Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
76 – Otoño 2024
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Diario
de un viajero: turismo de guerra
El turismo de guerra es una modalidad de
turismo en la que las personas visitan lugares afectados por conflictos bélicos
pasados o actuales. Aunque puede sonar controvertido, este tipo de turismo tiene
diferentes facetas y motivaciones.
En España, el primer antecedente lo tenemos en el
Servicio Nacional de Turismo, organismo dependiente del Ministerio del Interior
del bando sublevado, que puso en funcionamiento en 1938 las que denominó «Rutas de Guerra» con el fin de
visitar las regiones recién conquistadas, lo que, según diversos expertos, constituyó
las primeras prácticas de este tipo que más tarde se desarrollaron en la
Segunda Guerra Mundial.
Modalidades
del turismo de guerra
1. Visitas a sitios históricos de guerras pasadas.
Incluye la visita a campos de batalla históricos, museos militares, búnkeres,
trincheras, cementerios de guerra y monumentos conmemorativos.
2. Turismo en zonas de conflicto actual. En
este caso, algunos turistas buscan experiencias en lugares que actualmente
están afectados por guerras o tensiones militares. Aunque puede parecer
peligroso, hay guías y tours especializados que llevan a las personas a estas
áreas de forma controlada. Por ejemplo, algunas zonas de conflicto en Medio
Oriente han sido destinos para este tipo de turismo.
3. Turismo en lugares que han superado un
conflicto reciente. Estas áreas ya no están en guerra, pero tienen
cicatrices visibles del conflicto. Los turistas pueden estar interesados en
conocer cómo la población local se ha reconstruido después de la guerra. Los
Balcanes, por ejemplo, han atraído a turistas interesados en aprender sobre las
secuelas de las guerras yugoslavas.
Motivaciones:
1. Curiosidad
histórica. Algunos turistas buscan aprender más sobre conflictos históricos
o comprender mejor los eventos que han moldeado el mundo.
2. Búsqueda de
emociones. Algunas personas buscan experiencias extremas o fuera de lo
común, lo que puede llevarlos a lugares de guerra o antiguos campos de batalla.
3. Interés en la
resiliencia y reconstrucción. Otros están más interesados en cómo las
sociedades se recuperan después de un conflicto, y visitan estos lugares para
ver las transformaciones sociales y económicas.
La Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial
y la Guerra de Vietnam son algunos de los hechos históricos que me han motivado
a visitar lugares que fueron testigos de la batalla, en unos casos, o de la
capacidad que tiene el hombre de destruir a sus semejantes, en otros.
Desde las fantasmales calles de Belchite hasta los misteriosos
túneles de Cu Chi en Vietnam, el turismo de guerra no es sólo un viaje a
lugares, sino una inmersión profunda en las cicatrices de la historia.
Durante mis viajes, he sido testigo de cómo los ecos
de la guerra aún resuenan en la memoria colectiva de quienes viven y trabajan
en estos sitios. El turismo de guerra, aunque controvertido, ofrece una
perspectiva única sobre la resiliencia humana y la capacidad de recordar para
no repetir el pasado. Éstos son algunos ejemplos de esos viajes.
Belchite,
España:
La batalla de Belchite tuvo lugar durante la Guerra
Civil Española y es uno de los eventos más emblemáticos del conflicto. Se
desarrolló entre el 24 de agosto y el 7 de septiembre de 1937, en el pueblo de
Belchite, en la provincia de Zaragoza. Esta batalla formó parte de la ofensiva
republicana para conquistar Zaragoza, una ciudad estratégica en manos de los
franquistas, y reflejó la ferocidad del conflicto y las profundas divisiones en
España.
El pueblo donde tuvo lugar la batalla nunca fue
reconstruido y hoy es un lugar cargado de simbolismo histórico y emocional.
Franco ordenó construir un nuevo pueblo junto a las
ruinas, que todavía hoy se conservan como un símbolo de la brutalidad de la
Guerra Civil Española.
