Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
70 – Primavera 2023
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Carta inédita de Miguel Hernández a Ramón Sijé: Madrid, 3 de abril de 1932
Jesucristo Riquelme
Izquierda: Miguel Hernández en la Emisora del 5.º Regimiento de las Milicias Populares (E5RMP), Madrid, 4 de diciembre de 1936. Foto: Propiedad y archivo de J. Riquelme, obsequio, en 1991, del poeta chileno Juvencio Valle, a quien la hizo llegar directamente el escritor oriolano. Derecha: Ramón Sijé, en la oriolana Plaza Nueva. Cuadro de Alfonso Ortuño Salar
Ramón Sijé (Orihuela, 1913-1935) era el anagrama del inquieto y prodigioso José Marín, el primer mentor del poeta Miguel Hernández (Orihuela, 1910-Alicante, 1942). Sijé guardó primorosamente toda su correspondencia con Miguel Hernández. Hernández lo inmortalizó con la composición de su «Elegía», incorporada in extremis a El rayo que no cesa, cuando ya estaba cerrado el poemario como libro poético. Con el tiempo, a la muerte del joven Sijé, el interesantísimo epistolario, junto a otros materiales manuscritos y mecanografiados –mayoritariamente inéditos entonces–, pasó a formar parte de un amplio legado que fue custodiado por la familia Marín Gutiérrez: en primer lugar, por los propios padres de Sijé –José Marín Garrigós y Presentación Gutiérrez Fenoll–; en segundo, por la hermana de Sijé, Mari Lola Marín Gutiérrez, casada con José Torres López (†1984), trabajador del ayuntamiento de Orihuela.
Al principio, los materiales habían estado salvaguardados en la librería Biblion, propiedad de Justino Marín Gutiérrez (†1946), el hermano de Sijé. Justino adoptó, en homenaje a su hermano, el sobrenombre de Gabriel Sijé, con el que firmó varios escritos literarios. La librería estaba ubicada en la oriolana calle Calderón de la Barca, 3, junto al puente de Levante del río Segura a su paso por la ciudad, al otro lado, en la misma acera, del Palace Hotel (donde hoy se alza la Fundación CAM). Poco después falleció, en accidente, el padre de los Sijé.
Mari Lola Marín y Pepe Torres trasladaron toda la herencia documental literaria a su domicilio del paseo de Calvo Sotelo, en el tránsito de la iglesia de la Merced –ahora museo de la Semana Santa oriolana– y la calle de Arriba –en la actualidad calle Miguel Hernández–. Pepe Torres, viudo de Mari Lola Marín (†1964), casó en segundas nupcias con la cordobesa Carmen Saldaña Sicilia, que ocupaba plaza de maestra en Orihuela. Saldaña, en 2004, donó todo el conjunto sijeniano a la Fundación Cultural Miguel Hernández. Lamentablemente una inundación de la casa de Pepe Torres y de Mari Lola Marín, en el paseo, por desbordamiento del río Segura, en torno al 10 de octubre de 1966 (y quizás ya antes), dejó en muy mal estado casi todo lo resguardado hasta entonces del legado de Ramón Sijé: cartas mojadas, papeles rotos y dispersos, y un caos en la recuperación. Aitor L. Larrabide Achústegui, en «El archivo de Ramón Sijé» (Lectura y signo, 3, revista de la Universidad de León, 2008, p. 383), declara que la pérdida o el grave deterioro de algunos documentos se debió también a «otras causas menos decorosas». Las cartas existentes en el fondo Ramón Sijé, en la casa del paseo de Calvo Sotelo, fueron publicadas por Francisco Martínez Marín en su libro Yo, Miguel (Orihuela, 1972). El estado de la carta que hoy transcribimos, con la autorización de su poseedora, se presenta tan deteriorado y corroído por el agua y la humedad como otras misivas del legado sijeniano. Así, pues, se colige que la fecha en la que la carta inédita que tenemos ante nuestra vista salió de aquel conjunto, fue, aproximada y probablemente, entre 1966 (fecha de la inundación, o quizás en los años 50) y 1972, puesto que esta misiva no se encuentra entre las publicadas por Martínez Marín.
