Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 61 – Invierno 2021
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

 

El cuaje en la artesanía salinera de Torrevieja: química, tradición y arte

 

Fig. 1. Barco en sal en la laguna de Torrevieja. Foto: Ana Meléndez Zomeño (2018)

 

Son muchas las peculiaridades de la artesanía salinera de Torrevieja. Se trata de una etnografía muy joven, de poco más de 150 años, que contrasta con otras de origen milenario como la cerámica o el trabajo del esparto. Es una tradición de gran arraigo, prácticamente exclusivo entre salineros de esta localidad. Otra particularidad la encontramos en cómo el proceso artesanal está asociado con procesos químicos, como el de la cristalización de la sal, y, en consecuencia, con el devenir de la naturaleza y otros condicionantes en función de la actividad extractora de la empresa salinera en la laguna hipersalina de Torrevieja. Únicamente en esta laguna se han podido elaborar los objetos artesanales debido al excepcional sistema de recolección de la sal en húmedo. En la actualidad, sólo dos maestros en activo conocen los detalles del delicado proceso de cristalización de la sal o cuaje en la artesanía torrevejense.

La original y bella tradición salinera consiste en recubrir con cristales de sal, en una capa fina y uniforme, objetos elaborados con caña y madera y forrados previamente con tela blanca de algodón gastado. Para ello, las maquetas ensambladas por los artesanos se sumergen en la laguna de Torrevieja cuando se dan unas condiciones muy concretas correlacionadas, como, por una parte, el ritmo de evaporación, la temperatura y el grado de concentración de sal en la laguna, y por otra, la intensidad, la humedad y la componente del viento. Sólo así el proceso químico de la cristalización o cuaje tendrá como resultado las pequeñas obras de arte salinero.

 

Miguel Pérez Muñoz, artesano salinero, explica en qué consiste la artesanía salinera(duración: 4 minutos)

 https://www.facebook.com/368312283377134/posts/1068224756719213/

 

En este artículo me voy a centrar en la parte más desconocida y compleja de la elaboración artesanal: el cuaje.

En el Diccionario de la Real Academia Española, éstas son algunas de las acepciones de «cuajar», que tiene mucho que ver, en diferentes sentidos, con el cuaje al que nos referimos:

1. Transformar una sustancia líquida en una masa sólida y pastosa.

2. Recargar de adornos algo.

3. Dicho de la nieve o del agua: formar superficies sólidas.

4. Dicho de una cosa: lograrse, tener efecto. 

5. Gustar, agradar, cuadrar. 

6. Llenarse, poblarse.

En la artesanía salinera de Torrevieja se denomina cuaje al proceso de cristalización de la sal por el cual la superficie de objetos se recubre de cristales de sal. Es un proceso químico clave para que el tradicional barco, o cualquier otro objeto, en sal de Torrevieja lo sea de verdad y alcance su mayor calidad y vistosidad.

¿Por qué sumergir los barcos en la laguna con viento intenso y no en calma? ¿Por qué en junio y no en diciembre? ¿Por qué forrar las piezas de la maqueta en algodón? ¿Por qué se forman cristales de diferentes tamaños y formas? ¿Cómo consiguen los artesanos el tipo de cristales que prefieren? Desde la ciencia se puede comprender, en gran medida, la práctica artesanal del cuaje, que es el resultado de la sabiduría popular de los salineros transmitida oralmente de generación en generación.

 

Artesanía salinera de Torrevieja, por Ana Meléndez Zomeño (duración lectura: 20 minutos)

http://arscreatio.com/revista/articulo.php?articulo=1538&revista=59

 

 

 

Figs. 2 y 3. A la izquierda, Manuel Sala Campos, y a la derecha, Miguel Pérez Muñoz, cuajando barcos en sal en la laguna de Torrevieja (2020). Fotos: Ana Meléndez Zomeño

 

 

Un poco de química para comprender el proceso artesanal

Previamente debemos contestar a estas otras cuestiones: ¿qué es la cristalización?, ¿y un cristal de sal?, ¿cómo se forman? Además, para facilitar la comprensión de algunos conceptos químicos, se puede consultar un pequeño glosario que he añadido al final del texto.

La cristalización es un proceso químico por el que un gas, un líquido o una disolución se transforma en un conjunto de cristales sólidos, y estos cristales se estructuran de forma ordenada en enlaces moleculares rígidos. Dicho de otro modo, es un proceso por el cual se separa un componente de una solución líquida, transfiriéndola a la fase sólida en forma de cristales que precipitan.

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Fig. 4. Imagen de David Terrón Calvo: cristales de menos de 1 mm de arista contenidos en una gota de agua de la laguna de Torrevieja. Julio de 2019

 

El proceso de cristalización o cuaje necesita de fuerzas naturales, como el sol y el viento, que favorecen la evaporación del agua y la concentración de sales; en consecuencia, afectan al grado de saturación (cantidad máxima de sal que admite disuelta en el agua). Cuando se alcanza la sobresaturación (exceso de sal que impide que se mantenga disuelta), se activa el proceso de cristalización.

En el caso que nos interesa, el de la sal común o de mesa, se trata de un compuesto químico llamado cloruro de sodio, de fórmula NaCl; es una sal muy soluble en agua. Cuando esta sal se disuelve en agua, se rompe (se disocia), quedando por separado en la disolución los iones sodio (Na+, con carga positiva) y los iones cloruro (Cl-, con carga negativa).

Figs. 5 y 6. Estructura cristalina cúbica de la sal (NaCl). Imágenes en la Red

 

Cuando el agua comienza a evaporarse, por acción del sol y del viento, los iones Na+ y Cl- comienzan a unirse en la solución sobresaturada de la laguna, comenzando el proceso de cristalización, en concreto en el sistema isométrico (estructura cristalina cúbica centrada en las caras), donde se disponen alternativamente los átomos de cloro y sodio formando una red cúbica que se va repitiendo con la misma orientación en toda la sustancia.

