Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
75 – Verano 2024
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Francisco Sala y Amparo
Moreno rescatan del olvido a las mujeres salineras
El minucioso trabajo de
documentación fue presentado en una conferencia al alimón
Como viene siendo habitual en las últimas Jornadas
sobre las Lagunas de Torrevieja y La Mata, una de ellas fue dedicada a un
ámbito estrictamente local. A las ocho de la tarde del viernes 10 de mayo, en un
abarrotado salón principal de la Sociedad Cultural Casino, el licenciado en
Antropología Social y Cultural y cronista oficial de la ciudad, Francisco Sala
Aniorte, y la doctora en Antropología e historiadora Amparo Moreno Viudes desarrollaron
su conferencia «Las mujeres salineras». Asistieron, con la vicepresidente de la
entidad anfitriona, Asunción Valenzuela, la concejal Gitte Lund Thomsen, así
como numerosos salineros y familiares de las grandes protagonistas de la sesión.
Presentó el acto la coordinadora de las
Jornadas y directiva de Ars Creatio Ana Meléndez, que informó sobre la primera
de las actividades, los talleres infantiles del pasado sábado, y de las
próximas, las dos rutas (interpretativa e histórica), que tendrán lugar en
entornos naturales y que completarán este ciclo, organizado como cada mes de
mayo por la citada asociación cultural.
Partiendo de la fotografía cedida por los
estudios Darblade que ilustra el cartel de esta séptima edición, en la que
aparece una mujer apoyada en uno de los soportes del caballete de las Eras de
la Sal con un capazo a su lado, fue expuesto al público el resultado del
trabajo de investigación histórica de Francisco Sala y Amparo Moreno.
Aunque por la dureza (y en no pocos casos
el peligro) de las tareas que acarreaba la explotación salinera, ésta fue
llevada a cabo mayoritariamente por hombres, ambos ponentes destacaron las
labores de las mujeres, asimismo fundamentales para el funcionamiento de la
empresa y el mantenimiento de las condiciones de los obreros. El espacio
cotidiano de las mujeres era el pueblo, el ámbito doméstico, con los cometidos
de intendencia y administración propias de las casas; pero también se ampliaba
hasta cerca de las lagunas.
Francisco Sala se remontó a los sucesos de
1913, en que, tras una serie de despidos del a la sazón administrador de las
salinas, muchas mujeres contribuyeron en las manifestaciones para reclamar la
vuelta al trabajo de sus maridos. La situación no se arregló y degeneró meses
después en graves disturbios, incluso con disparos hacia los manifestantes, y
el posterior encarcelamiento de varios de ellos, entre los que se encontraban
siete mujeres, cuyos nombres fueron citados.
Continuó Amparo Moreno refiriendo la
cotidianidad del sonido del cambio de turno que llegaba hasta la calle del Pozo
(hoy Diego Ramírez), y cómo las mujeres, además de organizar cada vivienda,
conocían la empresa y el proceso productivo, hasta el punto de saber cuánto
tiempo habrían de estar los hombres empleados cuando veían un barco en el
puerto. El capazo, con el que aportaban el alimento diario a los maridos, se
convertía en un elemento de conexión entre la vida doméstica y la laboral.
En las fotografías que ilustraban la
conferencia, fueron mostradas diversas fichas de filiación con los nombres de
las mujeres contratadas por la empresa y las labores que desempeñaban. Algunas
procedían de otras localidades y venían a Torrevieja por la necesidad de
encontrar unos ingresos con los que subsistir. Muchas de estas mujeres estaban
catalogadas como «solas» (solteras o viudas, generalmente de un salinero cuya
estela seguían) y se les ofrecían trabajos asistenciales. Uno de ellos era el
servicio doméstico de la vivienda del administrador de las salinas, sita en el
paseo Vista Alegre, actual sala de exposiciones. Estas empleadas se contrataban
«amesadas», o sea, cobrando por meses (cuando lo habitual en los hombres era
por semanas y, posteriormente, por quincenas). El conocido refrán «Dios aprieta
pero no ahoga» se llegó a aplicar popularmente también a la empresa salinera.
Amparo Moreno reprodujo textualmente algunos relatos de antiguos trabajadores,
con la emotividad que cabe suponer en el auditorio.
Uno de los oficios históricos era el de
fontanera, encargada de la gestión de las fuentes que, antes de la conducción del
agua en tuberías hasta los domicilios, había repartidas por el pueblo. El agua
era fundamental tanto para la hidratación de los obreros en las largas jornadas
de trabajo como para el mantenimiento de la maquinaria. Algunas fontaneras se
incorporaban a muy avanzada edad. Cuando las fuentes dejaron de ser necesarias
en las calles de Torrevieja, las fontaneras pasaron a limpiadoras.
Otros empleos típicamente femeninos en la
empresa salinera eran el de dependiente del economato, puesto en funcionamiento
en noviembre de 1941, y el de oficinista. A partir de los 80, con los nuevos
tiempos para las instalaciones salineras, algunas tareas cambiaron, al relacionarse
con el turismo y el ocio, y destaca la novedad de las mujeres con mayores
responsabilidades en la empresa, encargadas de dirigir a grupos de hombres.
Después de las preguntas del público,
Francisco Sala y Amparo Moreno recibieron sendos recuerdos de Ars Creatio como
agradecimiento por su colaboración en estas VII Jornadas sobre las salinas. Un
punto de vista inédito hasta la fecha, al menos tan minuciosamente y como tema
monográfico, ya que algunos de estos nombres de mujeres venían reflejados en
las listas expuestas en las Eras de la Sal.
De esta manera, fue escrito un nuevo capítulo que ayuda a completar la historia de Torrevieja con unos nombres y unas circunstancias personales que, como los que más, deben figurar en ella con todo merecimiento, por tratarse de una época en la que un amplio porcentaje de la población laboral se hallaba empleada en las salinas. Cada cual desde su puesto, y con su siempre digno cometido, contribuyó a la prosperidad de lo que entonces era un pueblo y que hoy, pese a todos los pesares, no ha perdido su esencia de cloro y sodio.
Fotografía: Fernando Guardiola