El original de la carta inédita que aportamos en esta ocasión nos ha sido mostrado, en Valencia, en posesión de Pepa Blasco Juan. En la capital del Turia, soy recibido amablemente por Blasco. Veo el documento: consiste en una hojita de tamaño holandesa, que está enmarcada en un cuadrito con cristal por ambos lados, de manera que puede observarse anverso y reverso de la hoja y puede, por tanto, leerse.
La observación directa nos permite poder analizar el documento (tipo y textura del papel, y su mal estado de conservación) y verificar la escritura, los trazos de su caligrafía y el contenido recuperable de la carta. Todas las apariencias posibilitan autentificar el manuscrito, autografiado con bolígrafo de tinta negra y fina punta de hace noventa y un años. He aquí la imagen del manuscrito.
Los siguientes rasgos garantizan la autenticidad original de la misiva:
—el aspecto del papel y del deterioro idéntico a otras cartas de Miguel Hernández a Sijé depositadas en el ARS: tamaño, color y textura del papel
—la grafía coincidente con la autografía reconocida de textos manuscritos anteriores de Miguel Hernández
—la fecha de la carta
—el mensaje manuscrito de la misiva, cuyo contenido mantiene la coherencia de lo relatado por Miguel Hernández en las cartas de aquella época dirigidas a Sijé
—el hecho de que tenemos constancia, por los testimonios del propio Pepe Torres y de estudiosos posteriores que dejaban de localizar documentos vistos con anterioridad, que algún documento fue desgajado del conjunto
a) La grafía del manuscrito autógrafo
Cotejado el texto con otros de la misma época, pertenecientes al ARS, podemos colegir que se trata de un manuscrito autógrafo de Miguel Hernández, es decir, escrito por el poeta de Orihuela en redacción original y con lápiz de carboncillo o grafito (mina negra). Los trazos del lápiz son inequívocos; no obstante, hay un trazo que podría hacer pensar que la grafía es diferente a la habitual, o a la más conocida. Nos referimos a la letra "M", mayúscula inicial, en la parte postrera (reverso de la hoja), tanto en el lugar de origen ("Madrid"), como en la firma ("Miguel"). Observamos una grafía de la M sinuosa o redondeada y no la letra picuda o angulosa como retenemos en la memoria fotográfica de otros autógrafos de Hernández. Efectivamente, es más frecuente el uso de la letra M mayúscula angulosa; sin embargo, tenemos muestras fidedignas de otras cartas con este trazo redondeado de la M: así lo contemplamos, por ejemplo, en las cartas datadas el 11-1-32 (ARS 10-1), el 22-1-32, (ARS 10-36) o el 22 de marzo de 1932 (ARS 9-41, en la imagen), dirigidas todas ellas a Sijé, desde Madrid.
