A Pilar

Juegas conmigo, al llegar junto a ti sale la luz.
Tu compañero nos sigue en nuestra aventura
y disfruta viéndonos corretear como dos pajarillos.
Nuestros encuentros son el alboroto permanente
que impregna de alegría nuestros corazones
y contagia alrededor nuestras ansias infinitas,
nuestra vida abriéndose paso entre los juncos,
entre muros de piedra milenarios que nos observan,
entre estatuas solitarias que agradecen nuestra presencia.

Amiga, me arrullas con tu voz y con tus ojillos traviesos,
inquietos, como brasas calmadas
esperando un fuego mayor que desordene vuestras vidas
y que la llene de la magia de los cuentos.
Quieres que las dos seamos para él un cuento sin fin.
Quieres que yo sea el poema azul que envuelva su cuna
y que le haga soñar con personajes imaginarios de teatro,
y que crezca en él la ilusión de convertirse
en alguien vibrante y anhelante de sabiduría.

Mientras, me recuperas, me reconoces, sacas la niña que permanece en mí,
la que espera todavía que la protejan y que la quieran.
Y, a día de hoy, como en la magia del cine, el premio te lo llevas tú
por tu entrega, tu dulzura, tu capacidad seductora
para transformar los problemas
en retos futuros colmados de días agitados.
Sabes crear días nuevos, imprevisibles, emocionantes,
y engañas a la noche para que llegue plácidamente
y acoja nuestros sueños, y el día nuevo sea una aventura más.

 
Torrevieja, 15 de enero de 2012

Ilustración: Rosa Torres Gázquez