Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 20 – Otoño 2010
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

 

                       

El árbol solo y seco.

La mujer como un leño

de viudez sobre el lecho

El odio sin remedio.

¿Y la juventud?

En el ataúd.

                                                           

Cuando el 28 de marzo de 1942 Miguel Hernández cerró definitivamente sus ojos, su cuerpo había pasado por la ordalía de una de las más terribles enfermedades infecciosas que sufre la humanidad: la tuberculosis. No se sabe con seguridad cuándo pudo infectarse, pero si tenemos en cuenta los numerosos traslados que realizó en tan sólo dos años entre las diversas cárceles de la posguerra: Orihuela, Palencia, Madrid, Ocaña, etc., no debe de extrañarnos ese desenlace.

En su traslado a la prisión de Alicante, Miguel Hernández pasó un reconocimiento médico en el Reformatorio de Adultos de Ocaña. Fue realizado el 12 de junio de 1941 por el funcionario de prisiones Amancio Tomé Hidalgo que escribió: “Certifico: que reconocido el interno Miguel Hernández Gilabert, resulta no padecer enfermedad infecciosa o contagiosa alguna ni defecto físico que le imposibilite para el trabajo”. El hecho de que el funcionario en cuestión no fuera médico nos da una idea de las condiciones sanitarias de los presos de la época. Miguel llegó a Alicante el 29, y tras pasar la cuarentena obligatoria, fue conducido a la cuarta galería, celda Nº 100. El hecho de pasar la cuarentena indica que Miguel aún no había desarrollado los síntomas más aparentes de la tuberculosis.

El 30 de noviembre de 1941 Miguel fue ingresado en la enfermería de la prisión por padecer fiebres tifoideas. El doctor Miralles, médico de la prisión, escribió que “su cuadro clínico fue el de un paratifus B, diagnosticado por seroaglutinación positiva”. Pero durante su convalecencia su estado empeoró y se le diagnosticó tuberculosis pulmonar aguda que invadía su pulmón izquierdo y que al poco tiempo se le extendió al derecho. Miralles sospechaba que la tuberculosis era debida a la reactivación “de un foco quiescente de la misma, que por agotamiento de las defensas orgánicas exacerbaba la virulencia del bacilo de Koch”.


Figura 1: Microfotografía electrónica de barrido con falso color, de células de Salmonella(rosa) invadiendo células humanas (amarillo). Las fiebres tifoideas son causadas por miembros de este género de bacterias. Se transmiten a través de comida o agua contaminada y provocan fiebres, diarrea y fuertes dolores abdominales. El cuadro clínico de la fiebre paratifoidea es menos grave. En los años cuarenta no se disponía de antibióticos por lo que el tratamiento sería sintomático. En el caso de Miguel Hernández, sabemos por sus cartas que dicho tratamiento incluía la administración de gluconato de calcio, probablemente como un reconstituyente y para evitar una hipocalcemia. (Origen de la imagen: MicrobeWiki)


El 27 de enero de 1942 se le realizó un reconocimiento facultativo radioscópico en el Hospital Provincial que confirmó el diagnóstico. La familia de Miguel buscó entonces los servicios del Dr. Antonio Barbero Carnicero, director del Dispensario Antituberculoso de Alicante. Barbero le operó en un par de ocasiones, la primera el 5 de febrero de 1942. Antes del advenimiento de los antibióticos uno de los tratamientos de la tuberculosis era la realización de un neumotórax terapéutico. Consistía en el colapso del pulmón afectado pues se había observado que así mejoraba la evolución de la enfermedad. La segunda operación se realizó al cabo de pocos días y fue de urgencia en la enfermería de la cárcel. Miguel la describió así en una de sus cartas a su esposa:

Josefina, anoche me ha hecho Barbero una operación mucho más importante que la otra. Por medio de un aparato punzante que me colocó en el costado, después de mirarme de nuevo con rayos X, salió de mi pulmón izquierdo, sin exagerarte, más de litro y medio de pus en un chorro continuo que duró más de diez minutos. Hoy me encuentro muy descansado y casi sin fiebre. (…) Estoy agradecidísimo al interés de don Antonio. Creo que sin intervención hubiera muerto.

Mapa que muestra los países donde se diagnostica el 80% de nuevos casos de tuberculosis. La Organización Mundial de la Salud estima que un tercio de toda la humanidad ha sido infectada, aunque sólo una pequeña porción desarrolla la enfermedad. La tuberculosis causa 1.3 millones de muertos cada año en todo el mundo. (Fuente de las imágenes: MedicineWorld, OMS)

 
 


Figura 2: Microfotografía electrónica de barrido con falso color, de células de Mycobacterium tuberculosis, también conocida como el bacilo de Koch. Esta bacteria es la causante de la tuberculosis y es uno de los principales patógenos humanos. Es altamente contagiosa pero presenta un crecimiento muy lento.

Se realizaron numerosas gestiones para trasladarle al Sanatorio Porta-Coeli de Valencia. Pero el tiempo corría en contra de Miguel. No está de más recordar que en aquellos tiempos la familia de los presos debía de pagar las medicinas y los suministros sanitarios. Se conservan cartas y notas dictadas por Miguel en las que pide que le envíen algodones y gasa para sus curas pues en la enfermería sólo quedan trapos. El 4 de marzo Miguel contrae matrimonio canónico para así evitar que su mujer y su hijo quedaran desamparados. Josefina relata que en esos días “Miguel no se podía mover de la cama. Estaba casi moribundo ya, y sin cesar de tirar postema por una cánula que iba a parar por una botella que había debajo de la cama”. Joaquín Rocamora, un compañero de prisión describió así el estado del poeta “Apenas hablaba, ya no podía, era como un ronquido; cuando movía los labios salía como un ronquido y los ojos abiertos, los tenía siempre abiertos,...”.

Finalmente el 21 de marzo de 1942 se recibió la autorización para trasladar a Miguel Hernández al Sanatorio Porta-Coeli, pero ya era demasiado tarde pues el paciente había sido desahuciado por los médicos y temían que el viaje acabaría con él. Josefina le visitó el día 27, y a las 5:30 de la madrugada del día 28 Miguel Hernández falleció. Se intentó cerrar los ojos del poeta, pero sin éxito. Como se prohibió realizar una máscara funeraria, alguno de los compañeros de Miguel realizó clandestinamente unos dibujos a lápiz del cuerpo sin vida de Miguel Hernández. En ellos pueden verse perfectamente los estragos causados por la enfermedad.

 

Fotografía realizada en el año 2008 de un paciente de un hospital de Bombay recibiendo oxígeno. (Fuente de las imágenes: Miguel Hernández, multimedia-centenario, Boston globe)


Uno de los dibujos realizados a lápiz del rostro de Miguel Hernández amortajado.
     
     

Bibliografía:

José Luis Ferris. Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta. Editorial Temas de Hoy. 2002

MicrobeWiki http://microbewiki.kenyon.edu/index.php/MicrobeWiki)

MedicineWorld http://medicineworld.org/

Organización Mundial de la Salud: http://www.who.int/topics/tuberculosis/es/

Miguel Hernández, multimedia-centenario

http://mhernandez-palmeral.blogspot.com/2010/05/dos-dibujo-de-miguel-hernandez-muerto.html

Boston globe

http://www.boston.com/bigpicture/2008/12/2008_the_year_in_photographs_p.html