Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 46 – Primavera 2017
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja


La explotación de las salinas con Sergio Suárez

En el año 1865, el ingeniero director de las salinas Sergio Suárez, aprovechando las experiencias de años anteriores iniciadas por Salamanca, implantó un método de explotación que permaneció más de 50 años. Durante ese tiempo la recolección de la sal comenzaba entre finales de junio y principio de julio, cuando se había formado en el fondo de la laguna una capa de sal de cinco centímetros de espesor. Con el canal del Acequión abierto se aportaba el nivel de agua necesaria en la laguna. La lejía o agua concentrada, que en invierno solía alcanzar una altura de 80 centímetros, en verano quedaba reducida por evaporación en unos 30 centímetros, altura que se procuraba mantener durante la cosecha para la flotación de las barcas.


Los diques

En la laguna se construyó un dique con dos ramas que distaban 1.900 metros del embarcadero de las Eras de la Sal, y un varadero para 300 barcas, todo rodeado por un malecón de 2’5 metros de altura para contener las aguas de la laguna en caso de inundaciones.


Los obreros de las salinas

En esa época, en las distintas secciones, desde el tajo de extracción de sal de la laguna hasta las garberas o montañas de sal, trabajaban 300 salineros.


Los obreros y volvedores

Entre estos obreros estaban los volvedores, que trabajaban metidos en el charco, en principio sin ninguna protección, con los camales de pantalones subidos por encima de la rodilla, y, pasado el tiempo con unas botas de cuero de vaca que les llegaban hasta la ingle, llevando en los pies esparteñas con suelas de madera, con herradura en la planta, y con cara y talón de cuero cosido con clavos, y en las manos guantes igualmente de cuero.

Los obreros volvedores arrancaban y extraían la laja de sal del fondo de la laguna con la paleta y el ocino para ponerla de canto, y de esta forma los tiradores la subían a la barca, todo ello por un jornal de 14 reales diarios.


Las cuadrillas de obreros llenadores

Las cuadrillas de llenadores descargaban los trenes de barcas o cajones, que entraban por el canal a los diques conducidos por los barqueros que solían hacer de seis a doce viajes diarios, según la distancia del punto de extracción, por lo que percibían un jornal de 10 reales.

Los lavadores agitaban y lavaban la sal en agua madre con rastros y cribas, hasta que, una vez desprendido el cieno, se obtenía una masa de grumos acristalados limpios de tamaño variable, que se transportaba en barcas para su apilamiento, por lo que cobraban un jornal de 11 reales.


Los encuarteadores

Los encuarteadores apilaban con palas la sal en la garbera (montañas de sal), que tenía una superficie en la base de 250 metros de largo por 40 de ancho, hasta alcanzar una altura de 12 metros, por lo que cobraban con un jornal de 11 reales.


Los aguantadores

Los aguantadores eran el nombre que les daba a los muchachos de 10 a 14 años destinados a sostener las barcas en los tajos de arranque, con un jornal de 5 reales.


Los recogedores

Los recogedores, muchachos de 8 a 10 años que recogían la sal que quedaba en la barca una vez descargada y luego la limpiaban, recibían un jornal de 3’5 reales.

Los barqueros, muchachos de 12 a 16 años, trabajaban en las barcas a destajo, con un jornal por término medio de 6 a 7 reales. Además estaban los contadores, que ganaban 7 reales, y los capataces o manijeros, que ganaban 10 reales diarios durante todo el año.


Las barcas de la sal

En esa época de segunda mitad del siglo xix, las barcas se desplazaban por la laguna con pértigas por los barqueros o por el impulso del viento en la rudimentaria vela cuadra que llevaban.