Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 80 – Otoño 2025
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

3..., 2..., 1... ¡Otoño! 

Estefanía Alonso Gómez (directora del proyecto «Chorlitejos y Patinegros CYP»)


¡La calma llegó de nuevo a la playa! Atrás quedó el ajetreo del verano y las orillas se ven vacías; bueno, casi vacías... Las gaviotas se han ido haciendo las dueñas del lugar y ya se empiezan a ver algunos correlimos, que regresan desde las regiones más frías del norte de Europa, donde nidificaron a finales de la primavera. Los chorlitejos patinegros esperarán un poco más para volver a su playita, y es que... ¡Qué bien sienta tomarse un respiro! ¿A que sí? Después de un verano la mar de intenso, en el que estas pequeñas aves han nidificado resistiendo a temporales, perros, gatos y veraneantes, en el que han criado a sus polluelos entre cientos de usuarios de las playas y al acecho de gaviotas, cernícalos y plásticos, y todo ello en un verano donde el calor, en su versión más fuerte, ha sido el gran protagonista. Pues sí, después de todo esto, tienen merecido un buen descanso, seguramente estén visitando las hermosas tierras gaditanas o las exóticas costas del norte de África, reponiendo energías y comiendo, rico rico, las maravillas que ofrecen los arenales costeros y humedales, un menú formado por pequeños invertebrados como mosquitos y lombrices, que hacen las delicias de cualquier chorlitejo. Las aves tienen un gran privilegio, son de aquí y son de allá. ¡Son libres! ¡Son del mundo! Eso sí, tienen sus costumbres y tradiciones, y los chorlitejos patinegros no iban a ser menos: si todo va bien, a finales del otoño, con suerte, podremos verlos de nuevo. Sí, sí, con suerte, porque su tamaño y su plumaje los hacen prácticamente invisibles, es como si se fundieran con los colores de la arena y, también, porque cada vez hay menos. Se trata de una de las especies más amenazadas de nuestro país. Aquí, en la Comunidad Valenciana, cada año son menos las parejas nidificantes; en el último censo oficial se contabilizaron alrededor de 200 parejas entre las tres provincias: Castellón, Valencia y Alicante... Lo que confirma esta tendencia a la baja. Pero... ¿por qué? ¿Por qué están desapareciendo? ¿Podemos hacer algo para revertir esta situación?


Hembra y polluelo de chorlitejo patinegro


La principal causa por la que la población de estas aves está disminuyendo es, sin duda, la pérdida de su hábitat... Los arenales costeros y los humedales son sus ecosistemas, los lugares en los que nidifican y viven; sin embargo, estos espacios se han ido transformando a una gran velocidad en las últimas décadas: lo que durante miles de años fueron dunas, playas extensas y humedales vírgenes, en los últimos 70 años se han convertido en urbanizaciones, hoteles, restaurantes, carreteras y aparcamientos. Tanto para los chorlitejos patinegros como para las otras especies con las que comparten hábitat, estas nuevas circunstancias y todo lo que implican —véase masificación, basuras, ruidos, desconocimiento del entorno— suponen para dichas especies no poder seguir viviendo en estas zonas, y el problema es que no lo pueden hacer en otras...

Los chorlitejos patinegros están incluidos desde diciembre de 2021 en la categoría de «En peligro» en el Libro Rojo de las Aves de España de Seo/BirdLife, ya que su población ha caído más de un 70% en los últimos 30 años en España. Solemos hablar del chorlitejo patinegro como una especie paraguas, no porque frenen la lluvia con sus plumas, sino porque actúan como un escudo para las demás especies. Al proteger a los chorlitejos patinegros, indirectamente estamos protegiendo su hábitat y a todos los animales y plantas con los que lo comparten.

En nuestra mano están algunas acciones muy sencillas para proteger los espacios naturales y tratar de preservar la biodiversidad que habita en ellos. Se resumen en una sola palabra: respeto.


Macho de chorlitejo patinegro y correlimos tridáctilo


Podemos empezar por lo más sencillo, hacer caso de la señalización y no atravesar las vallas o talanqueras que delimitan las zonas protegidas. Quizá no entendamos el motivo por el que el acceso a una zona en medio de una playa o de una montaña está cerrado; sin embargo, si así se indica, alguna razón habrá, como por ejemplo que sea una zona en la que crían especies en peligro de extinción o que haya especies en proceso de recuperación. La segunda medida que podemos llevar a cabo es la de no dejar ningún tipo de residuo; si no hay papeleras cerca, seamos sinceros, no cuesta nada guardar en la mochila el plástico, el papel, o el residuo que sea, de nuevo en nuestro macuto, y ya lo tiraremos cuando encontremos una papelera o un contenedor. No es sólo por una cuestión de estética, sino por el impacto que estos residuos generan en la naturaleza y en la salud de todos. La tercera, disfrutar de la naturaleza sin generar molestias ni daños, parece algo evidente; sin embargo, la realidad nos muestra que no lo es para todo el mundo.


Hembra de chorlitejo patinegro y señalización


Preservar la naturaleza es un trabajo en equipo, que requiere la colaboración tanto de la ciudadanía como de las administraciones. La buena noticia es que podemos lograrlo.

¿Te sumas al reto de conservar la naturaleza?