Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
50 – Primavera 2018
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja
Hace cuatro años que asisto a un taller de escritura creativa. Este escrito tiene el propósito de expresar lo positiva que está resultando, para mí, la asistencia al citado taller.
Hemos realizado muchas actividades, todas relacionadas con la lectura y la escritura, ya que ambas están estrechamente unidas. La profesora, los compañeros, la puesta en común de los ejercicios realizados, en fin, todo lo que estoy aprendiendo, contribuye a un enriquecimiento humano y cultural.
Deseo transcribir uno de los ejercicios que he realizado, ya que, sin proponérmelo, me ha salido de forma que tiene bastante que ver con los desplazamientos a Alicante, efectuados por casi todos los torrevejenses, en los autobuses Costa Azul, en aquellos lejanos años en que su oficina estaba situada en la calle de Ramón Gallud, concretamente en la Pensión Fernández.
He titulado mi pequeño relato La espera, ya que ésta era la propuesta de escritura, describir una espera.
Sentada en un banco de la estación y esperando la salida del autobús, María veía pasar a la gente de un lado para otro. Era una calurosa tarde de julio y el sol lucía en todo su esplendor.
Miraba todo a su alrededor; observó que las antiguas viviendas cercanas habían sido derribadas y pronto, muy pronto, dejaría de funcionar la estación. Había oído comentar que iba a ser trasladada a un lugar más grande y más moderno.
Es verdad, pensó, quizá este sitio ya es pequeño y esas viviendas que han derribado eran muy antiguas y bien feas, pero bueno, todo formaba parte del conocido y querido paisaje urbano.
Y María siguió pensando, ¡cuántas veces he viajado en estos autobuses durante toda mi vida!
Hacía calor, anunciaron por los altavoces la próxima salida para Torrevieja.
Mientras se dirigía al autobús pasaron por su cabeza, a modo de diapositivas, cantidad de vivencias de idas y venidas a Alicante.
Dijo para sí: hace muchos años, en Torrevieja no teníamos de casi nada. Todo había que ir a buscarlo a Alicante con nuestro único medio de locomoción: el Costa Azul.
Tengo cariño a esta hermosa ciudad, la he transitado mucho, llevando penas y alegrías. En sus calles, en sus plazas y en esta misma estación hay una parte de mis recuerdos.
Tomó asiento. El autobús se puso en marcha.
Sin ser consciente de ello, María se estaba despidiendo de la antigua y querida estación.
Era una hermosa tarde de julio. En el mes de septiembre y en aras de la modernidad, dejó de funcionar la antigua estación de autobuses.