Sobrevivo al ocaso
a la luz que se apaga.
Me resisto a ti
pero tú eres la llama
que renueva mi fuego interior.
Las olas pacíficas del día de hoy
anuncian una brisa cálida
y los mantiene a flote.
Vigía del día y la noche,
sabedor de la fuerza de tu amor,
lanzas un cabo
al que me agarro crédula,
confiada, paciente por una vez.
Llegaste antes,
sabías que era lo mejor,
algo informe te hizo virar
y encontrarme.
Y ya nada,
ni siquiera lo que parecía eterno,
permanece.
Porque un nudo nuevo
se ha enlazado
y es secreto y seguro.
La lucha encuentra
un momento de tregua.
Sé que no ha acabado,
sabes que falta
un espacio para ella
porque su tiempo ya ha finalizado.
En cambio, el nuestro
comienza a vislumbrar
un mundo juntos.
Lo demás ya no existe.

Torrevieja, 18 de noviembre de 2009