Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
75 – Verano 2024
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Al cumplirse cuarenta
años de la muerte de la poetisa
José Miguel Toro reivindica
para Torrevieja la figura de Trina Mercader
La conferencia suscitó el interés de importantes entidades culturales
El sábado 27 de abril
de 2024, un repleto salón principal de la Sociedad Cultural Casino de
Torrevieja acogió la conferencia «Trina Mercader, una poeta torrevejense al
otro lado del estrecho», a la que asistieron, en presencia de Asunción
Valenzuela, vicepresidente de la entidad, los concejales Ricardo Recuero, Sandra
Sánchez y Domingo Paredes, así como parientes y personas allegadas a la
homenajeada. Prueba del interés suscitado es el anuncio, en días previos, en
las redes sociales de dos relevantes instituciones: la Casa Mediterráneo, dependiente
del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación (MAEUEC) y la
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID); y la
Fundación Jorge Guillén de Valladolid, que informó de la visita en febrero de
José Miguel Toro a sus fondos documentales, con su agradecimiento por
reivindicar y difundir la figura de Trina Mercader.
El conferenciante,
José Miguel Toro Carrasco, preparando uno de los recitales que dirige para Ars
Creatio, halló unos poemas de cuya autora quiso saber más. Para su grata
sorpresa, descubrió que Trinidad Sánchez Mercader (su nombre completo) había
nacido en Torrevieja el 24 de marzo de 1920. Cierto es que se discute si el lugar
exacto fue Alicante; pero, al fin y al cabo, no es eso lo importante. La
sorpresa no iba a quedar ahí, porque la trayectoria literaria y editorial de
Trina Mercader dejaría recuerdo tanto a un lado como al otro del estrecho.
Producto de las primeras búsquedas es el artículo publicado hace tres años en
el número 61 de la revista Ars Creatio: https://arscreatio.com/articulos/?articulo=1592.
Tras fallecer su
padre, el militar pilareño destinado en Alicante Jenaro Sánchez Samper, Trina se
desplaza de niña, con su madre viuda, Trinidad Mercader Mateo, a Torrevieja,
pueblo natal de ésta. Sin embargo, procurando unas mejores condiciones de vida,
deciden establecerse en Larache, donde residían María
López Mercader (prima de su madre) y su marido, Bonifacio Balaguer, en la época del Protectorado
español de Marruecos. Este traslado se convirtió en definitivo al estallar la
guerra civil en España. Larache marcaría en adelante la vida de la entonces adolescente
Trina. Con los años, gana un puesto de administrativa en la junta municipal de
la ciudad.
Su inquietud
literaria y sus lugares de procedencia y residencia la llevan a establecer
lazos culturales entre España y Marruecos, así como entre sus respectivas
lenguas y religiones. Un proyecto que el ponente calificó de «atrevido y
novedoso» y que no estuvo exento de obstáculos y alguna que otra desagradable
contrariedad. Porque Trina, en sus comienzos como autora, era una mujer reservada
con su propia obra, hasta el punto de que su primera publicación se debe al
magistrado y poeta Cesáreo Rodríguez-Aguilera, que envió a la imprenta —precisamente
con el pseudónimo de Tímida— un texto de la incipiente poetisa sin que
ella lo supiera. Desde entonces nace una fructífera amistad y Trina Mercader firma
de igual forma su primer libro de prosa poética, Pequeños poemas. Se da
la circunstancia de que Tímida es un anagrama de Itimad (nombre que
pondría en el futuro a su editorial), la joven reina niña, esclava y esposa del
rey poeta Al-Motamid (nombre de la revista que fundaría y dirigiría) de
Sevilla.
Merced a la tenacidad
de Trina Mercader, en 1947 ve la luz el primer número de la revista Al-Motamid.
Verso y prosa, bilingüe en árabe y español. Editada en dos etapas (Larache
y Tetuán, por haber sido trasladada después a esta ciudad) hasta 1956, llegó al
público en 33 números. Colaboran autores como Jacinto López Gorgé, Pío Gómez
Nisa, Eladio Sos y Juan Guerrero Zamora. El primero de los citados es nombrado en
1953 director de Ketama, suplemento de una recién creada revista, al que
da un formato similar al de Al-Motamid. En el primer número de aquél,
Trina Mercader comparte páginas con, entre otros, Miguel Hernández (fallecido)
y José Hierro. La experiencia editorial adquirida por Trina la anima a publicar,
entre 1954 y 1956, una colección de cuatro libros, obras de Mohammad Sabbag,
Carmen Conde, la propia Trina Mercader y el arabista Pedro Martínez Montálvez.
La independencia de Marruecos dejó sin publicar el quinto volumen, que estaba
en preparación.