El artesano salinero Manuel Sala Campos afirma que si una escuadra dice que un cristal de sal no es perfecto, la escuadra se equivoca. Efectivamente, todas las aristas de los cristales forman ángulos rectos entre sí con una enorme precisión. Esa disposición periódica de los iones en los cristales explica la forma rectangular en la que crecen.

 

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Figs. 7 y 8. Cristales de sal. Fotos: Ana Meléndez Zomeño

 

La sal contiene, además de sodio y cloro, otros elementos químicos como azufre, bromo, potasio o magnesio. Este último precipita con una mayor densidad de concentración que el cloruro sódico, y al hacerlo deja un sabor amargo.

Antiguamente se seguía en Torrevieja el sistema de dejar que las aguas de laguna evaporaran por completo, lo cual no era difícil si se tiene en cuenta que hay días en que la evaporación pasa de 2 cm, y en tal caso queda su fondo completamente recubierto de una capa de sal, que por cierto tenía el inconveniente grave de que, como quedaban mezcladas con la sal de cocina todas las sales delicuescentes que contenía la muera en sulfatos, yoduros y bromuros, aquella sal tomaba un gusto tan picante y amargo que había años en que no se podía aprovechar la sal de Torrevieja para el consumo humano de la península por aquella circunstancia».Suárez, S.: «Memoria acerca de las salinas de Torrevieja», Revista Minera, año XXIV, núm. 552, Madrid 1873, pp. 256-259. 

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Fig. 9. Esquema de la composición de la sal. Wikipedia Commons

 

El aprovechamiento de estos elementos motivó la instalación, a finales de los años 50 del siglo XX, de una fábrica de productos químicos, y se habilitaron unas balsas en donde se controlaría la evaporación del agua y la precipitación de las sales para tal fin.

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Figs. 10  y 11. A la izquierda, imagen satélite Sentinel-2 L1C (agosto de 2019): la laguna de Torrevieja y la fábrica de productos químicos (en el recuadro azul, las balsas). A la derecha, las instalaciones de la fábrica de productos químicos, un valioso patrimonio industrial abandonado del que, desde octubre de 2020, sólo se mantiene en pie una torre-cuba; foto: Ana Meléndez (2018).

 

Con la concentración de sales, éstas comienzan a precipitar, pero en un determinado orden, hasta que lo hace el cloruro sódico, que puede ir al fondo o adherirse a los objetos con los que se encuentra, como postes, la orilla o el objeto de nuestra artesanía: barcos, anclas, etc.           

La laguna de Torrevieja es un gran depósito con una lámina de agua de 1.400 hectáreas en la que la sal precipita y cae en el fondo para ser recolectada por la empresa salinera, mientras que nuestros artesanos aprovechan este momento del proceso de cristalización para sumergir sus obras manufacturadas, que emergen como joyas de cristal.

 

 

 

 

 

 

 

Fig. 12

 

 

¿Cómo se produce la magia de la cristalización de la sal?

A priori, los parámetros que tenemos más en cuenta en las formaciones de cristales de sal son la concentración de sal (soluto) en la salmuera de la laguna (disolución) y los cambios de temperatura que provocan la evaporación del agua (disolvente)

Recordemos (fig 13).

       

Abajo podéis ver un diagrama esquemático temperatura-concentración (fig. 14), donde se sintetizan las fases por las que va pasando la salmuera de la laguna, en las que relacionamos el aumento de la concentración de sal y la temperatura del agua con la formación de los cristales de sal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fig. 14

 

De acuerdo con el diagrama, si se incrementa la concentración de la salmuera en la laguna torrevejense por efecto de la evaporación, hasta llegar a una solubilidad máxima o punto de saturación, ya no se puede disolver más sal. En esta nueva disolución, ahora sobresaturada, se rompe el equilibrio químico y la sal comienza a cristalizar y a depositarse en el fondo. Se trata de una regla general para todas las sales.

En ciertas condiciones, se produce la apreciada flor de sal, que flota por la tensión superficial (con más del 93% de cloruro sódico). Los cristales crecen lateralmente formando copos más grandes, que se recogen antes de que terminen por caer al fondo.

Fig. 15. Flor de sal de la laguna de Torrevieja. Foto: David Terrón Calvo (2019)

 

Según indica Vicente Gomis Yagüe, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Alicante, la velocidad de evaporación es un factor determinante en el proceso de cristalización de la sal, resultado de la combinación de otros tres: velocidad del viento, humedad y temperatura (tanto del viento como del líquido que se evapora). Como podéis observar en el siguiente esquema, en el proceso de formación de cristales de sal y crecimiento intervienen variables interrelacionadas. Obtener el cuaje deseado por los artesanos salineros no es una tarea fácil.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fig. 16. Como podéis apreciar en el cuadro, se trata de un proceso complejo (esquema de elaboración propia).

 

Atendiendo a este esquema, si, por ejemplo, la evaporación fuera muy rápida, provocaría que muchos cristales comenzaran a crecer al mismo tiempo, muy próximos unos a otros, por lo que sólo crecerían las caras libres y sólo daría tiempo a que cada cristal creciese un poco antes de tocarse con los otros. La velocidad de evaporacion del agua y, en general, las alteraciones en el equilibrio de la salmuera son factores que influyen decisivamente en el tamaño final de los cristales. Éstas son cuestiones para recordar, cuando más adelante describa cómo cuajan los artesanos en la salina torrevejense.

La salmuera de la laguna de Torrevieja no se comporta como una salmuera tradicional y no precipita con una densidad de 25'6º Bé, aproximadamente una concentración de sal de 259 g/l, según la tabla de Usiglio, que se emplea como patrón de referencia en salinas convencionales. Este comportamiento peculiar se debe a la mezcla de salmueras en la laguna: la propia de la laguna de Torrevieja, la procedente del diapiro de Pinoso y la proveniente de La Mata. La mezcla de salmueras hace que el punto de cuaje o de inicio de la cristalización sea variable, entre 220 y 245 g/l, con una climatología que siga modelos de predicción estándar. Para el caso de años con episodios climatológicos severos existe una mayor disolución, y la salmuera en el punto de cuaje se asemeja más a una proveniente de agua de mar. 