b) La data de la carta
Miguel Hernández tenía costumbre de fechar todas sus cartas; ésta aparece fechada en la despedida (en el reverso). Desafortunadamente, la parte del papel deshecho por el agua ya es irrecuperable, y afecta a la mención del año: sólo leemos los números correspondientes al día y al mes, separados por un guion. Así y todo, por el contenido de la carta, dirigida a Ramón Sijé, al que llama en el encabezamiento "hermano", sabemos que Hernández está residiendo en Madrid y que anuncia que está próximo a tener que abandonar la capital de España. Por las alusiones a doña Concha Albornoz y a su amigo Augusto Pescador, podemos fijar la carta en el año 1932. Es su primer viaje a Madrid: del 30 de noviembre de 1931 –llega a Madrid el 2 de diciembre– al 14 de mayo de 1932 –fecha en la que toma un tren con destino a Orihuela–. Percatémonos en los trazos de los números de la fecha de la misiva que presentamos: "Madrid, 3 - 4 - ...". Por un lado, en una primera aproximación, es imaginable que el dígito del mes pueda interpretarse como un "5" (mayo), pero el aparente trazo superior no es de lápiz, sino que obedece a un pliegue del arrugado papel: una raya completamente recta; por tanto, leemos un "4" (abril) de trazo irregular. Este trazado irregular del "4" es usado en otras misivas indubitativas de puño y letra de Miguel Hernández: 15-4-1932, a Sijé (ARS 10-19, en la imagen), 14 de diciembre de 1934, a su novia Josefina Manresa (LELI MH_CR_0334), etc. Además, el trazo del número "5" es incuestionable (como puede verse en la carta a Sijé del 5-5-1932, ARS 10-20). Por otro lado, refiriéndonos ahora al día, al mencionar el propio escritor que escribe un domingo, el calendario de aquellos meses de 1932 nos resuelve la duda: el signo gráfico del día parece indicarnos inicialmente que se trata del día "31"; no obstante, a pesar de esa primera posible percepción, sabemos que únicamente hubo un domingo en abril de 1932 y que cayó el día 3; pero, es más, resulta que el mes de abril sólo tiene 30 días y, por consiguiente, no puede ser la data de día "31". Además, los días 3 de mayo (o sea, 3-5-1932) y 31 de mayo (o sea, 31-5-1932) cayeron martes (y no domingo, como menciona el poeta en su carta). De nuevo el posible trazo del "1", como supuesto día "31", se debe a pliegue o mancha del papel –trazo completamente rectilíneo, ajeno a mano de hombre–. Para ese hipotético 31 de mayo de 1932, Hernández ya estaba en Orihuela: tenemos constancia de que fue detenido en el tren de regreso de Madrid a Orihuela el 14-5-1932. De modo que no pudo fechar su carta en Madrid el 31 de mayo. La fecha correcta, por ende, es 3-4-[1932], domingo: 3 de abril de 1932.
c) Texto y contenido de la misiva
He aquí la transcripción de la carta manuscrita, en lo posible (y en lo razonablemente imaginable), con la aclaración en notas de sus alusiones y referencias.
——Anverso——
[Querido] hermano1: Supongo2 recibirías el lunes (al mis-
[mo ti]empo que yo3 una tarjeta tuya) mi carta4. ¿No has
[pod]ido lograr que te diera los diez duros el señor Alcalde5, (?)
No te molestes más en ir a ver a ese buen señor.
[Si pue]des, pide a quien los dé con gusto los duros que nece-
[sito o] un billete hasta Orihuela6... No te extrañe, herma-
[no: no p]uedo seguir aquí de ningún modo... No te
[puedo contar] lo lamentable de mi situación7. Hace más de una
[semana ] dos, que no veo a Augusto8: es muy largo
[ ] a su casa y, a lo mejor, voy y no se
[ ] además, estoy enfermo, t???oso... me duelen
[ ] colmo??? de males, hoy, esta tarde, una???
[ ]to a mi espíritu en la Biblioteca,
[ ] he mojado todo; se me ha
[ ] mientras leía a Dostoiewski9; pero
[ cay/creci/subi]endo el agua, me he vuelto a mojar...
[ ] a pasar??? las calles y no me preocupaba
[ ] que sentía placer cuando un auto
[ ] [t]rágicamente osando??? ? ... Esa composición que
[ ] -era??? para mandarla a Córdoba. Si a ti te parece
[ ] ; [ ] yo no tengo interés ninguno... no me
[ ] -da??? nada??? absolutamente. Haz lo que te digo, her-
[mano,] y escríbeme en seguida aunque hoy, domingo10,
[ ] estés escribiendo, como presumo. Tal vez son estas las
[últim]as penas que te escriba; ya son bastantes para jun-
[tar] a las tuyas. Aun no he logrado ver a la seño-
——Reverso——
ra Albornoz11... Ni sé si es que rehuye12 decirme??? [que no]
han contestado de Alicante13... Y ya estoy [cansado de???]
ir a preguntar por ella. Adios14, hermano. [Hasta]
pronto con un gran abrazo
Miguel
Madrid 3 - 4 - [1932]
P. D. De mi casa aún [ ]
¿Puedes enterarte de qué [ ]
________________________________
Notas
1 Miguel Hernández llamaba amistosamente hermano a Ramón Sijé. Así consta en su epistolario: en las cartas escritas desde Madrid, en este su primer viaje a la capital de España, los días 2, 3 y 12 de diciembre de 1931, los días 11, 22 de enero y después de 1 de febrero de 1932, etc. Citamos por nuestra edición de Epistolario general de Miguel Hernández (EgMH), Madrid, EDAF, 2019.