El
Alamein, Egipto
La batalla de El Alamein
tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial, en el frente del norte de África,
del 23 de octubre al 11 de noviembre de 1942. Esta batalla fue clave en la
campaña del desierto occidental entre las fuerzas del Eje, lideradas por la
Alemania nazi y la Italia fascista, y los Aliados, principalmente las tropas
británicas, bajo el mando del general Bernard Montgomery.
La victoria en El Alamein
fue un punto de inflexión en la guerra en el norte de África. Con el retroceso
de Rommel, los Aliados pudieron avanzar hacia Túnez, donde, tras más enfrentamientos,
las fuerzas del Eje en África fueron derrotadas en mayo de 1943.
Winston Churchill describió
esta victoria como «el
final del principio»
en la lucha contra las potencias del Eje. La batalla ayudó a reforzar la moral
aliada y fue clave para asegurar las rutas estratégicas en el Mediterráneo y
Oriente Medio.
Normandía,
Francia
En la madrugada del 6 de junio de 1944, las fuerzas
aliadas desembarcaron en las playas de Normandía, después de un bombardeo aéreo
y naval masivo. Cada sector de la playa presentó desafíos únicos:
Utah Beach. En esta playa desembarcó la
4.ª División de Infantería de EE. UU., encontrando relativamente poca
resistencia y logrando sus objetivos con pocas bajas.
Omaha Beach. Fue la más sangrienta de
todas, con fuertes defensas alemanas que causaron numerosas bajas entre las
fuerzas estadounidenses. A pesar de las pérdidas, los soldados lograron
asegurar la playa ese mismo día.
Gold Beach. Desembarcaron fuerzas
británicas, que se enfrentaron a defensas moderadas y lograron avanzar tierra
adentro.
Juno Beach. Las tropas canadienses encontraron
una resistencia significativa, pero lograron establecer una cabeza de playa
sólida.
Sword Beach. Las fuerzas británicas lograron
parte de sus objetivos, ya que no lograron capturar Caen el primer día como
estaba previsto.
El desembarco de Normandía sigue siendo una de las
operaciones militares más estudiadas en la historia debido a su complejidad y
su impacto en el curso de la Segunda Guerra Mundial. La valentía de los
soldados y la escala de la operación son recordados cada año, especialmente en
los países que participaron en esta decisiva batalla.
En junio de 2019, con motivo del 75.º aniversario
del desembarco, visité todas y cada una de sus playas, así como los museos y
cementerios que recuerdan este hito histórico.
Campo
de concentración de Dachau, Alemania
El campo de concentración de Dachau fue construido
el 22 de marzo de 1933, apenas dos meses después de que Adolf Hitler asumiera
el poder en Alemania. Se localiza cerca de la ciudad de Dachau, a unos 16
kilómetros al noroeste de Múnich, en el estado de Baviera.
Dachau no sólo fue el primer campo de concentración del
Tercer Reich, sino que también sirvió como modelo organizativo y administrativo
para todos los campos de concentración nazis que se establecerían después. Los
métodos de tortura, castigo y exterminio desarrollados en Dachau fueron
implementados en otros campos.
El campo de concentración de Dachau es un
recordatorio permanente del terror y la brutalidad del régimen nazi. Su
historia refleja el sufrimiento de millones de personas que fueron perseguidas
y asesinadas durante la Segunda Guerra Mundial.
La preservación de Dachau como sitio conmemorativo
es crucial para mantener viva la memoria de las víctimas y para educar a
futuras generaciones sobre la importancia de los derechos humanos y la lucha
contra el odio y la intolerancia. https://www.youtube.com/watch?v=H97ZjPwNm6A
Hiroshima,
Japón
El 6 de agosto de 1945, el bombardero estadounidense
B-29 Enola Gay, pilotado por el coronel Paul Tibbets, despegó desde la
isla de Tinian en el océano Pacífico, llevando a bordo la bomba atómica. A las
8.15 a. m. hora local, Little Boy fue lanzada sobre la ciudad de
Hiroshima. La bomba explotó a unos 600 metros de altura sobre la ciudad,
liberando una energía equivalente a aproximadamente 15 kilotones de TNT.
Las estimaciones varían, pero se cree que entre 140.000
y 200.000 personas murieron como resultado directo del bombardeo.