Los pormenores del proceso de cristalización los conocemos a través de la investigación científica. Pero a los artesanos no les ha hecho falta este estudio de reacciones químicas, porque atesoran la sabiduría que da la experiencia, con décadas de observación de la naturaleza y del comportamiento de la sal en la laguna de Torrevieja; esta sabiduría les permite alcanzar la maestría en la práctica de un arte tan bello y sorprendente. Seguramente la manifestación artesanal comenzó con la más sencilla y original de las creaciones: cuajando grumos de sal, que se elaboraban clavando juncos en el fondo de la laguna, donde permanecían durante unas semanas para que la sal quedase adherida a cada uno de ellos.

 

Fig. 17. Grumo de sal. Foto: José María Andréu Montesinos, el Cano

 

El arte del cuaje

«Se puede decir que la cristalización es un arte, dando a entender que la realidad técnica es sobrepasada en ocasiones por todos los factores empíricos que están involucrados en la operación». Cristales y cristalización. https://www.textoscientificos.com/quimica/cristales

Después de lo expuesto, podemos empezar a comprender un poco mejor el proceder tradicional de los artesanos salineros para cuajar sus obras de arte y, además, podemos valorarlo como se merece.

Durante el invierno elaboran las maquetas de los objetos que se van a sumergir en la laguna de Torrevieja. Al llegar la primavera, es tradición almacenarlas en una caseta situada en las instalaciones salineras, a las que acceden los artesanos con el permiso de la empresa arrendataria, dado que estamos hablando de una zona de explotación industrial (es el complejo salinero más grande de Europa).

 

Fig. 18. Manuel Sala Campos, el Pijote, recogiendo maquetas de barcos para llevarlas a cuajar. Foto: Ana Meléndez Zomeño (2020)

 

Esta caseta de madera (cuentan los salineros que es de principios del siglo XX) ahora está en desuso para el funcionamiento de las salinas. Se la conoce como «caseta de Pujol» por ser, durante muchos años, Antonio Pujol Campillo, y después su hijo Juan Pujol Torremocha, los responsables de los turnos de trabajo. Además, dirigían a la cuadrilla que cada temporada de verano recogía los mencionados grumos de sal, que eran ofrecidos por la empresa arrendataria de las salinas a modo de regalo o recuerdo. En Antonio y Juan encontramos el único caso en el que se ha transmitido la herencia artesanal de padre a hijo.

 

                   

Figs. 19 y 20. Cuadrilla de salineros recogiendo grumos. Trasladando los grumos en las barcazas desde el Ilo-Ilo (1976). Fotos: Ángel Andréu Huertas, el Cano.

 

Una vez almacenadas las maquetas en la caseta, se van atando individualmente a una de las caras de unos tablones de poco más de un metro de largo y dos palmos de ancho. Se tiene en cuenta, por una parte, que no se pueden poner demasiadas estructuras, porque una vez cuajadas multiplican su peso; y, por otra, que no deben entrar en contacto unas con otras, ya que la sal cuajaría toda en un solo bloque. Manuel Sala Campos también dispone, como almacén, de otra pequeña edificación, que en la actualidad está en una zona inundada.


                

Figs. 21 y 22. Maquetas de barcos preparadas para el cuaje en el interior de la «caseta de Pujol». Fotos: Ana Meléndez Zomeño

 

La laguna de Torrevieja se nutre de filtraciones de los depósitos subterráneos, de las aportaciones de agua marina que llegan a la laguna por el canal del Acequión, construido durante el siglo XV, y de la salmuera que se trasvasa de la laguna de La Mata, que también forma parte del sistema lagunar de las salinas. Este segundo canal fue construido en 1928,y desde entonces la laguna matera funciona como estanque calentador o concentrador. El cuarto aporte es la salmuera de sal gema procedente del diapiro de Pinoso (desde 1972). En ambas lagunas salineras se mantiene una lámina de agua permanente, evitando a toda costa la evaporación total, al contrario de lo que ocurre en las salinas convencionales. La laguna de Torrevieja funciona como un gran estanque de cristalización donde se mantiene una densidad media entre 24º y 28º Baumé, es decir, una salinidad media entre 180 y 240 g/l y entre 27º y 30º Bé en cristalización.

Según afirma el artesano Miguel Pérez Muñoz, es más fácil cuajar sus barcos desde la puesta en marcha de la alimentación de la salmuera de Pinoso, seguramente por producirse menos fluctuaciones en el grado de salinidad.


Salinas de Torrevieja y La Mata: extracción en húmedo y otras singularidades, por Ana Meléndez Zomeño. Instituto del patrimonio de la sal y los paisajes: Revista Alfolí n.º 18, en pdf. Febrero de 2018.

https://www.turinea.com/uploads/documentos/documento_760_c.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fig. 23. Elaborada a partir de la imagen del visor cartográfico de la Generalidad Valenciana. Ambas lagunas están protegidas como Parque Natural desde 1996 por su valiosa biodiversidad.

 

Desde abril, los artesanos van midiendo la concentración de sal en el lugar de la laguna elegido para sumergir los objetos, al tiempo que están pendientes de otras circunstancias relacionadas con la actividad de la empresa salinera. Necesitan saber cuándo y por dónde los operarios salineros van a extraer sal en la laguna con la máquina extractora o volvedora, y por dónde van a navegar los llamados «trenes» (se trata de remolcadores que arrastran barcazas). Así evitan que estas operaciones de trabajo puedan destruir las maquetas sumergidas.


Barcos de sal de Torrevieja. Aquí la tierra. RTVE. Vídeo (duración: 3 minutos)

http://www.rtve.es/m/alacarta/videos/aqui-la-tierra/barcos-sal-torrevieja/5377361/?media=tve

 

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Fig. 24. Imagen aérea de la laguna de Torrevieja con trenes de barcaza o raches navegando

 

Además, están pendientes del riesgo de lluvias y de cuándo se trasvasa agua de la otra laguna, puesto que su salinidad es menor. Es decir, están muy pendientes de factores externos, como los producidos por la actividad industrial, pero también de las alteraciones que desencadena la meteorología. Todos modifican la salinidad del agua y los procesos de cristalización. Los maestros salineros están en alerta por posibles cambios en la dirección e intensidad del viento: a mayor intensidad, mayor es el batimiento y mayor es la evaporación de la superficie de la laguna.

