Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 59 – Verano 2020
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

 

Según recoge la historia, en la segunda mitad del siglo XV vivía en Granada un noble que se encontraba al servicio de los Reyes Católicos. Ejercía como secretario y hombre de confianza de sus majestades, y alcanzó un elevado estatus y una gran relevancia política, social y económica. Tanto es así, y a tal nivel llegó la confianza en él depositada por el rey Fernando, que le encomendó firmar en su nombre las «Capitulaciones de Alfacar» en 1491. Con la firma de dicho documento se puso fin al asedio de aquella población que, gobernada por musulmanes y situada a las mismas puertas de Granada, suponía una gran dificultad para centrarse en lo que realmente ansiaban sus majestades, esto es, la codiciada conquista de Granada. Con la claudicación de la villa de Alfacar y la liberación de los presos cristianos, pudieron las tropas reales centrar todos sus esfuerzos en la conquista y liberación de la ciudad granadina.

Tras firmar las Capitulaciones de Alfacar, fue designado por los Reyes Católicos como principal negociador junto al Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, para tratar con los musulmanes granadinos las condiciones bajo las cuales se había de entregar la ciudad. Como podemos ver, fueron ágiles y hábiles negociadores, pues menos de un año después, el 2 de enero de 1492, son entregadas las llaves de la ciudad de Granada por el rey Boabdil el Chico, en un acto simbólico celebrado en el salón del trono de la emblemática Torre de Comares de la Alhambra, al conde de Tendilla, don Íñigo López de Mendoza, que actuó en representación de los Reyes Católicos.

Hernando de Zafra, que así se llamaba este noble, nació en la localidad pacense de Zafra en 1444 en el seno de una familia plebeya. Se sabe que abandona muy joven su localidad natal para buscar fortuna en la Corte, lo que consiguió gracias a su gran talento y a su elevado espíritu de servicio. El 29 de febrero de 1502, los Reyes Católicos le conceden la jurisdicción civil y criminal sobre las tierras y localidad de Castril creando el señorío del mismo nombre, y adoptando por tanto el título de Señor de Castril, haciéndole merced a título vitalicio, pero permitiendo posteriormente que, una vez muerto Zafra, continuaran disfrutándolo sus herederos.

Tras la rendición y antes de marcharse de Granada, los Reyes Católicos confiaron el gobierno de la ciudad y su reino a tres importantes personajes: don Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla y primer alcaide cristiano de la Alhambra; fray Hernando de Talavera, arzobispo de Granada; y al secretario real, Hernando de Zafra.

Una vez finalizada la guerra, y por razón del cargo otorgado por los Reyes Católicos, Hernando de Zafra se queda a vivir en Granada adquiriendo varias propiedades y el solar donde se construyó, alrededor de 1539, la llamada Casa de Castril, uno de los mejores ejemplos de palacios renacentistas de la oligarquía granadina, también conocido como palacio de los Zafra. Se encuentra situado en la Carrera del Darro, a los pies de la Alhambra y en la parte baja del Albaicín, el barrio más antiguo y emblemático de la ciudad nazarí. Afortunadamente hoy puede ser visitada, al encontrarse en ella ubicado el Museo Arqueológico de Granada, y es una visita muy recomendable.

Como anécdota curiosa, y ahondando en el conocimiento de la importancia y poder que llegó a ostentar Hernando de Zafra, baste decir que fue designado, junto con otro personaje muy querido por estos pagos, para inspeccionar las cuentas de, nada menos que, ¡la Santa Hermandad! ¿Y saben de qué personaje se trataba? Pues del insigne arrendatario de las salinas de la Mata en el siglo XV, Luis de Santángel.

Pasaron los años y el palacio de los Zafra siguió siendo eso, el palacio de los Zafra. A finales del siglo XVI estaba habitado por uno de sus descendientes, César de Zafra. Este señor ostentaba el título de conde de Zafra. Era muy aprensivo y supersticioso, y al parecer tenía mal genio y no gozaba en demasía de la admiración de sus convecinos. Era algo temido y bastante odiado.

      Hasta aquí, la historia.

