Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
39 – Verano 2015
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja
Nos encontramos caminando en pleno febrero, ha pasado la Candelaria, la naturaleza nos regala cada día más horas de luz. Quizá es un poco tarde para comentar algunas pequeñas cosas sobre el pasado diciembre y las fiestas, con todas sus luces y sus sombras. Pero, como existen personas que hasta la Candelaria no desmontan sus belenes, y los últimos turrones se venden en la romería de Santa Águeda, el cinco de febrero, voy a hacer mis comentarios.
Decidí nada más comenzar diciembre apreciar lo que nos regala este mes, que nada tiene que ver con todo lo falsamente dorado y brillante que nos invade.
Aunque los días fueron acortando, los atardeceres, conforme avanzaba el mes, me fueron deslumbrando cada día. El rojo del ocaso tenía una gran cantidad de matices y mucha suavidad en sus colores.
Ofrenda a la Purísima, instalación del belén, encendido de un gran árbol. El mes seguía avanzando.
Los distintos tonos de blancos, grises, azules y violetas, en los días nublados, eran tan bonitos que hasta se agradecía la falta de luz.
Y siguieron celebraciones, se cantaron villancicos en la plaza, la gente compraba, yo también.
Puntualmente, como cada veintiuno de diciembre, llegó el solsticio de invierno y se hizo la luz. Este sencillo hecho fue para mí motivo de alegría y optimismo.
Y la luz se instaló definitivamente el día veinticuatro. Esa noche siempre es hermosa.
La mañana del día veinticinco sonó el teléfono.
—Buenos días, abuelita, ¿pasó anoche Papá Noel por Torrevieja?
—Huy, Miguel. A medianoche he sentido ruidos. Esta mañana, en cuanto me he levantado, he subido a la terraza. Había dos paquetes, uno con tu nombre y otro con el de tu hermana.
—¡Que alegría! ¿Podrías ver qué hay dentro de los paquetes?
—Eso lo tenéis que abrir vosotros. A los mayores nos está prohibido. No tardéis mucho en venir.
—Abuelita, ¡no me lo puedo creer!
La luz de una estrella de Oriente, símbolo y guía de un camino a seguir en la vida: trabajo, ilusiones, sueños..., nos ha llegado.
Me asomé a la ventana y contemplé la alta luna de esa clara y pura noche de enero.