez al discípulo. Entonces, sí.
SOSYLOS.- Paulo, Paulo, gracias por defenderme, pero como hoy parece que es un día especial, vamos a dejar que quien sepa la pregunta nos dé la respuesta. ¿De acuerdo, Paulo?
PAULO.- De acuerdo, usted es el maestro, no yo.
SOSYLOS.- Adelante pues, mi dilecto Adesmún. Con pocas palabras, aclara a Alorco quién era Amílcar.
ADESMÚN.- Amílcar Barca, general cartaginés que desembarcó en Gades e inició una campaña de conquista por el valle del Guadalquivir, llegando hasta el sureste de Iberia. Traicionado por un reyezuelo íbero en una emboscada, murió ahogado en Ilike intentando vadear un río. Padre de Magón, de Asdrúbal y de Aníbal Barca, conocidos como la Camada del León. A su muerte, el ejército proclamó como sucesor a su yerno, Asdrúbal el Bello…
SOSYLOS.- Ahí quería que llegaras, Adesmún. Muy bien. El nuevo estratega de Iberia, Asdrúbal, más diplomático que su antecesor Amílcar, tras vengar su muerte, se dedicó a entretejer acuerdos con los pueblos íberos, a la vez que buscaba un enclave llamado a ser el centro de poder de los cartagineses en Iberia.
PAULO.- Y lo encontró en la ciudad de las cinco colinas, ¿a que sí?
SOSYLOS.- Así es, en un asentamiento mastieno fundó sin violencia…
ALORCO.- Eso sí lo sé, fundó Qart-Hadast, la ciudad nueva, que le recordaba a Cartago, su patria africana situada al otro lado del Mar Interior.
SOSYLOS.- ¿Y por qué eligió Asdrúbal ese lugar para erigir su ciudad soñada?
ALORCO.- Por ser un buen enclave estratégico, así como por ser un magnífico puerto natural en donde podrían refugiarse y comerciar las naves que llegaran desde Cartago.
SOSYLOS.- ¿Y por algo más?
PAULO.- Claro que sí, la ciudad de las cinco colinas tenía próximas unas ricas minas de plata y en los campos y montes abundaba el esparto, primordial para elaborar los cordajes de las embarcaciones.
ADESMÚN.- También había mucha pesca y la ciudad estaba rodeada por el mar y una laguna salada, tan solo estaba unida a tierra por un istmo, lo que la hacía casi inexpugnable.
ALORCO.- Casi inexpugnable si se la dotaba de buenas murallas.
ADESMÚN.- Cosa que hizo Asdrúbal, además de construir un magnífico palacio en uno de los cincos promontorios de la urbe.
SOSYLOS.- He de admitir que estoy algo impresionado. Además de perder el tiempo jugando a las tabas, habéis hecho los deberes. Casi no me habéis dejado nada que contar. Tan solo añadiré que el magnánimo Asdrúbal, enamorado de su ciudad nueva, firmó un importante tratado con los romanos, desposó a una noble íbera y, repentinamente, fue asesinado en su lecho a manos de un esclavo celta; triste final para el fundador de Qart-Hadast. Y digo yo: muerto Asdrúbal, ¿quién le sucedió?
ADESMÚN.- ¡Aníbal Barca! Hijo de Amílcar y hermano mayor de la Camada del León.
PAULO.- Sí, el gran Aníbal, discípulo como nosotros del maestro Sosylos. ¿A que sí?
ALORCO.- Pero entonces el maestro era mucho más joven.
SOSYLOS.- Ah, la divina juventud… Así es, fui su preceptor, vaya que lo fui, pero de eso hace ya bastantes lustros. Mi querido Aníbal Barca, apenas un muchacho, transformado en un guerrero cartaginés y elevado al cargo de estratega; muy pronto habría de emprender campañas militares en el interior de Iberia, conquistar Sagunto y plantarse, cruzando los Alpes, ante las mismísimas puertas de Roma… Pero eso, amados discípulos, es ya otra historia… (Se queda dormido).
ADESMÚN.- Silencio. El maestro Sosylos ha comenzado de nuevo a “meditar”.
ALORCO.- Luego podemos seguir jugando a las tabas, Paulo.
PAULO.- Creo que sí, apuesto lo que quieras a que pasará un buen rato antes de que el maestro concluya su “meditación”. (Con sonrisa cómplice vuelven Alorco y Paulo a jugar a las tabas, Adesmún reanuda sus escritos, mientras que Sosylos sigue meditando y meditando).
Fin
-Esta pequeña pieza de teatro se la dedico especialmente a Javi Nieto, que en cuatro ediciones de las fiestas de Carthagineses y Romanos de Cartagena, la ciudad de las cinco colinas, entre los años 2004 y 2007, representó de forma magistral al anciano maestro Sosylos en el acto festero “Las bodas de Aníbal e Himilce. El sueño de los Barca”.