2 Falta la conjunción que después de Supongo.
3 Falta una coma a continuación.
4 La carta anterior que conocemos de Hernández a Sijé está datada el 23 de marzo de 1932, Miércoles Santo, asimismo desde Madrid (EgMH, p. 192); durante marzo ha dirigido misivas a Sijé los días 6, 17 y 22. Después del 23 de marzo sólo teníamos constancia de carta en abril el día 15 (EgMH, p. 193). La nuestra es carta, pues, intermedia: 3 de abril de 1932.
5 El alcalde Orihuela, en esas fechas, era el médico Alberto Escudero Bernícola (†1962), miembro del Partido Republicano Radical Socialista. La propuesta al ayuntamiento orcelitano la presentó Alfredo Serna García (Catral, Alicante, 1903-Lérida, 1987), amigo de Hernández, había sido alumno del colegio Santo Domingo, de Orihuela, había estudiado Farmacia y, en aquella época, se desempeñaba como profesor en la Academia Morante, sita en la madrileña calle de Navacerrada, 4, donde propició alojamiento –techo, realmente– al desprotegido Miguel Hernández. Serna, en su calidad de concejal socialista, propuso al ayuntamiento oriolano una ayuda para que contribuyese «dentro de sus disponibilidades [...] con alguna cantidad mensual a la estancia en Madrid de Miguel Hernández Gilabert, humilde hijo de Orihuela, que sin medios de fortuna, se ha lanzado en busca de la ilustración y conocimientos necesarios para encarrilar sus naturales dotes de poeta, en la seguridad de que con ello contribuirá el Ayuntamiento al engrandecimiento de Orihuela» (cit. EgMH, p. 171, n. 6). Finalmente, tras varias solicitudes desde enero a marzo de 1932, la corporación oriolana aprobó la dotación de 50 pesetas mensuales –a cargo de imprevistos–, pero el pago solo se hizo efectivo una sola y única vez, el 21 de mayo de 1932: es decir, en el momento en que Hernández acaba de retornar a Orihuela. A continuación, en el texto manuscrito, aparece una coma sin continuidad.
6 Finalmente, el billete de tren usado por Hernández para su regreso a Orihuela (sábado, 14 de mayo de 1932) iba expedido a nombre de Alfredo Serna. El revisor ferroviario denuncia al poeta por estafador y por suplantar a otra persona: será detenido y lo hacen bajar, sobre las dos a. m. del ya domingo, en Alcázar de san Juan, donde, cuenta a Sijé (carta de 17 de mayo; EgMH, pp. 199-200), sufre vejaciones y maltratos. Previamente, Sijé había pedido ayuda económica a José Martínez Arenas (Cartagena, 1880-Orihuela, 1970) el 12 de mayo, siguiendo la súplica explícita de Hernández a quien se le había ofrecido el político local (vid. carta de 10 de mayo; EgMH, p. 197). Martínez Arenas responde generosamente con 42 pesetas para que Sijé las haga llegar de inmediato al poeta Hernández, «limpio de caridad oficial», al decir de Sijé (EgMH, p. 197, n. 156). A Hernández le llegan un giro postal de 41 pesetas el viernes, día 13 de mayo; Sijé había restado una peseta al giro por los gastos de envío. (Vid. Eutimio Martín, El oficio de poeta. Miguel Hernández, Madrid, Aguilar, 2010, p. 184, y n. 9). José Martínez Arenas (Cartagena, 1880-Orihuela, 1970), había sido alcalde de Orihuela (1919-1921) y diputado en Cortes en 1923 y, luego, lo sería entre 1933-1936, por el Partido Liberal (dirigido en la comarca de la Vega Baja del Segura por Trinitario Ruiz Valarino) y por Partido Republicano Conservador (coalición derechista y católica de Miguel Maura), respectivamente. En 1930 había intentado reorganizar el Partido Liberal en la comarca: en las elecciones municipales, obtuvo de nuevo la alcaldía de Orihuela, pero el resultado fue anulado.
