Camino por la incierta senda de la vida.

Senda de colores, de imágenes,

de formas que se mueven.

Me cruzo con caras de alegría, caras de dolor,

rostros indiferentes.

Es una senda de colores, de formas y de muchas otras cosas.

Sonrío cuando miro su sucesión cromática que me envuelve.

Sigo caminando por este mundo de asombrosa variedad,

de inmensos horizontes delimitado por dos matices,

el azul del mar,

el azul del cielo.

Horizontes que luego se rompen en líneas quebradas,

montes y colinas,

valles hundidos,

altiplanos tendidos al sol.

Cruzo por las aguas frías y transparentes

de un río que discurre cortando el verde.

Camino entre un mundo preñado de formas.

Su intensa luz ilumina la vida

y yo camino, camino y sonrío.

Todo es bueno, pero yo aún no lo sé.

Aún no lo aprecio en toda su magnitud.

La inconsciencia me hace ver la luz y los colores sin verlos,

sin conocer su valor.

camino y camino,

hasta que al fin lo comprendí.

El camino de colores llegaba a su fin.

Ante mí estaba la oscura entrada del túnel,

oscura y negra,

muy negra.

Me detuve desconcertado y alcé mis ojos al azul del cielo

y comprendí.

Sonreí a la luz a modo de despedida

y le di las gracias.

Después incliné la cabeza y asentí.

Sí, ahora lo comprendía.

Y entré en el túnel.