Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número
80 – Otoño 2025
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja
Tinta entre dos aguas (I)
En
esta sección se va a desarrollar trimestralmente un proyecto epistolar, en el
que se pretende dar difusión a la historia local de Torrevieja, fusionando
pasado y presente. Habrá dos escenarios: el Museo del Mar y de la Sal, y la
embarcación La Mar Salá, capitaneada por Pepe Pérez.
En
este enclave cultural, emblemático para la ciudad de la sal, en el que se
custodia y se divulga el patrimonio histórico, desempeñan sus labores de
investigación y difusión las trabajadoras municipales Triana e Irene.
Retrotrayéndonos
varias décadas hasta llegar a 1960, encontramos a los hermanos Antonio y Miguel,
dos gemelos torrevejenses vinculados con las salinas y las labores de pesca.
Antonio decide cambiar el rumbo de su vida, embarcándose en un navío comercial,
cuyo propósito es llevar sal a Cuba y traer azúcar a Torrevieja. Antonio
participa en las labores de avivar el fuego de la caldera, junto a su
inseparable compañero Mariano. Miguel, por su parte, decide quedarse en el
pueblo junto a Concha y Manolo, sus padres.
Estas dos realidades se conectan a través de la máquina de coser redes del museo, que en su época fue usada por Concha en su hogar para reparar las redes de Manolo, dedicado a la pesca desde su infancia. Las cartas aparecen en el prensatelas de la máquina de coser, y se dan cuenta de ello en una de las rondas matinales que se hacen antes de abrir el museo, para comprobar el estado del patrimonio.
* * *
Triana
encuentra la carta y la examina detenidamente. Observa que es un papel antiguo,
maltrecho y con olor salobre. Viendo las características de la carta y el lugar
en el que se ubica, piensa plenamente que se trata de una broma orquestada por
su compañera. Cuando Irene entra en la sala, ésta se dirige a ella:
—Te
has despertado graciosa esta mañana, ¿no?
—¿Yo?
¿Por qué piensas eso?
—No
te hagas la tonta —responde, moviendo la carta en su cara.
—¡Jolín,
qué guapo! ¿De dónde has sacado eso?
—Tú
me lo dirás, lo has colocado tú.
—¿Yo?
No he visto eso en mi vida. ¿No será una donación nueva?
—No
creo, nos habrían avisado. Además, estaba en la máquina, no venía precintada ni
con albarán.
—¡Ya
se nos ha colado algún gamberro esta noche! Mira que te dije que cerraras bien
la puerta.
—No
seas tonta, eso es imposible.
—Pues
ábrela, así saldremos de dudas.
Triana
abre la carta y procede a leerla.
(Continuará)