Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 40 – Otoño 2015
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja



Colores

Verde es la hoja de mi rosa
y rosa es mi corazón,
azul es mi alma
y amarillo es el calor.

Naranja es la calma de mi mente
y negra es la pena y el dolor,
fuente seca que sale
en lágrimas de color.

Azul es mi aura envolvente
y blanco es el corazón de mi fuente,
rosa es el alma que clama
menos pena y más esperanza.

La casa donde vivo


La casa donde vivo está abierta.
No tiene cerraduras ni puertas.
Se extiende ampliamente
con caminos y carreteras.
Hay senderos de paseos
y árboles que salpican sus aceras.
La casa donde vivo enciende la luz por las mañanas.
Por las noches, las farolas están puestas.
Y en el aire circula por sus calles
la suave brisa alcanzado tu talle,
que pasea por tu cuerpo, arrebola tu pelo,
y la sal de su costa perfuma el aire fresco.

El sauce y la luna

Hay un momento concreto en el que el sauce deja de llorar
y es cuando la luna aparece y se pone a brillar.
El viento agita sus hojas para que la luna lo oiga y la invita a bailar.
Bailará el sauce para la luna,
hechizará a su amor de plata
para que siga brillando
y así su amor los delata.
Sin saber que la noche será testigo
del amor entre el sauce dichoso y su luna adorada.

Ya sabes que te espero en esa orilla

Ya sabes que te espero en esa orilla,
en la base de la fuente de esa plaza...
Miraré al espejo de su agua
por si tú quisieras aparecer
y entonaré una suave melodía
tal y como lo hacía al amanecer.
Probaré el agua de esa fuente
y cuando vengas, te daré de beber
y soñaré en rozar con mi cabeza
las plumas de tu cuello y de tu tez.
Prometo hacerte una casita,
hecha de barro y ramitas,
traeré alimento a ese nido
y te mimaré, mi golondrina.

Soñé un jardín mientras dormía

Soñé un jardín mientras dormía
y soñé sus flores coloridas;
soñando, soñé que eran vida
y soñaban dulces melodías:

Soñaban un mundo perfecto,
soñaban verdad y justicia,
que el mundo era un sueño
y el sueño, la vida.

Soñaba el cielo agua fresca,
no había afrentas ni riñas,
sólo amor que compartían
flores, suelo, agua y vida.

¡Qué paz exhalaban las flores!
Soñaban gozando alegría.
Sueño maravilloso era
aquel que las flores tenían.