Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 29 – Invierno 2013
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Fotografía realizada mediante microscopía electrónica de barrido que muestra al virus VIH (bolitas verdes) emergiendo de un linfocito infectado (azul). La fotografía original es en blanco y negro por lo que se colorea para facilitar su visualización.
   

Entre los años 1884 y 1924, en algún lugar del África central, un retrovirus que ahora denominamos como virus de la inmunodeficiencia simia (VIS) consiguió traspasar la barrera entre especies. El VIS infecta a chimpancés, pero de alguna manera pudo infectar a un ser humano y le provocó una enfermedad que actualmente conocemos como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). A partir de ese momento, gracias a las altas densidades de población características de las ciudades africanas de dicho periodo colonial, el retrovirus se transmitió de un humano a otro seguramente por vía sexual y actualmente le conocemos como virus de la inmunodeficiencia humana o VIH.


Sin embargo, es posible que el fenómeno de transferencia viral entre simios y humanos pueda haber ocurrido mucho antes de lo que se pensaba, al menos según se desprende de los datos de un grupo liderado por el profesor Alfred Roca de la Universidad de Illinois, publicado en un artículo de la revista BMC Evolutionary Biology.

Según Roca, el SIV es un virus que ha estado presente en las poblaciones de chimpancés desde hace decenas de miles de años. Así que es posible que dicho virus haya realizado el salto inter-especies mucho antes, pero afectando a poblaciones humanas pequeñas y rurales, por lo que dichas infecciones zoonóticas han podido pasar desapercibidas. Hay otro factor que tener en cuenta. Antes del advenimiento de la medicina moderna y de las campañas de vacunación, las patologías podían enfermar y matar a un gran número de personas y debilitar a muchas más. En esas condiciones sanitarias, si una persona era infectada, un virus que afectaba a su sistema inmune es muy probable que muriera de manera temprana, lo que evitaría la expansión de la infección viral.

Si la hipótesis de la transferencia inter-especies temprana es correcta, lo que cabría esperar es que la Selección Natural habrá favorecido la aparición de variantes genéticas que protegieran a las poblaciones humanas afectadas. Así que Roca y sus colaboradores buscaron evidencias entre los Biaka, una tribu que habita los mismos bosques que las poblaciones de chimpancés infectadas con el VIS que originó el VIH y que se ha mantenido genéticamente homogénea a lo largo del tiempo.


Miembros de la etnia Biaka y localización geográfica de las etnias usadas en el estudio
   

Lo que hicieron los investigadores fue comparar los genomas de los Biaka con los genomas de otras cuatro tribus africanas que no habitaban en zonas con chimpancés. Dichos genomas están disponibles en el conocido como Proyecto para la Diversidad del Genoma Humano, que ha elaborado una colección con muestras biológicas de 52 poblaciones humanas repartidas por todo el mundo (ver El proyecto de los 1000 genomas en Ars Creatio). Actualmente se pueden estudiar y discriminar a las diversas poblaciones gracias a pequeñas diferencias a lo largo de 650.000 posiciones identificadas y concretas en el genoma humano, lo que técnicamente se conoce como polimorfismos de un solo nucleótido o “snips”, por sus siglas en inglés (SNP).

En la década de los años 80 del siglo pasado se consiguieron líneas celulares provenientes de individuos con SIDA. En dichas líneas se consiguió identificar 26 posiciones genómicas que estaban involucradas en la resistencia al VIH. Al analizar esas 26 posiciones en los genomas de los Biaka y de las otras cuatro poblaciones africanas, se podía encontrar lo que se denomina como “firmas de la selección”. Si los Biaka muestran resistencia al VIH, deberían mostrar un determinado patrón genético en esas 26 posiciones, y por lo tanto distinto al patrón de las 26 posiciones de las poblaciones que no tienen resistencia al virus.

Hay que tener en cuenta que actualmente el VIH está extendido en todo el mundo, así que todas las poblaciones pueden mostrar “firmas de selección” en los genes de resistencia al virus. Pero si los Biaka han estado expuestos durante más tiempo, el número de “firmas” debería ser mayor en ellos. Los investigadores encontraron ocho de esas “firmas” en regiones genómicas involucradas con la resistencia a los virus, siete eran de los Biaka. Lo siguiente que hicieron fue identificar cuatro genes que codifican para proteínas que afectan a la habilidad del VIH de infectar a las células o que interfieren con la progresión de la enfermedad. Además, han encontrado muchos otros genes que parecen estar relacionados con la protección antiviral y que son muy comunes entre los Biaka.

Diferencias genéticas en uno de los genes involucrados en la resistencia al VIH entre la etnia Biaka (azul) y la etnia Mbuti (rojo). La línea verde sirve para mostrar de manera gráfica la varianza entre ambas muestras. A mayor valor de dicha línea, mayor es la diferencia.
   
Sin embargo, como buen científico, el profesor Roca se muestra cauto con los resultados. Un solo trabajo no quiere decir que la hipótesis sea cierta. Además, no se pueden descartar “falsos positivos”. Es decir, que se hayan encontrado diferencias genéticas, pero que éstas no signifiquen nada. Si no se identifica la función de los genes, podría ser que fuera una coincidencia el que aparecieran a la vez una determinada “firma de selección” en un genoma y la resistencia al VIH. Pero lo que está claro que es que se ha abierto una nueva línea de investigación que podría llevar a identificar los genes responsables de producir una protección eficaz frente al VIH, lo que podría permitir el desarrollo de nuevas formas de luchar contra tan terrible virus.
   

Bibliografía y origen de las imágenes:

http://www.biomedcentral.com/1471-2148/12/237