Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 54 – Primavera 2019
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

 

Para quienes habitamos las orillas del Mediterráneo, sobre todo las tierras del sur, ocurre que cuando llegan el otoño, el frío, las nubes y sobre todo la falta de luz, cambia la hora y noviembre se nos viene encima, con esos cortos días en que a las cinco de la tarde ya es casi de noche. Nuestro ánimo siente una tremenda nostalgia por el clima, el sol y la luz perdidas.

Todo lo expresado anteriormente está estudiado por quienes se dedican a estas cosas, y está demostrado que es cierto. Personalmente lo suelo experimentar más de lo que quisiera.

Estos pensamientos me rondaban por aquellos días de primeros de diciembre, más o menos  cavilaba así: «Desde este otoño, muy próximo ya al invierno, en estos días grises, con lluvia, con viento y casi sin luz, mirando a veces tras los cristales la espesa niebla de la mañana, vienen a mi memoria, tratando de iluminar esta penumbra, la belleza y la luz de esos hermosos días del comienzo de la primavera».

Este deseo y este recuerdo son ya una realidad: la temperatura es tibia, nos invade la luz y el aroma a azahar de los cercanos huertos.

Ha llegado San José, con su hermosa ofrenda a la Virgen de los Desamparados en Valencia, en esas luminosas tardes llenas de música y color.

Pronto los desfiles procesionales de Semana Santa llenarán nuestras calles, gentes que vienen y van, capirotes, bandas de música. Y el Jueves Santo, silencio y el plenilunio de primavera dando luces y sombras a esa hermosa noche.

Y llegará Pascua con nuestro hermoso día de convivencia, de familia y amigos, incluido el arroz y conejo.

Y para finalizar, lo más hermoso: estamos en Torrevieja, junto al mar. Cuando en mis paseos, por la orilla de la playa, miro hacia el horizonte, siempre me digo lo mismo.

Por mucho que este pueblo haya crecido, por muchos edificios que nos invadan, por muchos cambios de todo tipo que haya experimentado, el mar sigue estando ahí, el mismo, fiel y presente. Quizá sea lo único que me quede de aquella Torrevieja que conocí cuando llegué aquí, en los años sesenta.

Ya estamos en pleno abril.