Ambas fuerzas, viento y evaporación, activan, favorecen y determinan la calidad de la cristalización, lo que nos deja el aspecto más incierto de la elaboración artesanal: esperar a que se den de la manera deseada, lo que tampoco depende de los artesanos.

Según lo comentado anteriormente sobre la sal y otros minerales, la evaporación que se produce de forma más lenta tiene como resultado cristales grandes, y la evaporación más rápida da lugar a  cristales más pequeños. El viento acelera la evaporación y altera sobre todo la superficie de la lámina de agua de la laguna, a lo que debemos sumar que las soluciones sobresaturadas en sal, como la de la laguna de Torrevieja, son térmicamente inestables. Todas estas pertubaciones del medio producen resultados diferentes en la cristalización. La morfología de un cristal es el resultado de una compleja interacción de factores estructurares, termodinámicos y cinéticos.

Si en un laboratorio queremos obtener cristales de sal, sólo necesitamos agua destilada, una cubeta (o placa de Petri) y condiciones muy estables. El resultado será la formación de cristales de gran tamaño. Los artesanos, cuando quieren obtener un cuaje bonito, fino y uniforme en los barcos, con cristales pequeños, sumergen las piezas en la laguna con viento intenso, que acelera el proceso de cristalización formando los deseados cristales. Eso nos premite comprender por qué los grumos se dejan sumergidos varias semanas, aunque se alternen periodos de intensidad y dirección del viento variables con calmas en las que la sal vaya cristalizando de forma irregular o desigual: la calidad de los cristales en los grumos es menos cuidada.

 

 

 

 

 

 

Fig. 25. Los dos únicos artesanos que mantienen la tradición, Manuel Sala Campos, el Pijote, y Miguel Pérez Muñoz, el Gavilán, sacando tabla con grumos de sal con viento de levante. Foto: Ana Meléndez Zomeño (2019)

 

 

 

 

 

 

Fig. 26. A la izquierda, cristales de sal pequeños y opacos; a la derecha, grandes y traslúcidos de grumos de sal. Los artesanos quieren para sus obras más preciadas, los barcos, granos pequeños y traslúcidos.

 

 

No podemos olvidar la cualidad soluble de la sal. Con una densidad por debajo de los 22º Bé, se disuelve la sal depositada en el fondo o se deshace la cuajada en objetos artesanales. Por este motivo, los millones de metros cúbicos de agua que recogió la laguna durante meses entre 2019 y 2020 hicieron perder la cosecha de sal de esa temporada.

En 2018, Miguel y Manolo, los únicos artesanos salineros, pudieron cuajar excepcionalmente en el mes de abril. El primero recuerda un cuaje muy bonito, lo que no consiguieron durante el resto de la temporada. En 2019, el cuaje se hizo en el mes de junio, lo más habitual, y en 2020 se realizaron los primeros intentos de cuajar a mediados de agosto. Se terminaron de cuajar los grumos, que necesitan unas condiciones más flexibles, en octubre.

 

Artesanos salineros: una temporada más de cuaje

http://vistaalegretorrevieja.com/?p=11554#

 

Una vez que los maestros han decidido en qué zona de la laguna se van a sumergir sus barcos para cuajarlos, sin entorpecer los trabajos de la empresa salinera y en una zona donde el viento de levante tenga mucho recorrido, comienzan a clavar unas barras de hierro separadas por una distancia equivalente al largo de los tablones, a los que previamente han realizado unas muescas o rebajes en cada lado corto, por donde se encajarán en las barras de hierro que las sujetarán al fondo de la laguna. Estas barras deben estar colocadas de forma que, una vez encajados los tablones, éstos queden más o menos orientados en la dirección del viento.

 

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Figs. 27 y 28. Cuando los tablones están presentados, se hunden unos centímetros para que las maquetas permanezcan totalmente sumergidas. Fotos: Ana Meléndez Zomeño

 

Hasta los años 80 del siglo XX, cada barco se fondeaba individualmente. Tumbado sobre el lecho de sal endurecida de la laguna, se le ponía un ladrillo macizo encima y en horas o al día siguiente, según la intensidad del viento, se le daba la vuelta para que la parte que tocaba el fondo, ahora boca arriba, se cuajara de igual manera. Se ataba una cuerda y se le ponía al otro extremo una piedra para que no se moviera del lugar la maqueta del barco.

            

Figs. 29 y 30. El artesano Alfonso Hernández Sánchez, en 1975. Foto: Ángel Andréu Huertas, el Cano

 

Los ladrillos tenían diferentes orígenes y tenemos que imaginar que hace más de medio siglo tenían más valor del que nosotros podamos darles ahora. Durante algún tiempo los artesanos recogían los ladrillos de la Tejera, fábrica de tejas y luego de ladrillos. Eran ladrillos macizos requemados que llamabanrecochaos. También se emplearon, después, de los hornos de una fábrica abandonada junto a las salinas, donde se fabricaron espoletas de bombas durante la Guerra Civil española.

Hacia 1982, Antonio Fructuoso Ballester, el Monra, y Juan Pujol Torremocha idearon el sistema de cuajar los barcos que podríamos calificar de revolucionario por ser mucho menos laborioso y que desde entonces se realiza, como ya hemos visto, atando bocabajo varios barcos a lo largo de un tablón. En principio, pensaron en poner barcos a ambos lados de la tabla, como vemos en la imagen, pero finalmente simplificaron el sistema. Además, sólo se da un cuaje, aunque también tenían los antiguos artesanos la costumbre de dar dos baños a las maquetas, de manera que después del primero se retiraba la sal sólo de la arboladura, y, después del segundo, el casco quedaba engrosado con más sal.