De la extensa lista
de poetas colaboradores en Al-Motamid, además de los ya mencionados, cabe
citar a Carmen Conde, Mercedes Chamorro, Juan Ramón Jiménez, Gerardo Diego o
Vicente Aleixandre (en la conferencia, entre otras de gran valor histórico, fue
mostrada una foto del que dos decenios después sería Premio Nobel junto a Trina
Mercader). José Miguel Toro subrayó uno de esos nombres, el de José María
Casciaro, hijo del propietario de la finca Pedro Casciaro Parodi, donde
actualmente se ubica el parque de las Naciones. José María Casciaro, después de
ser ordenado sacerdote, entraría en contacto con José María Escrivá de
Balaguer, fundador del Opus Dei, con quien mantendría una estrecha relación.
Además de la literatura,
Trina Mercader se ocupó de otros ámbitos culturales, como la pintura, la
escultura, la arqueología o la historia. También estaba dotada para el dibujo.
Hasta 1956 no publicaría su segundo libro, Tiempo a salvo. Con la
independencia de Marruecos, Trina ha de volver a España como funcionaria de la
administración pública, y en 1958 pide el traslado a Granada, según ella, la
ciudad más parecida a la tierra que había tenido que abandonar y de la que se
había llegado a enamorar profundamente. Allí ejerce como jefa del archivo de la
localidad y entra en contacto con su círculo poético, en el que conoce a Antonio
Muñoz Molina y a Antonio Carvajal Milena, con el tiempo admirador suyo. Tras
ser animada a continuar escribiendo, publica en 1971 su tercer y último
poemario, Sonetos ascéticos, en el que subyace un latente misticismo.
Por mediación de
Fernando de Ágreda, arabista de reconocido prestigio y gran amigo suyo, es
invitada en 1980 por el Instituto Hispano-Árabe a dar una conferencia en Madrid
sobre sus vivencias y publicaciones. Antes de viajar a la capital pasa por
Torrevieja a visitar a su tía María y a su marido, que en su día la acogieron
en Larache. El domicilio era el de la casa familiar de Manuel Balaguer,
profesor durante un tiempo de la Escuela Municipal de Pintura y sobrino y
ahijado de Trina Mercader.
Ya en la etapa
final de su vida y cansada por la enfermedad que la aquejaba desde joven (lupus),
Trina Mercader cede su archivo literario a su amigo Antonio Carvajal, quien
junto al suyo propio lo depositó en la Fundación Jorge Guillén de Valladolid.
En esta sede hay muchos más poemas de Trina Mercader no publicados, se
desconoce por qué razón. De su relación con Torrevieja, José Miguel Toro
mencionó su generosa aportación al monumento al Hombre del Mar, la abundante correspondencia
que se conserva con conocidas personas de nuestra localidad, y las viviendas en
las que solía pasar los veranos.
A pesar de que Antonio
Balaguer, hijo de su tía María, le pidió a Trina Mercader en 1984 que se
quedara a vivir en Torrevieja, donde podría aliviarse su enfermedad, decidió
volver a Granada. En esta ciudad, la que ella eligió, pasó el resto de sus días,
hasta el 18 de abril de ese mismo año. El conferenciante considera que el valor
de la poesía de Trina Mercader aún no ha sido justamente reconocido. Es
excepción la antología Poesía femenina española viviente, que en 1954
editó Carmen Conde. Sí ha sido objeto de diversos homenajes póstumos (en
Granada, al año de su muerte), conferencias (Fernando de Ágreda, en 2003, en los
Institutos Cervantes de Casablanca, Rabat, Tetuán y Tánger), monográficos (2021,
Paloma Fernández Gomá, Algeciras; 2006, Sonia Fernández Hoyos, UNED) y otros
artículos en que se la recuerda.
Después de los
agradecimientos a cuantos facilitaron la documentación, y de la lectura de una
carta que Fernando de Ágreda escribió a su amiga con el deseo de que fuera
leída en este acto, José Miguel Toro —emocionado al recordar que tuvo en sus
manos una epístola de Vicente Aleixandre de su puño y letra— terminó la
conferencia apelando a las autoridades con la petición de que no dejemos pasar
el tren del recuerdo otros cuarenta años para reconocer en su ciudad a Trina
Mercader como merece. Sólo es la primera etapa —se conservan muchos más
documentos interesantes— de un ímprobo y meticuloso trabajo que lo ha llevado a
recorrer varias ciudades de España en pro de una poetisa y humanista que tiene
un importante lugar en otras latitudes pero aún está esperándolo en la tierra
donde nació y dio sus primeros pasos.
Como emocionante
epílogo fueron recitados cinco poemas de la autora, en las voces de sendas
colaboradoras de Ars Creatio: Desde lejos (Ana
Montalvo), Mayo de los amantes (Clara Ordiz), Tranquilizaos. Miradme
(Marisol Cos), Ya no tengo más boca que la tuya (Primi Gómez) y Yo
soy esa muchacha (Amparo Moreno).
Seguro que después de esta conferencia y de su repercusión, José Miguel Toro, junto a muchos torrevejenses más, veremos cumplido nuestro deseo de que Trina no vuelva a quedar sepultada en el olvido.
Fotografía: Ana Meléndez Zomeño. Datos facilitados por el propio conferenciante, José Miguel Toro Carrasco