Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
24 – Otoño 2011
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Mi collage “Luna de otoño” pretende ser un canto de esperanza en los sueños recuperados, un tenue rayo de luz que ilumine los caminos truncados en la encrucijada del desaliento, una pincelada de ilusión renovada, de segundas oportunidades, robadas a la inexorabilidad de un tiempo roto por la fatalidad y el dolor.
Dedico mi composición a todas las mujeres valientes que, día tras día, afrontan con dignidad la encarnizada lucha contra el cáncer de mama, dando ejemplo de entereza con su admirable y heroica actitud ante la adversidad. Ellas, y sólo ellas, conocen el verdadero significado de la palabra CORAJE, por ello merecen ser, en este aquí y en este ahora, protagonistas absolutas de su historia de superación, y merecedoras de nuestro agradecimiento más sincero.
La imagen que las representa es una férrea Torre Eiffel, antes frágil, quebrada, carente de esplendor; ahora exultante, regia, resplandeciente. Ambas simbolizan esa dama de hierro que toda mujer llevamos dentro, y que nos permite sacar fuerzas de flaqueza para renacer de nuestras cenizas, ayudándonos a transitar con paso firme por la vida.
La mujer (femme) se erige así en centro del universo: mujer sensible, madre amorosa que ofrece su pecho para alimentar a su hijo; mujer que ahora se ve abatida, presa de la fragilidad, perdida en el infinito de un miedo que la aparta de la luz. Pero su fuerza interior le permitirá alzar el vuelo, volviendo a ser, ante todo, la gran MUJER que siempre fue.
El valor y la esperanza representan en mi obra sólidos cimientos, capaces de irradiar la luz que nos permitirá descubrir el amor por la vida y su milagrosa transmisión, amor que, indudablemente, siempre nos transformará en mejores personas.
El agua aparece envolviendo todo el collage, como elemento purificador y de renovación. Las lagunas de La Mata-Torrevieja se muestran espléndidamente fusionadas, al abrigo de una crepuscular Albufera, imágenes centrales unidas por un reloj roto que al mismo tiempo las separa. Un imperceptible muro de piedra es testigo de ello.
Ambos parajes naturales simbolizan la unión de todos los pueblos en el objetivo común de crear belleza y lazos de amistad que deberían perdurar. Representan, asimismo, el arduo esfuerzo en la lucha contra ese indómito caballo de batalla al que nos hemos referido y al que debemos vencer.
Sin embargo, ese mismo elemento que nos da la vida puede rompernos el corazón. Nuestra querida amiga, la Bella Lola, lo sabe bien: un océano infinito la separa de su amor, que le daba la vida. La desesperanza de la soledad la ha empequeñecido; pero la ilusión vuelve a llamar a su puerta y esta desgarrada mujer se crece, mirando al frente con ánimo renovado, arropada por la calidez de sus recuerdos, testigos fieles de un tiempo eterno y mágico que nadie le arrebatará jamás.
El perfume (eau de toilette) es otro elemento destacable. Éste emerge, poderoso, sensual, envolvente, desde el fondo de unas aguas serenas. Es el toque de glamour y sensualidad para reflejar que esa mujer-coraje, cada vez más recuperada, fuerte y segura de sí misma, puede volver a ser una mujer seductora, arrebatadora, y deseosa de mostrar su voluptuosidad a la luz de una luna llena amiga que la observa, cómplice de sus tácitos deseos.
La luna llena es el elemento mágico por excelencia, en mi composición. Este elemento femenino, protector, representa la luz interior que siempre deberíamos mantener viva para recuperar nuestros sueños rotos. Ella se erige en fiel protectora de nuestras emociones y sentimientos, iluminando nuestra alma con su serenidad.
Observamos una inquietante y misteriosa luna llena que mide nuestro grado emocional, que rige nuestros deseos, nuestra capacidad de intuición y de interiorización, nuestra sensibilidad, nuestros instintos más básicos y los hábitos aprendidos en la niñez, junto a nuestra madre. He querido resaltarla con todo su esplendor, pletórica, representando nuestros orígenes más puros, nuestra Madre y el "recipiente" en el cual nació nuestra "fuerza vital", el Sol, un sol otoñal y crepuscular que nos guía, dándonos la vida y ofreciéndonos nuevos horizontes.
Los elementos mitológicos, el unicornio, la maternal sirena y el hada mágica del reloj representan los sueños de futuro que un día se harán realidad.
El unicornio es un animal fabuloso, protagonista de numerosas historias y leyendas. En la Edad Media estaba considerado como un animal maravilloso capaz de derrotar a un elefante y era perseguido por su cuerno, ya que brindaba protección contra todos los venenos y enfermedades, haciendo muy longevo a quien se lo administraba; los nobles y los hombres buscaban estos dones consumiendo ese cuerno en forma de polvo en la comida y bebida, preferiblemente en una copa hecha del mismo material. Por obtener este remedio contra la muerte, los nobles de la antigüedad pagaban cifras astronómicas. De este modo creían que jamás podrían ser envenenados. Además, se decía que con su único cuerno se podían purificar las aguas contaminadas para volverlas potables. También simbolizaba la virginidad y la pureza. Este caballo mágico representa pues la imaginación y la creatividad, elementos imprescindibles para sobrevivir a una realidad que a menudo nos decepciona.
La sirena o náyade, ser mitológico, mitad humano, mitad pez, que habitaba las profundidades marinas, se caracterizaba por poseer un encanto y atractivo irresistibles que llevaban a la perdición a los marinos. Su melodiosa y musical voz extasiaba y enloquecía a aquéllos que osaban escucharlas. Se decía que descendían de las aguas fluviales y que guardaban celosamente las Puertas de la Muerte.
Esta náyade maternal que aflora a la superficie, a la luz de la luna llena, representa la férrea protección de una madre por su hijo, una fuerza poderosa, casi sobrenatural, capaz de vencer las pruebas más dolorosas y desafiantes, pues gracias a ella se produce el milagro de la vida.
El hada es un ser fantástico con forma de mujer a la que se atribuyen poderes mágicos. He querido resaltar su fragilidad situándola en el centro de un reloj roto, detenido en la hora mágica, la medianoche, tiempo en que los deseos pueden llegar a cumplirse. Esta bella doncella, ávida de sueños de futuro, no cejará en su empeño de perseguir su felicidad, tras un largo letargo de ilusiones desvanecidas y de duro confinamiento. A pesar de muros y obstáculos infranqueables, será capaz de volar tan alto como nadie pueda imaginar, pues sus alas mágicas están tocadas por el beso de un ángel hermoso que siempre la protegerá.