Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
31 – Verano 2013
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja
![chris-zhang-1242792-unsplash copy](/panel/portadas/N_31.jpg)
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Paseando una noche por el dique
me encontr� a una familia de palique.
Los cuatro, padre y madre e hijo e hija,
se daban a una ch�chara prolija.
As� que papi y mami y nene y nena
largaban sin descanso en la faena.
�Crey�rase que fue el silencio roto
de armar tantas personas alboroto?
No tal, pues ni el andante ni la luna
oyeron pronunciar palabra alguna.
Mas �c�mo habr� ocurrido evento an�logo
fluyendo sin sonido aquel tetr�logo?
Siga leyendo y, a poco que aguarde,
del caso sabr� m�s pronto que tarde.
Y el caso es que resulta que los tales
no usaban lengua ni cuerdas vocales.
Est�ticos sus rostros cual esfinges,
hall�banse inactivas sus laringes.
Se preguntar� usted, leyente amable,
que c�mo puede ser que as� alguien hable.
Las conversaciones y su deriva
no brotaban de cuello para arriba.
En verdad el asunto resid�a
en cierta parte que s� se mov�a.
Por tanto, dej�ndonos ya de enredos,
vayamos al punto clave: los dedos.
Porque la familia rompi� a charlar
al un�sono v�a dactilar.
Sus dedos, evitando torpes cruces,
fren�ticos hurgaban entre luces.
Estaban entregados al manejo
constante de un extra�o aparatejo.
Al inquirir despu�s por el tecleo,
me enter� de lo que es un guasapeo.
Ignoraba mi ciencia tan escasa
que existieran otras clases de guasa.
Concedamos que con tal artificio
la gente parlotea sin bullicio.
Pero ya ser�a un grave problema
aplicar a toda hora el sistema.
�Maniobrar�n en comidas de empresa
con el trasto los de una misma mesa?
�Trocar�n los novios de amor henchidos
susurros por mec�nicos silbidos?
Sin desdoro de t�cnicos avances,
no perdamos la voz en ciertos lances.