Nació corazón herido
el alma que me dolía,
hijo que yo más quería
el que llegó con gemido,
débil, mi pequeño, erguido.
No me importan los desvelos,
alcanzarás altos vuelos,
rosa nace en primavera,
para tenerte a su vera
milagros pide a los cielos.
Cuarta flor que tú, inocente,
en mi jardín diste aroma.
Sangre de mis pechos toma,
para vivir de repente
dando cariño a mi frente.
Claramente renacido
a la muerte tú has vencido.
Vida que fue hilo estrecho
hijo mío, clamor del pecho
nació, corazón herido.
Príncipe de mi ventura
Crece sombra en la mirada
con sabor a cuchillada;
milagro a la Virgen pura
pido con fuerza de altura.
Sentía esa sangre mía
fría piel que el vello erguía;
en un lindo manuscrito
libro que dejaba escrito
el alma que me dolía
Nanas, silenciosas penas,
raíz de la carne mía
de amargura la agonía
en la sangre de mis venas,
llantos que al alma encadenas.
Que llevara mi alegría
la muerte no dejaría.
Fui de un lado para otro,
buscando el alivio nuestro,
hijo que yo más quería.
El Dios en que Creo, me advierte,
con aguja milagrosa
hilo de aliento de rosa
enhebró con tanta suerte,
liberando de la muerte
al hijo de mi latido.
¡Hijo otra vez has nacido!
En el templo rezo y digo
que a ese Dios yo lo bendigo,
él que llegó con gemido.
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Nace la luz sobre mi frente,
amanece la esperanza
el médico da confianza
vida plena de repente
amanecer en la mente.
A mi corazón herido
jardín bello y florecido,
clara y maternal ternura
quita Dios esa negrura,
débil, mi pequeño herido.
Memoria de una luz pura,
vida con la que disfruto
árbol que dará su fruto,
trasplantada la blancura
ya pasó la desventura,
Se cubre de azules velos
gracias al Dios de los cielos.
A Dios le digo amorosa,
rezo fiel y fervorosa,
no me importan los desvelos.
Un gran panal de colmena
risa encontraba tu Sueño.
¡Madre! (Dices mi pequeño)
no quiero verle con pena,
toma , coge esta azucena
Cámbiala por los pañuelos,
no quiero más desconsuelos.
Por eso mi madre bella
te brindaré linda estrella
para alcanzar altos vuelos.
Sigue mi vida escribiendo,
esa infancia acariciaba
lejanía iluminaba
el verso que va fluyendo.
Así vivo deshojando
recuerdo que está a mi vera,
a veces me desespera
ese mirar y no verle,
lágrimas los ojos vierte,
rosa nace en primavera.
Has crecido desde el suelo
con firmeza en la Cabeza
luz radiante de pureza.
Javier, eres mi Consuelo,
hijo yo siento tu vuelo,
dulce esposa que te quiera
es vida de primavera,
es un sentir muy profundo,
ilusión tengo en el mundo
para tenerte a su vera.
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