Fig. 31. Antonio Fructuoso Ballester y Juan Pujol Torremocha, en los años 90 del siglo XX. Foto cedida por la familia.

 

El lugar preferido por los artesanos para sumergir las maquetas por la calidad del cuaje final fue durante muchos años la costa oeste, conocida como el Ilo-Ilo, precisamente el punto de la laguna donde el levante tiene más recorrido y llega más cargado de humedad. En el año 1991 se levantó una mota de tierra que divide la laguna, quedando ésta separada en dos partes con el objetivo de salvar la cosecha en una de ellas en caso de inundaciones. El lado oeste suele tener una menor densidad salina porque recoge las escorrentías, sobre todo la aportación de agua dulce de la rambla de la Fayona. Otros lugares para el cuaje han sido las balsas de la fábrica de productos químicos (de escaso calado), otra en la zona de la punta de la Víbora o en lo que llaman el Dique 9, seguramente cerca de la Isleta.

 

Fig. 32. Zonas tradicionales para el cuaje de los barcos de sal en la laguna de Torrevieja. Imagen satélite Sentinel-2 L1C (24 de agosto de 2019)

 

En la actualidad, los artesanos cuajan sus barcos en dos puntos de la laguna. Uno se sitúa en el lateral este de las balsas abandonadas de la fábrica de productos químicos; allí se accede a una zona de gran valor medioambiental, dado que en estas motas de tierra o caminales anidan aves como los charranes. Es un delicado conflicto de intereses que resolver. Cerca de esta zona de la laguna pasan los trenes (remolcadores con barcazas) y, en ocasiones, el viento los ha tirado contra la orilla, arrasando y destruyendo las estructuras sumergidas. Otra opción, que les facilita la empresa salinera, es acceder hasta la mota que divide la laguna y que sirve de acceso a la zona de descarga de la sal, pero tiene que salvar la cinta transportadora de sal.


 

 

Fig. 33. Imagen aérea. En primer plano, la zona de descarga de los trenes de sal o raches. En segundo plano, zona de cuaje junto a la mota que divide en dos la laguna de Torrevieja

 

En julio se detiene la extracción en las salinas para el mantenimiento de las instalaciones y para facilitar la acumulación de sal en el fondo, dado que es el mes de mayor evaporación del año y de mayor precipitación. Durante ese mes la cinta se mantiene parada, pero el resto del año está en funcionamiento, llevándose a cabo la cosecha durante once meses. Como se puede comprobar, no tiene nada que ver con las salinas marítimas tradicionales. Así de peculiares son las salinas de Torrevieja y La Mata.

Fig. 34. Síntesis de cómo se han explotado las salinas de La Mata y de Torrevieja en seco y en húmedo a lo largo del tiempo.

 

La laguna de Torrevieja funciona como estanque cristalizador aproximadamente desde 1860. Por entonces, se dejó de extraer la sal en seco para hacerlo en húmedo, manteniendo una lámina de agua de mínimo 30 cmen verano para facilitar la navegación por la laguna de pequeñas embarcaciones con poco calado propulsadas a percha o vela. Antaño eran los salineros quienes arrancaban las lajas o glebas de sal con palancas y las depositaban en las embarcaciones que llegaban hasta la costa. A partir de 1923 se inicia un primer proceso de mecanización, que culmina en 1956, pero el sistema continúa básicamente igual. En la actualidad, la sal se extrae con una embarcación-oruga que la arranca del fondo y la deposita, a través de una tolva, en barcazas tiradas por remolcadores formando los llamados raches o trenes de sal, pero el calado debe ser mayor, cercano al metro de profundidad.


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Figs. 35 a 39. Extracción y transporte de sal. Las fotos 35 a 38 pertenecen al archivo de la Nueva Compañía Arrendataria de las Salinas de Torrevieja. Foto 39, de la máquina extractora de sal: Bruno Aldinger.

 

En la temporada salinera 2019-2020, se perdió la mayor parte de la cosecha por las comentadas inundaciones. Por lo tanto, la actividad extractora estuvo la mayor parte del año sin efectuarse y la cinta trasportadora de sal estuvo parada, así que los artesanos pudieron pasar de un lado al otro, para acceder a su zona de cuaje, sin necesidad de correr riesgos y coordinados con los trabajos de la empresa. Si bien esto exige un gran esfuerzo por parte los maestros, ya que cargan tablones de barcos cuajados en sal que pesan más de 20 kg cada uno.

             

Figs. 40 y 41. A la izquierda, barcos cuajados al sol, apoyados en la cinta transportadora de sal que corre a lo largo de 1.600 m y que une la zona de descarga de los rachescon las instalaciones principales en la costa. A la derecha, tablones sobre la cinta. Únicamente se extrae la sal del lado este (lado izquierdo de la imagen). Fotos: Ana Meléndez Zomeño

 

En la artesanía salinera torrevejense lo que más se cuaja son barcos, además de grumos, pero es una etnografía con infinitas posibilidades creativas: si el objeto puede ser forrado con tela de algodón gastado, para que la sal se agarre bien, se puede cuajar.

En el año 2019 se cuajó la corona de la reina del carnaval infantil, el cetro de la reina de la Sal, además de timones de barco o anclas. La artista conceptual Bárbara Fluxá expuso unas botellas de plástico cuajadas en sal dentro de un proyecto de I+D becado por la Fundación BBVA. Otra artista de la Vega Baja ha pedido cuajar sarmientos de viñas. También han sido cuajados en esta laguna escudos de equipos de fútbol, anagramas, ramos de flores, etc. En 2016, el arquitecto Diego Cayuelas García pidió a Miguel que cuajara unas estructuras cúbicas, que han servido de lámparas. Desde hace unos años, Silvana Solivella lleva a este mismo artesano diferentes objetos, como maquetas de libros, estructuras abstractas, que luego expone en galerías de arte. La Asociación Grupo Salinas de Torrevieja organizó 44 ediciones de un concurso de artesanía salinera y entre los primeros premios tenemos molinos, la Torre Eiffel, la iglesia arciprestal de Torrevieja, etc.


