Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 70 – Primavera 2023
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

 

Antropoceno: Época o periodo en que el crecimiento y el desarrollo económicos, impulsados por el hombre, y no sucesos geológicos, son los que han llevado a sobrepasar los límites de los ecosistemas del planeta, arriesgando las condiciones para la vida.

La historia de nuestro planeta está marcada por grandes acontecimientos geológicos acaecidos durante miles de millones de años. Basados en la observación de éstos, la formación de la Tierra se ha clasificado en Eones, Eras, Periodos y Épocas; estos grandes espacios temporales están delimitados por sucesos geológicos, totalmente ajenos a nuestro hacer y voluntad.

Sin embargo, hoy vivimos, constatamos e investigamos los cambios que experimenta el medioambiente planetario global, y sabemos que éstos no tienen origen en eventos geológicos, sino que estaríamos entrando en una Época distinta: el Antropoceno. Una nueva Época impulsada por las consecuencias del quehacer de nosotros, los humanos.

 El inicio del proceso de formación del planeta Tierra se estima comenzó hace 4.500 millones de años, cuando una enorme cantidad de partículas interestelares se cohesionaron y dieron origen al planeta Tierra. Las partículas de este cuerpo candente, la Tierra, fueron agrupándose, de acuerdo a sus características, en tres capas: un núcleo, el manto y la corteza terrestre. Y alrededor de este cuerpo candente se alojó una masa de gases y vapores: una atmósfera, muy distinta a la que nosotros habitamos. Aquella atmósfera no contenía oxígeno, estaba compuesta totalmente por elementos y combinaciones moleculares de carácter reductor. A medida que el planeta se enfriaba, se fueron formando los primeros núcleos precontinentales, que en un comienzo llegaron a converger en un solo gran continente. También, durante aquellos primeros 4.500 millones de años, surgen las primeras expresiones de vida.

Los primeros organismos, las cianobacterias, eran estructuras simples, unicelulares. Si bien estas células aún no tenían núcleo, sí eran autótrofas, capaces de utilizar la energía de electrones del agua para sintetizar elementos inorgánicos en orgánicos, y los desechos que expulsaban tras ese proceso era oxígeno. Este proceso siguió por otros miles de millones de años. Ya alrededor de 2.400 y 2.050 millones de años atrás, la abundancia de estas cianobacterias llegó a ser tanta que la acumulación de sus emanaciones de oxígeno cambió la atmósfera del planeta y puso fin a la vida en las condiciones de la atmósfera reductora original. Ese proceso es lo que hoy conocemos como el Gran Holocausto de Oxígeno, que cambió la vida en nuestro planeta, haciendo posible la vida que hoy hacemos; en la actualidad sólo restan unos pocos organismos capaces de vivir en medioambientes reductores, sin oxígeno, en los fondos marinos y profundidades de la corteza terrestre. Durante los últimos 540 millones de años, aproximadamente, se han consolidado las condiciones geológicas, atmosféricas y de biodiversidad que nosotros conocemos.

La estabilidad, seguridad, las posibilidades altas de predicción de las condicionantes para la vida han sido, entre otras, características muy importantes del medioambiente en que nos reproducimos, crecemos y desarrollamos nuestras vidas y nuestras sociedades. Y así ha sido desde el final de la última glaciación, hace unos 11.000 años, cuando entramos en la Época en que hemos vivido, el Holoceno. Durante el Holoceno las condiciones climáticas han sido muy estables.

No obstante, hoy las condiciones para la vida de nuestra especie y también para todos los seres vivos, animales y vegetales, están cambiando. Lo que observamos en las alteraciones en el ciclo hidrológico (precipitaciones, sequias), cambios en la composición de la atmósfera, pérdida de biodiversidad, desprendimiento de glaciares en el Ártico y la Antártida y el derretimiento de las nieves en las altas montañas, son indicadores significativos de cambios que están ocurriendo.

Estos cambios, que ya afectan de forma dramática a millones de seres, no corresponden a lo vivido y observado en los 11.000 años de la Época del Holoceno. Tampoco son éstos consecuencias debidas a cambios geológicos o de la posición del planeta respecto al Universo. Los cambios observados nos empujan fuera de la época de estabilidad y predicción conocida durante el Holoceno, y nos introducen en una época o período diferente. Una Época en donde los humanos, con nuestras actividades, estamos cambiando el clima global del planeta y consecuentemente los ecosistemas. En referencia a sus orígenes, esta época se denomina Antropoceno.

La utilización intensiva de los recursos naturales (agua, atmósfera, suelos, etc.) en forma de insumos en la producción y como receptores de los desechos industriales, es decir, las externalidades que el desarrollo industrial ha cargado a muchas generaciones de la población mundial, incrementan a partir de los años 1700, desde el comienzo de la revolución industrial, y se intensifican a mediados de los años 1950, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la moderna economía global comienza la gran aceleración, y ésta trae consigo consecuencias para el medioambiente y nos introduce en una Época marcada y definida por la acción humana: el Antropoceno.

Algunos de los indicadores con presencia global, que se encuentran en todas las latitudes y altitudes del planeta y tienen larga permanencia (cientos de miles de años o más), corroboran la entrada en el Atropoceno; principalmente éstos son: (a) La presencia de desechos radioactivos en la atmósfera global, medidos a mitad de los años 50, y que muestran la presencia de éstos, principalmente, desde la Segunda Guerra Mundial; (b) Los niveles de CO2 en la atmósfera que siguen incrementando son globales, independientemente de donde estos gases se generen, ellos circulan y afectan de igual manera a todo el planeta y causan un calentamiento global; (c) El traslado de tierra, grava y arenas para los distintos usos cambia la corteza terrestre; (d) La cubierta tecnológica que estamos dejando sobre la corteza terrestre: la infraestructura, máquinas, herramientas, los desechos de las guerras con toxinas que permanecen en la tierra y el mar, las huellas de la pesca de arrastre y explotaciones de carburantes en los fondos marinos y los muchos contaminantes, nos dan hoy una corteza planetaria que perdurará por otros cientos de miles de años, muy diferente a la corteza original que conocimos durante el Holoceno, y que se estima que alcanzan, en la actualidad, 30 trillones (30 000 000 000 000 000 000) de toneladas. Todas ellas producto de las actividades antropogénicas.

¿Estamos los humanos impulsando la salida de la época de estabilidad climática y medioambiental de los últimos 11.000 años? ¿Son los bosquimanos, zulúes o mapuches igual de responsables?