Cuando...

Cuando la canícula de la tarde invada

y la sangre toda pugne por salir...

Cuando exhausto y con los pies ardiendo

te desesperes buscando un portal...

Cuando ni el aliento te quede en la boca

y sediento busques algo que beber...

Cuando las paredes de cemento ardan

y tu cuerpo añore la frondosidad...

Cuando te sofoque el polvo en la calle

y creas que ya nada tienes que perder,

será en ese instante adverso y crucial,

que caerás de bruces desbordado en llanto

y recordarás de pronto que nunca has amado...

No amaste los prados con sus bellas flores.

No amaste las aguas limpias del arroyo.

No amaste el hermoso trinar de las aves.

No amaste al niño que albergó tu alma.

Y has desperdiciado sin control los dones

que al nacer te han dado con toda bondad...

Y así, tambaleante e inseguro irás,

sin saber qué rumbo tienes que tomar.

Es bueno que sepas que puedes hallar

la luz que apagaste con falaz ceguera.

Puedes comenzar poniéndote en pie,

con fe y esperanza bucear en tu interior,

salir de tu encierro de egoísmo ruin,

que a servir al mundo vinimos al fin...

Si desde lo profundo la verdad asoma,

y arrepentido elevas la mirada al cielo,

verás que de pronto, en fugaz instante,

braceando entre nubes, Él te encontrará...