Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 70 – Primavera 2023
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

 

Antonio, el viejo

Cuando llegó al antiguo camino de Almería, el viento nocturno agitaba con estridencia la chapa de las chabolas. Por fin encontró a su cachorro extraviado, pero sus ojos helados ya miraban a la luna. «Te me adelantaste, perrito», susurró con voz apagada, y con una estaca cavó a duras penas en el suelo pétreo una fosa tan pequeña que al final resultó inútil el esfuerzo, porque el cuerpo del animal sobresalía y quedaba a la intemperie, a merced del viento helado que lo iba descubriendo por momentos.

Así que buscó por las cercanías algún escombro/lápida para evitar que las alimañas lo mordisquearan. «¿Qué carajo será la alimaña?», se preguntó. «Tal vez sea el tiburón del secano, la piraña de los cerros. Como el maldito infortunio que picotea las biografías».

Se adentró en el rancho abandonado Western Leone, donde rodaron el cine de los sesenta, y halló un sucio tablero anunciador medio oculto por el esparto. Lo desempolvó con mimo. «Ahora Clint protegerá tu sueño», añadió.

(Tercer premio del VIII concurso de microrrelatos «La garrapata budista»)


Instinto básico

No te voy a ocultar que la rubia nueva de la oficina me turbó desde el primer día, ni que me hizo llevaderas las incursiones del tiburón de cuello blanco, jefe de Recursos Humanos, en nuestro despacho, ni que esbocé al bellezón ripios poéticos en la soledad vespertina del Carrefour...

Desde que entró por la puerta de la oficina, orlada con un aura celestial, empecé a sentirme alguien importante; de un Bartleby para los chicos de Logística y Operaciones ascendí a la categoría de galán de cine. Mira por dónde, me convertí en el Adonis del Archivo.

Al final, no importa que todo transcurriera según lo esperado y que, al segundo día, ella saliera ya a la calle, cogida de la mano del jefe de Recursos Humanos, mientras yo, humildemente, le franqueaba el paso con el pomo en la mano, porque sé que pronto acabará rendida en mis brazos. Estoy tan seguro como que me llamo Ted Bundy.