      Dice la leyenda que el conde, debido a su carácter agrio y pendenciero, mantenía enfrentamientos con unos vecinos, y que para perjudicarlos desvió el curso de una acequia que cruzaba por sus tierras dejándolos, de este modo, sin acceso a las aguas de las que se surtían los habitantes de la parte baja del Albaicín.

Se cuenta que una noche entró en su finca una gitana para abastecerse de agua con la que saciar la sed de sus hijos, y fue sorprendida por los guardias rompiéndose el cántaro en el forcejeo con éstos. Llevada ante el conde y como castigo por su atrevimiento, éste ordenó que le dieran tantos azotes como trozos se había hecho el cántaro al romperse y que fueron siete, dejándola marchar después. La gitana, iracunda y dolida por los azotes, se dirigió al conde echándole una maldición y le dijo:

—Siete palos me dieron, conde de Zafra, y maldigo y emplazo tu vida en siete días. El próximo martes morirás, las aguas van a sobrarte y tus despojos navegarán sobre ellas.

Quedó el conde taciturno y temeroso, retirándose a sus dependencias bastante preocupado. Al día siguiente amaneció aquejado de una rara enfermedad que, tras unos días de agonía y altas fiebres, acabó con su vida. Esto ocurrió al séptimo desde que la gitana le echara la maldición.

El cadáver del conde fue expuesto para su velatorio a la entrada de su palacio, y cuentan las crónicas que ese día, 4 de marzo de 1600, hubo unas lluvias torrenciales que llegaron a desbordar el río Darro inundando varias dependencias del palacio, y que el ataúd con los restos mortales del conde fue arrastrado aguas abajo; ¡su cadáver jamás fue encontrado!

A partir de aquel momento se acuñó la famosa frase de «va a llover más que cuando enterraron a Zafra», cuando se quiere hacer referencia al peligro y los daños que pueden ocasionar unas lluvias copiosas o extremas.

Hasta aquí la leyenda, y realmente, si queremos hablar con propiedad, pues... no hubo tal «entierro de Zafra».

Ésta es la versión granadina, con personajes, fechas, lugares y edificios constatados históricamente.

Hay otra versión extremeña ubicada en la ciudad de Zafra, lugar de nacimiento del primer señor de Zafra, muy similar a la granadina en la que se dan los mismos componentes: conde, gitana, maldición, muerte, lluvias torrenciales y desaparición de cadáver. Allí también se dice «va a llover más que cuando enterraron al bigotes», en referencia, al parecer, a los enormes mostachos con los que adornaba su rostro el susodicho conde.

Además de estas dos versiones «oficiales», existen innumerables variaciones con datos, fechas y lugares diferentes que pueden llevar a confusión, pero con un elemento común a todas ellas: la maldición de una gitana al conde de Zafra.

Yo, particularmente, me quedo con la versión granadina, que es la que, a mi entender, tiene más visos de que ocurriera allí realmente.

La célebre frase es utilizada habitualmente en el lenguaje popular cuando amenaza tormenta, y se la arrogan como propia en otros lugares sin sustento alguno desde el punto de vista histórico y ni tan siquiera legendario.

En Torrevieja siempre se ha utilizado y se sigue utilizando, pero la verdad es que por más que he buscado, preguntado e investigado, nadie conoce al ínclito Zafra, ni dónde ni cuándo vivió, ni cuándo murió, ni nada de nada.

Así que dicho queda. Si alguien puede aportar alguna otra luz, pues iluminados quedaremos.


José Miguel Toro Carrasco

Torrevieja, 1 de junio de 2020

 

Bibliografía:

—Diccionario heráldico y nobiliario de Fernando González-Doria. Edit. Bitácora.

—Artículo en la revista Zafra y su feria, por José María Lama (2009).

—Hernando de Zafra. Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia.

—Página web Cultura en Andalucía, artículo «La conquista de Granada. El final de los reinos de Al-Ándalus», por Milagros Soler Cervantes.

—Página web Rincones de Granada, artículo «Casa Hernando de Zafra».

—«Hernando de Zafra, cortesano y hombre de empresa de los Reyes Católicos», por Manuel Garzón Pareja, en la página web de Historia Medieval de la Universidad de Granada.

—Seres míticos y personajes fantásticos españoles, por Manuel Martín Sánchez.

—La leyenda del «Entierro de Zafra», en Erasmus Student Network Granada.