Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
28 – Otoño 2012
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

RECURSOS DE AULA. LENGUA Y LITERATURA, 4.º DE ESO
Este artículo no pretende ser una reseña ni un análisis del libro de Bram Stoker, ni una crítica a la película de Francis Ford Coppola (1992); no es un ensayo de temática literaria sobre una época concreta. Es simplemente un recurso o aporte didáctico para los profesores y alumnos de Lengua y Literatura que imparten o reciben clases en 4.º de la ESO o para cualquiera que sienta curiosidad por el tema a tratar.
La intención de este artículo es mostrar cómo se insertan todos los temas y características estéticas de este movimiento artístico en dicha película, con referencias concretas a escenas y comparaciones con otras obras literarias y pictóricas de la época romántica o cercanas a la misma. Se trata de compartir una herramienta que puede ser útil para que los alumnos, dadas las dificultades con las que los profesores nos enfrentamos a veces a determinados aspectos de nuestra materia, aprecien de forma muy gráfica algunos puntos de análisis que se abordan en el currículo de este nivel educativo al estudiar el Romanticismo.
En este sentido, la película de Francis Ford Coppola resulta perfecta en tanto que, incluso con el paso de los años, sigue resultando apropiada por el desarrollo de personajes y situaciones, ritmo e intensidad de la historia y el acierto de un diseño de producción impactante a la vez que artesanal.
Se ha dividido el artículo en diferentes partes que se corresponden con cada uno de los bloques temáticos a tratar.
LOS PERSONAJES
Es característico del periodo romántico hacer apología del “yo”. El individualismo del ser humano adquiere un papel decisivo a la hora de entender el mundo y se convierte en un estilo de vida. En este momento de la historia, los escritores y artistas apuestan por la libertad individual como sello principal de identidad y su reflejo queda patente en los personajes que diseñan. El ladrón, el vagabundo, el reo de muerte, el pirata, el vampiro… Todos ellos tienen un denominador común: por diversas causas han quedado al margen de la sociedad. A veces es la búsqueda de la libertad lo que les ha llevado a ser quienes son, pero esa liberación que les aparta de las normas establecidas es a su vez lo que les condena. Están solos y son rechazados por la mayoría. La pregunta que podemos plantearnos es si son categóricamente malos o perniciosos para la sociedad o podemos llegar a entender sus motivaciones y quizá, justificar sus acciones. Los protagonistas de las obras concebidas en el Romanticismo presentan muchas veces una ambigüedad fascinante y ello es, por tanto, motivo de análisis.
La acción se sitúa en el período de las cruzadas. En plena guerra santa, tras ver cómo su esposa muere, víctima de un engaño, el protagonista renuncia a Dios (4’), su principal fuerza en la lucha contra los musulmanes, con lo que automáticamente se convierte en un proscrito, en un ser maldito y condenado por la misma iglesia. En un mundo teocéntrico, esto supone convertirse en un ser marginal, apartado del precepto social-religioso, con lo cual, desde este momento, ya queda definido el tipo de personaje que se desarrolla a lo largo de la trama. En este sentido, Drácula no es distinto de otros personajes románticos como el pirata de Espronceda o el Tenorio de Zorrilla: todos ellos son personajes que, por sus actos o ideales, deciden vivir al margen de la sociedad, lejos de las normas que se les imponen. Quizá la mayor diferencia estribe en que estos últimos encuentran libertad en su forma de vida, mientras que para Drácula, vagar como vampiro durante siglos es una condena. En cualquier caso, la renuncia a Dios, aunque fruto de la ira provocada por el dolor, es voluntaria, por lo que hay que asumir la intencionalidad del “cambio” y la voluntad de dejar de ser lo que hasta ese momento ha sido (un siervo de Dios), para convertirse en otra cosa que ni siquiera el propio personaje sabe bien qué es. A lo largo del film vemos a Drácula en sus diferentes versiones (joven, decrépito, vampiro, lobo, niebla…), lo que es simplemente el aporte al registro siniestro de muchos personajes románticos (quizá ni siquiera sería necesario recordar que es durante este periodo del siglo XIX el momento en que se crean otros fenómenos como el monstruo de Frankenstein o el Hombre Lobo que quedarán para siempre insertados en el folclore literario). Algo más interesante que sus múltiples transformaciones resulta el hecho de que su lado humano sigue latente a pesar de su degradación y es por ello que casi sentimos compasión por el personaje. Su motivación principal (recuperar a la mujer que amó) le lleva a cometer una serie de actos atroces que tendrán consecuencias funestas en todo cuanto le rodea, pero incluso en esos estragos observamos a un ser desesperado, perdido durante mucho tiempo, que busca un camino pero que es incapaz de encontrarlo.
Al final, como ocurre en otras obras (seguimos a vueltas con el Tenorio) el personaje encuentra la redención de la mano de la única persona que puede otorgársela. Mina Harker es la pureza hecha carne. Representa todas las virtudes del ser humano (es por esto que tiene la capacidad de perdonar a Drácula incluso después de acabar con su mejor amiga) y de esta manera queda configurada como prototipo de heroína romántica. Si bien queda muy marcada la evolución que experimenta a lo largo de la película (evolución marcada por la corrupción que supone la presencia del vampiro), en el mencionado final el personaje de Mina, sacrifica lo que desea para que el bien renazca, por eso triunfa y hay una victoria épica de todos los valores y propósitos planteados desde el principio, ya en su presentación.
