En tanto la vida sea vida
u ocasionalmente
en que la muerte sea muerte,
nunca permitas que el miedo
de la Verdad te separe,
ten seguro que por siempre
la Luz volverá a brillar.
Cuando en las guerras
miles de seres se destruyen
y sus cuerpos vacíos
como un tendal de sacos
en la tierra esparcidos
eternamente descansan,
en alguna rama del entorno
cantará un ave su trino vespertino…
Y en ese supremo instante,
latirá con júbilo el corazón del poeta
palpitando la vida y el amor.
Si lo edificado por el hombre
de pronto se derrumba
porque la tierra se estremece
y decide cambiar de posición…
Cuando esas almas atrapadas
ya sin vida
abandonen bienestares
para jamás regresar...
Cuando entre tristezas y llantos
remueven los escombros de la muerte
desgarrados e impotentes
por no lograr entender…
Alguien, un diminuto tallo hallará
con un pimpollo de perfumada flor
abriéndose paso con vigor...
Y gozosa
palpitará la vida, y el amor.
Así continuamente,
en que la vida nace
o tan pronto se marcha
con la muerte,
un nuevo hilo de plata
que a cada instante
desde el Cielo se dispara,
restablecerá el principio eterno,
recreándose entre llantos de alegría,
latiendo con simpleza
la pureza del Amor.
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