Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 43 – Verano 2016
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja



Torrevieja nació junto al mar y las dos lagunas saladas de sus inmemoriales salinas; la de La Mata y la de Torrevieja, cuyas primeras noticias documentadas aparecen en la Edad Media.


Las salinas de La Mata en el Imperio Romano

Desde la época del Imperio Romano hay indicios de la existencia de una factoría de salazón en la parte norte de la laguna de La Mata, en cuyo fondo se conservan algunos restos de las piletas que se utilizaban en la preparación de salazón. Igualmente, en las proximidades de la torre de La Mata, cerca de la entrada de canal del Acequión, se han encontrado ánforas, áncoras y restos arqueológicos de un embarcadero romano. La laguna salada de Torrevieja, situada a un kilómetro y medio de la orilla del mar, tiene una extensión de 1.400 hectáreas y un perímetro de 17 kilómetros, con un eje mayor de 5 kilómetros en dirección Norte-Sur, y unos 3 kilómetros anchura.


La laguna de La Mata

La laguna de La Mata, situada a un kilómetro y medio al nordeste de la laguna de Torrevieja y a un kilómetro al oeste de la orilla del mar, es de forma triangular con una extensión de 700 hectáreas. La zona de tierra que las separa es conocida como El Chaparral.


El Parque Natural

En 1994, las salinas de La Mata y Torrevieja fueron declaradas Parque Natural Protegido, con una extensión de 3.700 hectáreas, de las que 2.100 corresponden a láminas de agua.


La sal

Desde la antigüedad, la sal siempre ha sido un artículo de primera necesidad, indispensable para la alimentación humana y animal, como consumo directo o para la preparación del pan y la conservación de alimentos, como el queso, los salazones de carne y pescado y otros alimentos.


La normativa de la sal

La primera referencia escrita que se conoce en España sobre normativa de la sal aparece en el Código de las Siete Partidas del rey Alfonso X el Sabio, redactado entre 1263 y 1265, en el que se dispone que las rentas de las salinas son para los emperadores y los reyes.


Las regalías

En la Edad Media, las regalías (del latín regalen) eran derechos económicos y financieros privativos de la corona sobre las salinas, por lo que estaba prohibida la extracción de sal a particulares.


Los albaceros

Este sistema de monopolio obligaba a las poblaciones a proveerse de sal común a través de los albaceros, personas autorizadas para la comercialización de la sal. Debido los abusos de los albaceros en el precio de la sal, el rey Alfonso xi suprimió dichos cargos en 1312 y estableció los alfolíes o almacenes de la sal. El mismo rey dispuso el mismo rey en las Cortes de Alcalá, celebradas en 1347, la reincorporación al Patrimonio Real de todas las salinas del reino.


Sancho el Bravo dona las salinas mayores al Concejo de Orihuela

El 5 de marzo de 1283, el infante Sancho el Bravo, hijo de Alfonso x, concede a perpetuidad las salinas mayores, hoy de Torrevieja, al Concejo de Orihuela, excepto las salinas de La Mata (entonces de Guardamar), por las importantes rentas que aportaban a la Corona.


La albufera de pesca

Debido a las dificultades y lo costoso que era para el Concejo de Orihuela la explotación de las salinas que hoy pertenecen Torrevieja, solicitó la autorización del rey Juan i de Aragón la construcción de un canal (un acequión) de comunicación entre el mar y la laguna para convertirla en albufera de pesca, gracia que fue concedida por este mismo rey en las Cortes de Monzón el 28 de julio de 1389.


La construcción del canal del Acequión

Motivado por las dificultades económicas, las obras del canal no dieron comienzo hasta el año 1482, en que el rey Fernando II de Aragón autorizó de nuevo al Concejo de Orihuela para su construcción, con una longitud de 1.684 varas castellanas, equivalentes a 1.400 metros, dándose por finalizada la obra después de varias interrupciones en 1509.


Las aportaciones para construir el canal

El canal del Acequión se construyó con aportaciones económicas, entre ellas 100 libras de la Cofradía de San Pedro para la redención de cautivos de Orihuela, otras 100 de la Cofradía de Nuestra Señora de Callosa, y otras 50 de los pelaires (tratantes de lana) de Orihuela. Por resultar insuficiente, hubo que recurrir a la enajenación de una parte del viejo Almudí de Orihuela.


El criadero de peces de la albufera

Una vez finalizada la construcción del canal, durante un tiempo se llegó a comercializar el pescado de la albufera, pero resultaba excesivo el costo que acarreaban la limpieza y el mantenimiento —con frecuencia se obturaba con la arena que arrastraba los temporales de levante—. De modo que el Concejo de Orihuela abandonó la albufera, dando lugar a que, pasado un tiempo, quedara prácticamente desecada, por lo que, por Real Orden de 12 de julio de 1759, pasó a poder del Estado.


La familia Santángel

Durante más de 47 años, los miembros de la familia Santángel, judíos conversos originarios de Aragón, fueron los arrendatarios de las salinas de La Mata. Primero la dirigió Luis de Santángel el Viejo, desde el año 1465 hasta su muerte en 1476. Siguieron sus hijos Luis de Santángel el Joven y Jaime.


La sal de las salinas de La Mata

En 1486, las salinas de La Mata estaban consideradas como las mejores de la Confederación aragonesa, a la que también pertenecían las salinas de Ibiza, Tortosa, Amposta y Cullera, en un momento en que la sal de La Mata se transportaba por vía marítima a Génova, Nápoles, Niza y otros puertos del Mediterráneo.


Luis de Santángel el Joven

Luis de Santángel el Joven, importante financiero nacido en Valencia, ciudad adonde se habían trasladado sus padres y abuelos desde Aragón, entró al servicio del rey en la Casa Real de Aragón con el cargo de escribano de ración (jefe financiero).



Francisco Rebollo Ortega