Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
29 – Invierno 2013
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Me resulta muy complicado escribir sobre mi padre. Apenas hace dos meses que nos dejó y todavía no he olvidado su voz, su risa, su mirada. Casi puedo sentir aún su mano agarrada a la mía en las largas noches de hospital que durante más de ocho meses han martilleado a toda nuestra familia. Ahora, a mis treinta y cinco años, ya puedo hablar con propiedad de lo dura que puede ser la vida y, sobre todo, de lo duro que puede ser abandonarla. Ya me he convertido en uno de esos personajes fordianos que mantienen conversaciones con las tumbas de sus seres queridos. John Ford. En estos meses de enfermedad de mi padre me he acordado mucho de John Ford. Cada vez que iba al hospital a estar con él me llevaba un libro, normalmente uno de los que sabía que a él le gustaban, y leía un buen rato en voz alta. Visto desde fuera, desde luego parecía una escena digna de John Ford.
La herencia que uno recibe de sus seres queridos no se abre ante notario. La verdadera herencia se abre paso, de manera lenta pero segura, a lo largo de los días y semanas posteriores al entierro. En esos días y semanas, uno comienza a mirar ciertos objetos de forma distinta. Me ha pasado eso con la vieja edición de La madre, de Máximo Gorki, que mi padre me regaló cuando cumplí veinte años. También me ha sucedido con ciertas canciones, con ciertas películas, con ciertos momentos del día. Y si antes hablaba de Ford, ahora lo hago de Proust. No todo va a ser una tumba; también hay lugar para las magdalenas. Cuando pasé mi mano sobre el clásico de Gorki, la habitación donde me encontraba desapareció para dar paso al salón de la vieja casa de mis padres. Y allí estaba él. Y también su voz, que recorría de nuevo el espacio entre su boca y mi oído para decirme: "Toma, lee a Gorki; él te llevará de la mano hasta Tolstói y Pasternak; hasta Gogol y Turguéniev".
Una de las muchas cosas que siempre he admirado de mi padre era su capacidad para saber que algo, antes de hacerlo, iba o no iba a funcionar. Recuerdo cuando se empecinó en hacer el Don Juan Tenorio pero leído, no representado. Muchos, entre los que me incluyo, no teníamos muy claro si eso era algo que pudiera gustar a la gente. Yo, por ejemplo, pensaba que era muy, muy difícil mantener al público atento a un grupo de personas que leen un texto durante algo más de dos horas. Por muy bueno que sea ese texto. Aunque sea del mismo José Zorrilla. Evidentemente, me equivoqué. En el recuerdo de todos queda aquel primer Tenorio leído, primera representación de otras muchas que luego vinieron. Aquella noche, en el Casino de Torrevieja, mi padre vivió uno de los momentos más felices de sus últimos años de vida. Creo que, en cierto sentido, todos nos contagiamos de aquella felicidad.
La vida, y sus recovecos, a veces nos busca los atajos. Mi padre siempre utilizaba una expresión cuando venían tiempos difíciles, en la que quedaba clara su fe pero también cierto sentimiento de resignación: Dios escribe recto con renglones torcidos. Mientras mi padre estaba en el hospital, en estado de coma, nacía en otro hospital, apenas separados unos kilómetros, mi hija, su nieta, Esperanza. Vasos comunicantes o la vida que se abría camino a través de los años y los anhelos. Esperanza, más que nunca algo más que un nombre. No llegaron a conocerse y, sin embargo, la genética o el azar o los dichosos renglones torcidos quisieron que la pequeña tuviese los ojos rasgados, lo que me hizo recordar un poema de Ángel González que siempre me ha acompañado, y gritar en silencio:
Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo. *
Y es así, entre la luz futura del alba y la promesa de una noche perpetua, como entiendo yo las tumbas, las magdalenas y las herencias.
- Parte del poema Para que yo me llame Ángel González, de Ángel González.