Centro de Arte La Regenta. Exposición Nusquam de Silvana Solivella

https://www.facebook.com/111623422193387/posts/3561681220520906/

 

             

Fig. 42. Molino del Rampaina, obra en artesanía salinera de Juan Pujol Torremocha, ganadora del primer premio en el Concurso de Artesanía Salinera de 1972 (foto cedida por el artesano).

Fig. 43. Iglesia arciprestal de Torrevieja, maqueta de Joaquín Montero García cuajada por Miguel Pérez Muñoz.

Fig. 44. Diversas obras depositadas en el Museo del Mar y de la Sal de Torrevieja

 

Joaquín Montero García pidió a Miguel Pérez que cuajara la maqueta de la iglesia arciprestal. El artesano la llevó hasta el Ilo-Ilo y allí la sujetó como pudo, dadas sus grandes dimensiones. Al día siguiente fue a asegurarse de que el proceso iba bien, porque el viento de levante había sido muy intenso. Efectivamente, había arrancado las barras del fondo y había arrastrado la maqueta por la orilla de la laguna. Se puso a buscar los restos cuando, unos 200 metros más allá y gracias al brillo  del sol del atardecer, vio una gaviota que parecía levitar. Cuenta Miguel que «aquello sí que tenía foto»,y es que estaba posada sobre el tejado de una de las torres del campanario de la iglesia que asomaba por encima de la superficie del agua. Tuvo que rehacer el trabajo. Tanto los grandes temporales imprevistos de viento como algún accidente de los trenes de sal que se van contra la orilla forman parte de los riesgos asumidos por los maestros artesanos.  

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Fig. 45. Estructuras para lámparas de Diego Cayuelas García (2016).

Fig. 46. Anagrama de la Asociación Cultural Ars Creatio (2017).

Fig. 47. Estructuras para la exposición de la artista Silvana Solivella (2019).

Fig. 48. Corona de la reina del carnaval infantil 2020.

 

Manuel Sala Campos y Miguel Pérez Muñoz, los salineros jubilados y los dos únicos artesanos en activo, como Juan Pujol, ya jubilado como salinero y artesano, afirman que «las maquetas las hace cualquiera. Lo difícil es el cuaje». Es cierto que hacer las maquetas es una habilidad más, dentro de lo curioso que resulta forrar con tela piezas de madera, caña o junco (en tiempos pasados), o piezas de materiales más accesibles en la actualidad, como bambú o PVC. Después de forrarse se ensamblan y se atan con hilo de algodón. Ahora, además, se les pone una gota de un pegamento especial en puntos clave. Antaño, la habilidad de hacer nudos marineros era esencial para dar consistencia al conjunto. Si consultáramos las biografías de los salineros que han cuajado barcos, casi todos trabajaron en el mar o fueron profesionales en la carpintería o ebanistería.

 

Miguel Pérez Muñoz forrando piezas de las maquetas con tiras de algodón gastado. Vídeo (duración: cuatro minutos)

https://www.facebook.com/368312283377134/posts/1339365239605162/

 

Fig. 49. Maqueta realizada al modo antiguo, con todas las piezas de caña, madera y juncos atadas con hilo de algodón. Codaste, quilla y roda se han ensamblado con tres piezas diferentes. Autor desconocido. Foto: Ana Meléndez Zomeño

 

Volvamos al cuaje. Una vez clavadas las barras de hierro en el fondo y preparados todos los tablones con las maquetas, los artesanos salineros esperan a que llegue el momento oportuno y deseado. Tomarán muestras con el densímetro hasta que éste marque unos 27º Baumé (según Miguel Pérez Muñoz), aunque ellos cuentan con sus propios trucos. Por ejemplo, atan una punta de un cabo a una barra y a la otra le ponen un peso para que caiga al fondo. En cuanto comience a precipitar la sal se irá adhiriendo y les servirá como guía de que se acerca el momento de fondear los objetos. Su experiencia les permite interpretar la evolución de la salmuera y observan cómo la sal se va acumulando en las orillas, postes abandonados, etc.

Fig. 50. Cristalización de la sal o cuaje en un hilo de pescar. Foto: Ana Meléndez Zomeño.

 

En ocasiones, aprovechando que hay viento, aunque no sea el más adecuado, sumergen las estructuras unas horas y quedan recubiertas de una fina capa de sal. Como dicen ellos, esto sirve paraensalitrarlasy, así, en el cuaje definitivo, la sal agarra mejor. A veces ese primer baño, en el que se ensalitran, es simplemente el resultado de aprovechar que se han visto obligados a retirar los barcos de la laguna porque el viento ha amainado. Es fundamental reintroducirlos cuando están muy secos; de no ser así, los granos surgen de forma poco uniforme o, como dicen ellos, se arrosarian. Otra de las expresiones empleadas en la artesanía torrevejense es la de que los granos se apiojan. Si calma el viento, comienzan a formarse unos granos muy pequeños que se quedan pegados en las aristas o las caras de los que estaban perfectamente formados, restando brillo y afeando un acabado perfecto.


 

 

 

 

 

Fig. 51. Maqueta de barco de Vicente Martínez Martínez, ensalitrada y secada para el cuaje definitivo. Foto: Ana Meléndez Zomeño

   

Cuando por fin sopla el viento de componente este con gran intensidad,comienzan a sumergir unos centímetros los tablones con los barcos u otros objetos bocabajo, quedando a unos centímetros de la superficie de la salmuera. Después se sujetan las barras entre sí para hacer un entramado que ofrezca resistencia al viento. También atan con una cuerda cada tabla a una barra, para que en caso de que se desmantele todo el montaje, si todavía no ha agarrado mucha sal, no se lo lleve el viento a otra parte de la laguna. Cuentan Manolo y Miguel que más de una vez han tenido que ir recorriendo la costa en busca de barcos.

                 

Figs. 52 y 53. Tablones con maquetas sumergidas y atadas a las barras de hierro. A la izquierda, Manuel Sala Campos (2020); a la derecha, Miguel Pérez Muñoz (2019). Fotos: Ana Meléndez Zomeño.