Hiroshima se ha convertido en un símbolo global del
horror de la guerra nuclear. En 1949, la ciudad fue designada como Ciudad de la
Paz, y desde entonces, ha sido un lugar de peregrinación y conmemoración que yo
visité en 2016.
El Parque Memorial de la Paz de Hiroshima, con su
famosa Cúpula de la Bomba Atómica y el Museo de la Paz, es un recordatorio del
devastador impacto de la guerra nuclear y una llamada a la paz mundial.
Hoy, por desgracia, tras la invasión de Ucrania por
Rusia, o de la tensión entre Irán e Israel por el conflicto en Gaza y Líbano,
la amenaza nuclear sigue presente en nuestras vidas.
Túneles
de Cu Chi, Vietnam
Los túneles de Cu Chi son una extensa red
subterránea de túneles construidos por el Viet Cong y utilizados inicialmente
durante la guerra contra los colonizadores franceses, pero que se expandieron
enormemente durante la Guerra de Vietnam (1955-1975).
Se encuentran a unos 40 kilómetros al noroeste de la
ciudad de Ho Chi Minh (antigua Saigón). Esta red subterránea jugó un papel
crucial en la estrategia guerrillera contra las fuerzas estadounidenses y
vietnamitas del sur.
La red subterránea incluía no sólo túneles de comunicación
y escape, sino también hospitales, cocinas, áreas de almacenamiento, cuarteles
generales y zonas de vida para los soldados del Viet Cong. Algunos túneles
incluso tenían varios niveles y estaban equipados con trampas y sistemas de
ventilación rudimentarios.
Aunque los túneles no fueron decisivos por sí solos,
simbolizan el ingenio y la resiliencia del Viet Cong y forman parte de la
explicación de por qué las fuerzas estadounidenses no lograron someter al norte
comunista. Su uso fue una de las razones por las que la Guerra de Vietnam se convirtió
en un conflicto extremadamente difícil para las fuerzas extranjeras.
Hoy en día, los túneles de Cu Chi se han convertido
en una atracción turística popular en Vietnam, donde los visitantes pueden
explorar parte de esta intrincada red y aprender más sobre la lucha que se
libró en su interior.
Epílogo: reflexiones
sobre el turismo de guerra
El turismo de guerra ofrece una ventana al pasado,
una oportunidad para caminar por los escenarios donde se forjaron algunos de
los momentos más oscuros y decisivos de la historia. Sin embargo, tras las
ruinas, los museos y los monumentos, se esconde una profunda dualidad. Mientras
que estos lugares sirven para educar, conmemorar y prevenir futuras
atrocidades, también invitan a la introspección sobre la naturaleza humana y la
fragilidad de la paz.
Cada sitio visitado, desde las playas y cementerios
de Normandía hasta las cicatrices que aún marcan Hiroshima, es un recordatorio
de los horrores que la humanidad es capaz de infligir y soportar. A medida que
recorremos estos paisajes, nos enfrentamos a preguntas difíciles. ¿Qué papel desempeñamos
como visitantes? ¿Estamos honrando la memoria de las víctimas o simplemente
saciando una curiosidad morbosa?
El turismo de guerra no es una simple actividad
recreativa; es un viaje hacia la comprensión de nuestra historia compartida y
de las lecciones que debemos aprender para evitar que los errores del pasado se
repitan. Es un ejercicio de empatía y responsabilidad, que nos desafía a reflexionar
sobre el valor de la paz y la importancia de protegerla.
En última instancia, el turismo de guerra nos
confronta con la paradoja de la memoria: recordar para no olvidar, pero también
para sanar. Es en este equilibrio delicado donde reside el verdadero
significado de estos viajes: no sólo para observar, sino para comprender y, en
lo posible, contribuir a un futuro más justo y pacífico.
Miguel Ángel López Andújar
Fotos:@miguelandujar
Graduado
en Turismo (UM)
Experto Profesional en Tecnologías Avanzadas para
la Difusión y Puesta en Valor del Patrimonio Cultural (UNED)
Experto
Universitario en Dirección y Gestión de Redes Sociales en la Empresa (UA)