Como cuentas
de un collar que se desgrana,
la vida corre
y se detiene, vuelve a correr
y se esconde.
A veces cerca del camino,
otras, como el agua,
por senderos sin lechos
que despeña en barrancos.
Y no puede impedir
que los vientos la empujen,
por veredas que encierran
y la cubren de espanto.
Se deslizan las cuentas,
sin ánimo, trémulas.
Se confunden los sueños
que entretejen nostalgias,
plañideras, lejanas,
transformadas en ecos.

Y así, como el mar,
inmersa en nebulosos abismos
que envuelven su ser,
ensaya emerger
como la plumífera gaviota,
esplendorosa y sutil,
que hiende el agua tras la presa
para luego elevarse
rauda y graciosamente...