 

El viento de levante es húmedo. Éste es un detalle muy importante, porque la humedad ralentiza evaporación y favorece la formación un grano de sal idóneo. Además, debe ser intenso, porque con el batimiento de la superficie del agua se acelera el proceso de cristalización y se asegura la calidad del cuaje. Los artesanos cuentan que, por supuesto, con otros vientos también se produce la cristalización, pero con resultados diferentes. Afirman que con viento de mistral el cuaje es muy bonito, con cristales pequeños pero muy frágiles y que se deshacen con gran facilidad.

 

Artesanía salinera de Torrevieja. Cuaje 2020. Radio Sureste. Audio (duración: 15 minutos)

https://m.soundcloud.com/rsurestecosta/artesania-de-torrevieja-ana-melendez-1

Reportaje fotográfico del cuaje 2020  https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1415070555367963&id=368312283377134

 

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Fig. 54. Miguel Pérez Muñoz, fijando los tablones entre las barras de hierro. Imagen: dron Nahúm Méndez Chazarra

 

Por si fuera poca la dificultad, se mantienen atentos a los posibles cambios meteorológicos. Cuando el viento amaina hay que sacar todos los objetos, porque los cristales de sal en esas circunstancias se ordenan formando agujas o cuajan de forma desigual. Incluso, afirman que el cuaje que se da en las dos primeras semanas, en las que comienza la sal a precipitar, se producen cristales opacos o lechosos: en argot salinero, se enmomian. Quizás sea debido a que en la salmuera haya impurezas, como restos de yesos que todavía no han precipitado.

 

   Fig. 55. Cuaje malogrado con cristales como agujas. El proceso de cristalización ha dado lugar a púas por la falta de viento.

              

 

Figs. 56 y 57. A la izquierda, cuaje malogardo con cristales opacos o lechosos (mármol, en argot salinero); a la derecha, cristales traslúcidos (detalle del barco cuajado en 1967 por Antonio Pujol Campillo). Fotos: Ana Meléndez Zomeño.

 

Cuando la cristalización ha sido fallida, los artesanos tienen que descuajar los objetos, es decir, quitar la sal adherida a las estructuras. En el caso de un barco grande y más delicado, se retira con los dedos, lo que produce cortes en las yemas, o con una brocha. Los barcos menos delicados se sumergen en agua de mar o, a veces, en el lado oeste de la laguna, que es de salinidad menor. Así se deshacen los cristales con facilidad.

                   

Figs. 58, 59 y 60. Descuajando la sal de los barcos. Fotos: Ana Meléndez Zomeño (temporada 2020).

 

Después de descuajarlos se tienen que repetir las condiciones idóneas y, así, los maestros esperan pacientemente, observando el viento y la laguna con la experiencia acumulada de 50 años de práctica artesanal. Llegado el momento, vuelven a sumergir y a asegurar los tablones a las barras de hierro. Y si todo va bien y según la intensidad del viento, le dan la vuelta a cada una de las tablas, cambiando la orientación con respecto al viento para que el cuaje sea igual por todos los lados.

    

Fig. 61. Barco sumergido en la laguna rosa. Fig. 62. Miguel Pérez Muñoz da la vuelta a un tablón. Fotos: Ana Meléndez Zomeño.

 

Se buscan nuevos adeptos. Aquí Torrevieja. Entrevista (lectura: 10 minutos)

https://aquimediosdecomunicacion.com/blog/2020/08/07/la-artesania-salinera-torrevejense-busca-nuevos-adeptos/

 

Sobre los procesos de cristalización, se afirma desde la Asociación Argentina de Cristalografía que «el crecimiento de cristales es un arte difícil, impredecible, lleva mucho tiempo y sin garantía de éxito. No se conocen de antemano las mejores condiciones de cristalización y por ello es necesario probar diferentes técnicas y variables. La calidad y precisión de los resultados obtenidos requiere tiempo, esfuerzo y paciencia». Yo añadiría la experiencia del ensayo y error que atesoran los artesanos salineros de Torrevieja.

Fig. 63. Manuel Sala Campos, el Pijote, y Miguel Pérez Muñoz, el Gavilán, en septiembre de 2020. Foto: Ana Meléndez Zomeño.

 

Cuando ya se han cristalizado los objetos, lo que puede tardar unas 48 horas mientras se realiza un atento seguimiento, se sacan los tablones de la laguna, se dejan escurrir y se ponen al sol. Con este proceder pierden el característico color rosáceo que tienen al sacarlos de la salmuera, y se quedan blancos. Por la noche se guardan a salvo de la humedad, el gran enemigo de la sal, ya queésta se caracteriza por su capacidad para absorber la humedad del aire y disolverse en ella (es higroscópica y delicuescente).

     

Figs. 64 y 65. Los artesanos salineros dejan escurrir los barcos (2016 y 2020). Fotos: Ana Melendez Zomeño

 

Finalizado el proceso del cuaje, a los artesanos les queda introducir las obras de arte en urnas de madera y cristal. Ésta es otra innovación de los años 80 para su perfecta conservación, presentación y venta, aportada por Antonio Fructuoso Ballester y Juan Pujol Torremocha, quienes probaron incluso a diseñar una especie de burbuja de plástico.

       

Fig. 66. Barco de sal realizado en 1979 y conservado en urna de madera y cristal de Antonio Buades Ayala, el primer artesano salinero que presentó los barcos con velamen. Foto: Ana Meléndez Zomeño

Fig. 67. Barco de 1’20 metros de eslora de Antonio Ros Pardo, el Poli. Foto: Ana Meléndez Zomeño.

Fig. 68. Barco protegido con una burbuja de plástico. Foto cedida por Antonio Fructuoso Ballester.

 

El cuaje perfecto se consuma cuando la sal ha cristalizado de forma uniforme por toda la superficie, con cristales pequeños (de unos 2 milímetros de arista), traslúcidos, brillantes y duros.