7 Miguel Hernández apenas puede pagar su estancia en la pensión de la Academia Morante, propiedad de Francisco Marí Morante, en el barrio del Madrid Moderno (La Guindalera). Por impagos, Hernández se ve obligado a cambiar de residencia: la fijará por unos pocos días en la calle Cardenal Belluga, 2, hasta regresar de nuevo a la pensión de Morante con promesas de pago de deudas (según confiesa a Sijé en misiva de 22 de marzo de 1932; EgMH, p. 191).
8 Augusto Pescador Sarget (Orihuela, 1910-Concepción de Chile, 1987), amigo oriolano de Hernández. Estudió Derecho (Madrid, 1930) y Filosofía (Zaragoza, 1935). Pescador fue quien introdujo al antaño cabrero en las ideas socialistas: no en vano, Hernández fue propuesto por Pescador para el cargo de primer presidente de las Juventudes Socialistas de Orihuela; elegido en el verano de 1931, no hay testimonios de que desempeñara actividad alguna. El exilio, tras la Guerra Civil, lo condujo a instalarse en Chile donde fue un ilustre profesor de Lógica filosófica. Invitado yo a dar una conferencia en la Universidad estatal de Bío-Bío, en Concepción, cuando pregunté por él, para poder saludarlo, me dijeron, con mucha nostalgia y muchísima admiración, que hacía tres años que había fallecido. Augusto Pescador vivía, en aquel 1932, en el madrileño barrio de Argüelles, en una residencia de la calle Altamirano, 23 - 1.º derecha; allí acudiría también Hernández a cobijarse para pagar lo mínimo.
9 Hernández repite en misiva a Sijé de 5 de mayo de 1932 que lee «unos cuantos escritos de Dostoiewski» (EgMH, p. 196).
10 La mención del día domingo es básica para fechar la misiva el día 3 de abril de 1932.
11 Concepción de Albornoz y Salas (Luarca, Asturias, 1900-México, 1972), hija del entonces ministro de Fomento Álvaro de Albornoz y Limiñana (en el Gobierno de Manuel Azaña, hasta el 16 de diciembre de 1932). Hernández visitó a la Sra. Albornoz, cuya abuela procedía de Orihuela, el día 18 de diciembre de 1931, por recomendación de José Martínez Arenas y, ya en Madrid, de Ernesto Gíménez Caballero, G. C., Gecé (según carta del poeta oriolano al admirable, admirado Robinsón, de 19 de diciembre; EgMH, pp. 167-168); Hernández es consciente de la situación: «La señorita Albornoz no puede hacer por mí nada, aunque lo desea vehementemente», confiesa a Giménez Caballero en la misiva citada. Así y todo, el oriolano, agradecido (y con intención), le dedica una de las octavas reales de Perito en lunas: «XXV. Azahar» (Vid. La obra completa de Miguel Hernández, LOC, 2018, p. 390). En la entrevista de La Gaceta literaria (Madrid, 15 de enero de 1932, pp. 11-12), el pastor-poeta de la huerta del Segura ha elevado una súplica a Gecé, director de la revista: «Si decide publicar estos versos póngales esta dedicatoria: A Concha de Albornoz y Segovia [por su marido: Ángel Segovia], que, dulce y generosa hada, me pone bajo su protección». En carta de Augusto Pescador (y Juan Bellod) a Ramón Sijé, en estos instantes (26 de enero de 1932), leemos: «Amigo Ramón: he estado dos veces con Miguel, las dos he tenido que ir a buscarlo no obstante haber quedado que vendría aquí, pero se cree que me molesta. A Miguel no le ha gustado Madrid y es lógico pues está en una casa en la que no está nunca solo y tampoco con la compañía que requiere su espíritu, además siempre sin una peseta y desorientado en toda clase de cuestiones intelectuales, no ha encontrado aún lo que le convenía o lo que esperaba y que existe en Madrid. Por tanto yo creo que si Miguel no recibe la pensión que le prometió Albornoz, en cuyo caso ya se podría instalar más confortablemente y mucho más adecuadamente para pensar escribir, etc. Miguel no podrá, aunque consiguiera pagar la casa, estar aquí mucho tiempo» (EgMG, p. 178, n. 45). Concha de Albornoz había contraído el compromiso con Hernández de solicitar una beca o una ayuda al presidente de la Diputación de Alicante. Nunca supimos nada del trámite del trámite: ni siquiera cuando Juan Guerrero Ruiz ocupó el puesto de secretario del Ayuntamiento de Alicante. Juan Guerrero Ruiz (Murcia, 1893-Madrid, 1955) fue uno de los amigos influyentes de Miguel Hernández: desde el 4 de octubre de 1931 era el secretario del Ayuntamiento de Alicante, ciudad en la que permanece hasta 1939, ya terminada la guerra.