EL AMOR IMPOSIBLE
Tras el desarrollo del anterior punto resulta obvio reseñar este tema como otro de los aspectos a destacar de la cinta de Coppola y más tras la referencia hacha anteriormente al mito de Don Juan. Hay que aclarar que Drácula no se presenta como un seductor o conquistador en busca de trofeos, sino que se marca un objetivo muy claro. En este momento el personaje aparece más como arquetipo de Romeo y la relación que establecen él y Mina recuerda más a la que tiene lugar en la obra de Shakespeare (una de las comparaciones que se podría establecer en este sentido sería la lucha entre “familias” como una consecuencia de esta relación: por un lado, Van Helsing, junto con Jonathan y sus amigos, entre los que se encuentra el prometido de Lucy y por otro, las vampiresas y los gitanos que sirven al Conde y le son fieles hasta la muerte).
Otro aspecto interesante a analizar es el lenguaje. Quizá la carga expresiva no resulte tan patética (patética en el sentido más literario de la palabra) como el que se desarrolla en las obras del Romanticismo pleno, pero es lo suficiente significativa como para que el alumno pueda apreciar la diferencia de prosa con obras de épocas más recientes. Hay una escena que podría servir como ejemplo: es el momento en que Drácula y Mina cenan en la intimidad de un reservado en un lujoso restaurante de Londres. Hay una larga conversación entre los personajes, que unida a una serie de imágenes muy bien enlazadas (1h, 3’), consiguen crear uno de los momentos de mayor lirismo de toda la película (“El hada verde que vive en la absenta quiere tu alma, pero tú estás a salvo conmigo”).
LA EVASIÓN A LUGARES EXÓTICOS Y ÉPOCAS PASADAS
“1462, Constantinopla había caído. Los turcos musulmanes se extendieron por Europa con un ejército vasto y superior, atacando Rumanía, amenazando toda la cristiandad. De Transilvania surgió un caballero rumano de la Sagrada Orden del Dragón…” Solo con la introducción con la que se abre la película ya podemos hacer análisis de otros temas recurrentes del movimiento: la evasión a épocas remotas y lugares exóticos. El hecho de situar el origen de los personajes en la Edad Media no es casual. Este período está cargado de elementos hasta entonces desconocidos para los autores románticos. En esa necesidad del autor de escapar de la realidad que le rodea, la Edad Media se convierte en la época histórica favorita para dar salida a sus creaciones literarias.
Lo mismo ocurre con Rumanía y Transilvania. Era necesario ubicar la acción en lugares ajenos al imaginario popular y en este sentido resulta perfecto el contraste que se establece entre dos partes del mundo totalmente opuestas y que Jonathan Harker, con aparente emoción y gran incertidumbre, apunta en su diario durante su primer viaje a estas tierras (8’): “Salí de Budapest esta mañana temprano, la impresión que tuve fue que abandonábamos occidente y entrábamos en Oriente. La región a la que me dirijo está en el extremo oriental del país, en la frontera de tres estados: Transilvania, Moldavia y Bucovina, en plena cordillera de los Cárpatos, una de las partes más salvajes y menos conocidas de Europa.” Esta intervención del personaje resulta suficientemente explícita y consigue su propósito: trasladar al lector/espectador el interés del autor/personaje por lo desconocido.
LOS PAISAJES
En este punto la película de Coppola resulta perfecta para contemplar todos y cada uno de los paisajes que los escritores y pintores románticos pensaron para sus obras. Este recurso es interesante en tanto que se puede hacer una comparativa artística y establecer relación entre las diferentes disciplinas, aportando las imágenes y haciendo referencias a la película.
RUINAS Y CEMENTERIOS. El castillo de Drácula. Su degradación es similar a la que ha sufrido el personaje. Se puede apreciar por primera vez al comienzo de la película, en un plano lejano, en el momento en que Drácula regresa después de la batalla contra los turcos y tras tener el presagio de que su mujer está en peligro. La siguiente vez que aparece en la pantalla parece la silueta de una persona quejumbrosa. El diseño del castillo está basado en un cuadro de Frantisek Kupka: El ídolo negro o El desafío (estos detalles están muy bien desarrollados en la edición especial en DVD que editó en 2007 Columbia).
Las escenas de la abadía de Carfax rescatan la esencia del arte de Caspar David Friedrich. Recuerdan poderosamente a obras como La abadía en el robledal o La ruina de Eldena.
LO AGRESTE. Las montañas escarpadas, los precipicios, los bosques, los animales salvajes… En definitiva, la naturaleza inhóspita que tanto juego da en las composiciones románticas se puede remarcar en cualquiera de las escenas que transcurren en Transilvania, especialmente las que tienen que ver con la llegada de Jonathan Harker a Transilvania.