Fig. 69. Manuel Sala Campos, con sus barcos de sal en una caseta en desuso de las instalaciones salineras (2017). Foto: Ana Meléndez Zomeño.

 

Después de todo lo expuesto, tiene todo su sentido la afirmación de Manuel Sala Campos: «El cuaje es naturaleza».

Es tiempo de facilitar el relevo generacional a los dos únicos maestros artesanos, que llevan cuajando desde hace casi medio siglo, y es tiempo de dar el reconocimiento que se merecen tanto el complejo lagunar de Torrevieja y La Mata, con todos sus excepcionales valores históricos, patrimoniales, paisajísticos, etnográficos, medioambientales, como la artesanía salinera de Torrevieja, un patrimonio inmaterial único.

Fig. 70. Imagen de barcos cuajados en 2019 y, al fondo, las garberas de sal de las salinas de Torrevieja. Foto: Ana Meléndez Zomeño.

 

Mi agradecimiento a la empresa arrendataria de las Salinas de Torrevieja, Salins, por facilitarme el acceso a la laguna durante las temporadas de cuaje con los artesanos, que son mi principal fuente de conocimiento sobre el tema de la artesanía salinera. También agradezco las aportaciones de los químicos Pedro P. Alonso Gaona y Vicente Gomis Yagüe, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Alicante.

 

GLOSARIO:

Aquí presento una serie de conceptos que facilitan la comprensión del tema. No siguen un orden alfabético, sino el de aparición en el texto.

Cristal o sólido cristalino: ordenación periódica de estructuras idénticas.

Cristalización de la sal: operación por medio de la cual se separa un componente de una solución liquida, transfiriéndolo a la fase sólida en forma de cristales que precipitan. La cristalización puede ocurrir solamente desde soluciones sobresaturadas donde se produce la formación de cristales (nucleación) y el crecimiento de los mismos.

Nucleación o formación de cristales: se requiere más sobresaturación que para el crecimiento de los mismos. Si el número de núcleos crece demasiado rápido, los cristales resultantes serán muchos y muy pequeños. Para conseguir la formación de cristales lo más grandes y puros posible, es necesario controlar la cantidad de núcleos en formación. Si la solución no contiene impurezas ni cristales de su propio tipo, el núcleo sólo puede ser formado por nucleación homogénea. Si algunas partículas extrañas están presentes, la nucleación se facilita y el proceso es conocido como nucleación heterogénea.

Precipitar: a medida que el agua se evapora y aumenta la concentración de sal, ésta no puede permanecer disuelta, así que cristaliza y cae al fondo. Cuando se dan desviaciones del equilibrioentre soluto y solvente, tiene lugar la cristalización delas sales, y precipitan.

Solución saturada: solución que contiene la cantidad disuelta exacta y máxima de un soluto. Se mantiene el equilibrio entre soluto (sustancia disuelta, en nuestro caso es sal) y solvente (agua).

Solución insaturada: solución en la que está disuelta una cantidad de soluto (sal) menor a la cantidad máxima que podemos disolver. Son termodinámicamente muy estables.

Solución sobresaturada: presenta cantidades mayores de sal en solución (salmuera) de las que puede disolver (esto es, de las que predicen el equilibrio químico), por lo que es inestable y tiende a precipitar una cantidad de sal que haga que descienda la concentración de sal disuelta. Sin sobresaturación no hay ni formación de cristales (nucleación) ni crecimiento de los mismos.

Solubilidad: se define como la máxima cantidad de un soluto (sal) que se puede disolver en una determinada cantidad de un disolvente a una temperatura especifica. La temperatura afecta la solubilidad de la mayoría de las sustancias.

Curva de solubilidado de saturación: describe el equilibrio entre el soluto (sal) y el solvente (agua) y representa las condiciones bajo las cuales el soluto cristaliza y el líquido madre coexiste en equilibrio termodinámico.

Curva de supersolubilidad: representa la máxima sobresaturación que el sistema puede tolerar, a partir del cual se desencadena la nucleación (formación de cristales), que ocurre espontáneamente.

Curvas de solubilidad o saturación y de supersolubilidad: dividen el campo de concentración-temperatura en tres zonas: insaturada, metaestable y sobresaturada.

 

FUENTES CONSULTADAS

 

ASOCIACIÓN CRISTALOGRÁFICA ARGENTINA

WEB: http://www.cristalografia.com.ar/

Consulta: noviembre 2020

 

CRISTALES Y CRISTALIZACIÓN

WEB: https://www.textoscientificos.com/quimica/cristales/crecimiento-cristales

 

DESARNAUD ET AL. Crecimiento de la tolva de cristales de sal

WEB: https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.jpclett.8b01082

Consulta: noviembre 2020.

 

MELÉNDEZ ZOMEÑO, A. (2020). Artesanía salinera de Torrevieja. Revista Cultural Digital de Ars Creatio n.º 60

WEB: http://www.arscreatio.com/revista/articulo.php?articulo=1538

Consulta: noviembre 2020

 

MORENO ET AL. Sal de Cádiz, de la costa

WEB: https://sge.usal.es/archivos_pdf/geolodia18/guias_geolodia18/gdia18gui_cadiz.pdf

Consulta: noviembre 2020

 

WOOD, ELIZABETH A. (1972), Cristales. Un manual para profesores de enseñanza primaria y secundaria

WEB: http://www.cristalografia.com.ar/images/pdf/Manual.pdf

Consulta: noviembre 2020

 

REYERO ET AL. (2013). Estudio de los factores que influyen en la forma y propiedades de los cristales y propuestas para los estudiantes de profesorado de secundaria en geología

WEB: http://www.exeedu.com/publishing.cl/av_cienc_ing/ 121

Consulta: noviembre 2020

 

TEXTOS CIENTÍFICOS: Cristales y cristalización

WEB: https://www.textoscientificos.com/quimica/cristales

Consulta: diciembre 2020

 

TUSET, S. Cristalización de sal y agua

WEB: https://blog.condorchem.com/cristalizacion-de-sal/

Consulta: diciembre 2020