12 Falta la tilde en "rehúye".
13 Se refiere a la presunta solicitud a la Diputación de Alicante de Concha Albornoz.
14 Falta la tilde en "Adiós".
d) Itinerario del documento epistolar
La poseedora del documento tiene anotado fijamente en su memoria que esta carta original la recibió su padre, José Blasco Verdú, nacido el día de san José de 1918, en Algemesí (Valencia), de manos de Federico Espuch, Espuchín, conocedor de la vida y la obra del poeta oriolano Miguel Hernández.
Blasco Verdú y Espuch se conocieron en su periodo de servicio militar, durante la Guerra Civil, en Alcoy, nos informa la hija de Pepe Blasco: «Espuch procedía de Orihuela. Nunca perdieron el contacto aunque en la lejanía: primero, postal, y, después, también telefónico. En 1972, residiendo mis padres todavía en Madrid, visitaron a los Espuch en su casa de la playa, «Vistamar». Tengo fotos de alguna de sus comidas. (Imágenes 1, 2). A ambos les unía, entre otras cosas, su afición literaria. Mis padres, jubilados en 1979, fijaron su residencia en Gandía y mantuvieron el contacto con Espuch. Con relativa frecuencia quedaban en fines de semana. Mi padre era autodidacto, ya que nunca pudo estudiar; pero, aun así, escribió bastante e incluso ganó algún pequeño certamen de poesía. Imitaba mucho el estilo de Miguel Hernández. Era, decía él, su modelo a seguir».
Blasco y Espuch, en la casa de verano de los Espuch (1972). Esposa de Espuch y los Blasco
Espuch contó en casa de Pepe Blasco que había mantenido cierta proximidad en Orihuela con José Torres López (Orihuela, †1984). Como gesto amistoso y como testimonio de generosidad a persona aficionada a la literatura, alguien del seno familiar de Pepe Torres, o él mismo, motu proprio, en respuesta a un favor, regaló a Espuch un papel muy deteriorado que no era sino un guiño: una carta manuscrita de Hernández a Sijé. «Con el paso del tiempo, Espuch, sabedor de la admiración de mi padre por Hernández, y teniéndole un gran cariño, puso en sus manos la carta, que, desde entonces, está con nosotros», concluye Pepa Blasco. Esta hojita, maltrecha, rotísima, jamás fue considerada mucho más allá de un fetiche casi insustancial, simbólico, eso sí, para familiares o entregados a la causa de la literatura republicana: carecía, entonces, para los protagonistas de esta historia, de la trascendencia de legado tan valioso como ha adquirido hoy por el renombre universal del poeta Miguel Hernández.
Sirva lo hasta aquí expuesto más para honrar que para cohonestar. Por lo pronto, recuperamos un pequeño testimonio perdido de la vida literaria de Miguel Hernández: un documento ulcerado por las aguas del Segral, el lobón de la Vega Baja.