FENÓMENOS METEOROLÓGICOS. El viento y el mar embravecido tienen un papel destacado y hay numerosas referencias a las que acudir. Un ejemplo muy claro sigue siendo La canción del pirata de Espronceda; otro es el cuadro de C. D. Friedrich El viajero frente al mar de piedra. Si la mayoría de las veces estos fenómenos meteorológicos son reflejo del estado de ánimo de los personajes, en la película, su presencia todavía adquiere más sentido si el propio Drácula es capaz de provocar la furia de los elementos. En el minuto 36 de película, momento en que Drácula viaja a Londres por primera vez, vemos un barco navegando a merced de las olas (“Topamos con una tormenta que parecía haber surgido de la nada, llevándonos mar adentro”). Los momentos de misterio son muy claros, con los asesinatos en el Demeter cometidos por Drácula convertido en bestia. Otro ejemplo claro de ambientación misteriosa: la tripulación no sabe qué está ocurriendo, pero el mal está dentro, la gente está muriendo y nadie puede hacer nada.
Drácula recibe una carta de Mina en la que le explica que no pueden seguir juntos (1h, 11’). La reacción de tristeza/ira de Drácula culmina con una impresionante ventisca invocada por el vampiro. Poco después tenemos a Mina arrancando las hojas de su diario en la que cuenta su relación con Drácula: otra vez la imagen del mar agitado y un personaje que encuentra cierta libertad, o al menos cierta tregua a todo lo acontecido hasta el momento, en la soledad que le proporciona la inmensidad del océano.
ATMÓSFERAS DE PESADILLA.
Como ya se ha podido apreciar, los ambientes oníricos y de pesadilla tienen mucha cabida tanto en la literatura romántica como en la pintura de la época. En la película también tenemos escenas donde apreciar este aspecto de forma muy evidente.
Todas las escenas que acontecen dentro del castillo están envueltas en un aura de misterio sobrenatural. En el castillo, las leyes del tiempo, el espacio o la gravedad parecen seguir unas pautas propias. Los momentos de mayor carga erótica también tienen lugar en este sitio. El momento en que tiene lugar la orgía de las vampiresas con Drácula es estéticamente comparable al cuadro de Delacroix La muerte de Sardanápalo, tanto por el desarrollo de la acción como por la sensación cromática.
Si seguimos a las vampiresas a lo largo de la película, encontramos una escena en la que matan al caballo de Van Helsing ante la presencia de este. Todo el desarrollo de esta escena (1h, 45’), como las previas (una Mina cada vez más alejada de lo humano, bajo el hechizo de Drácula y la presencia, muy cercana, de las vampiresas, intenta seducir a Van Helsing, que a estas alturas ya ha quedado configurado como némesis del vampiro) y las posteriores, está en la línea de sensaciones artísticas como El aquelarre de Goya.
Hay otro personaje que acapara la mayor parte de estas situaciones. Desde la llegada de Drácula a Londres, Lucy se convierte en su fuente de alimento, quedando poseída y a merced de la voluntad del vampiro. En el minuto 40 se establece el primer contacto entre Lucy y Drácula, donde este, en su forma más primitiva, viola a la joven en el jardín. En este sentido hay que prestar atención a la situación en que tiene lugar esta escena: un jardín de ensueño, que podría representar el perfecto locus amoenus renacentista (de hecho así se presenta al comienzo de la película y en otras escenas en el que el sentimiento predominante es optimismo/alegría), se convierte en el escenario de una pesadilla, en una vuelta de tuerca necesaria para su propósito. Los personajes implicados, Lucy y Mina, se muestran después aturdidas, incapaces de discriminar entre sueño y vigilia.
Posteriormente, “las pesadillas” se suceden, siempre con Lucy como protagonista. Cada vez que Drácula la visita para alimentarse (56’) la atmósfera que envuelve estas escenas está a la altura de las obras de Johann Heinrich Füssli, como puedan ser La pesadilla o Pesadilla Nocturna.
OTROS APUNTES ARTÍSTICOS Y CURIOSIDADES.
Sin tener mucho que ver con el análisis que se está llevando a cabo, puede resultar llamativo comentar ciertos detalles del vestuario que la japonesa Eiko Ishioka diseñó para la película y por el que consiguió un Oscar. Coppola quería alejarse de versiones anteriores y alcanzar ciertos extremos. Los vestidos y trajes con los que aparecen los personajes están cargados de simbología oriental: los vestidos con los que aparece Lucy tienen una línea que recuerda a serpientes y otros reptiles presentes en las culturas china o japonesa y en los trajes de Drácula la imagen del dragón tiene gran importancia en tanto que representa valores antaño perpetrados por él y los de su dinastía: poder, excelencia, audacia, perseverancia, heroísmo, nobleza... Pero quizá el detalle más curioso resida en que para uno de los trajes de Drácula, la diseñadora japonesa se inspiró en el cuadro de Gustav Klimt El beso. Es el traje que podemos ver, por ejemplo, en los momentos finales de la película, en las últimas escenas que tienen lugar en el castillo.