Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 44 – Otoño 2016
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

A veces el viento porta ecos de otros lugares y otros tiempos. Quizás algunos últimos sonidos de la prístina contemplación de la belleza que, por incomprendida, fue sellada con la piedra y el silencio.

Sin embargo, algunos han sido capaces de escuchar la sutileza de estos mensajes y atreverse a decir aquello de “aquí tuvo que haber algo más”. Si esos intrépidos tienen por fortuna el haber existido en una época donde los descubrimientos puedan ser interpretados nuevamente, entonces tenemos una revolución en ciernes.

Dentro de En los oscuros lugares del saber, Peter Kingsley inicia su viaje en el poco conocimiento que se ha tenido sobre el que fuera uno de los primeros filósofos, Parménides de Elea, y se plantea el recuperar hasta donde le sea posible cuál fue la vida y la verdad tras este hombre, dentro de un linaje y una tradición concreta que, partiendo de las ruinas de la antigua Focea en la costa turca (antigua Magna Grecia), hila toda una serie de hallazgos arqueológicos que necesariamente redefinen nuestra comprensión de toda una historia como lo es la de la filosofía.

El autor sostiene que fue Platón uno de los grandes causantes de este error, pues con sus licencias de escritor inventó un “Parménides” dialogado que solo pretendía dar legitimidad al método y a la forma de Sócrates, desbancando al que se consideraba el heredero parmenídeo, Zenón de Elea.

El libro En los oscuros lugares del saber de Peter Kingsley es el fruto de una investigación, aunque para mayor comodidad del viaje del lector, las citas y referencias arqueológicas son reservadas a las notas que acompañan la clausura del libro. Se trata pues, de un viaje de la mano de la diosa que acompaña a Parménides, buscando el origen del Sol (Apolo), que algunos separaron por completo de la noche profunda, dando lugar a una dicotomía excluyente. Esa noche donde el hombre es recibido en el recto silencio pitagórico, donde el no saber deja paso al escuchar y al recibir.

Es una invitación a lo que hizo que la filosofía tomara su nombre, la búsqueda amante de la Sabiduría, en lugar de la reducción al amor a discutir sobre la misma.

Y tal vez en esos ecos mediterráneos que porta el viento de levante descubramos a Perséfone, a Deméter y a Apolo… una vez más.