Disparates

¿Dispárate o disparate?

¿Dónde aquí la cuestión yace?

La primera es violenta y esdrújula por acento;

la segunda, pacífica y llana a un tiempo.

La primera es falta de cordura;

la segunda, graciosa con mesura.

Radica la cuestión tal

en desdichado acento gramatical.

Si disparo, el corazón no late;

si no disparo, queda en disparate.

Para solucionar el ocasional embrollo,

se suprime el acento y se corta el rollo.

Así se consigue que el asunto trate

de disparate más disparate.

 

A la vieja fuente

Vieja fuente que junto al camino aguardas

a los que quedaron y a los que emigraron.

Recuerdas sus caras, sabes sus secretos,

porque los vistes cuando niños y ahora cuando viejos.

Tan cercana, tan entrañable para todos.

Cuántos diálogos silenciosos

tuvieron lugar al amparo de la noche

entre ellos y el murmullo de tus aguas.

Testigo de amores y sueños de juventud,

rincón nocturno de muchos enamorados

que al resguardo de su inocencia soñadora

creyeron en todos los imposibles.

Tantas promesas al cielo de la noche

que en su azul silencio se elevaron

y se convirtieron en estrellas

para dar su luz a la vieja fuente.

Suspiros y besos que se confundían

con el suave canto incesante de sus aguas.

Cuántas bocas bebieron en ellas

y después se unieron en un beso;

unos fueron olvidados,

otros se recordaron por siempre

y forman parte de la riqueza amorosa

de la vieja, de la inolvidable fuente.