Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 80 – Otoño 2025
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

La hipótesis del mono borracho o cómo estar algo achispados nos permitió ser más sociales


 

 

Una de las modas cinematográficas de los años 70 fueron las «películas de Kung Fu». A la sombra del éxito de Bruce Lee nacieron otras producciones, como la exitosa serie de televisión Kung Fu, donde David Carradine daba vida al «pequeño saltamontes»”, un monje shaolin que viajaba por el salvaje Oeste desfaciendo entuertos. Otro de los actores que comenzó su carrera fue Jackie Chan, que se especializó en hacer «comedias kung-fu», caracterizadas porque las peleas y acrobacias siempre tienen un lado cómico. Una de las primeras fue El mono borracho en el ojo del tigre, titulada así porque Jackie Chan debe aprender un estilo de lucha en el que los movimientos simulan a los que realiza un mono borracho. Gracias a ese extravagante estilo consigue vencer a los malos y llevarse a la chica.

El caso es que un reciente artículo me ha hecho recordar el título de esa película. Y es que resulta que «el mono borracho» es una interesante hipótesis evolutiva que intenta explicar el surgimiento de las interacciones sociales entre los simios. La hipótesis fue propuesta en el año 2000 por Robert Dudley y postula que la atracción humana hacia el etanol se deriva de que nuestros ancestros primates se pirraban por consumir fruta madura y fermentada. De hecho, a los chimpancés y a otros simios todavía les sigue gustando mucho. Se ha descrito que los chimpancés toman unos 4,5 kilos de fruta fermentada al día, lo que equivale a un consumo de alcohol de un tercio de cerveza. El que un alimento tenga algo de alcohol supone alguna ventaja, ya que esa sustancia elimina ciertas bacterias patógenas. También tiene una serie de desventajas, ya que es un tóxico que afecta a las neuronas. Así que esta exposición crónica al alcohol favoreció la aparición de diversas adaptaciones fisiológicas para evitar los efectos indeseables, como por ejemplo que la Alcohol Deshidrogenasa de tipo 4 apareciera en nuestros ancestros de hace unos 10 millones de años.

Es decir, los primates de los cuales venimos estaban preadaptados al consumo de pequeñas cantidades de alcohol. Y esto tendría consecuencias unos cuantos millones de años después, cuando los humanos aprendimos a producir bebidas alcohólicas a propósito mediante un proceso fermentativo. Uno de los efectos de consumir alcohol es que parece promover el vínculo social y la cooperación. Si hablamos en términos de evolución humana, eso es un aspecto importante en grupos pequeños como los que pudo haber durante el Pleistoceno, hace 12.000 años. Pero en el Holoceno ocurre una cosa muy curiosa. Los grupos humanos comienzan a hacerse más grandes, pasando de estar compuestos de unas pocas decenas de individuos a clanes con centenares e incluso miles de integrantes. Grupos que fueron evolucionando y dieron lugar a las sociedades complejas como las actuales. Y curiosamente ese momento de transición coincide con el momento en que aparecen las bebidas fermentadas.

Un reciente artículo postula que ese hecho no es casual y que el alcohol actuó como un pegamento social que permitió el desarrollo de esas sociedades complejas. Sostienen que los beneficios del alcohol —como la promoción del vínculo social, el aumento de la cooperación a gran escala y la mejora de la creatividad— superaron sus consecuencias negativas. Además, el consumo colectivo y los festines impulsados por el alcohol pudieron haber servido como mecanismos políticos para movilizar mano de obra, construir alianzas y establecer la autoridad y el poder de las élites.

¿Y en qué se basan los investigadores para afirmar esto? Pues en los datos de un estudio comparativo de sociedades no industrializadas analizando la correlación entre la presencia de bebidas alcohólicas indígenas fermentadas (como cervezas y vinos) y el nivel de complejidad política (medido por el número de niveles sociales). Han visto que cuando hay bebidas alcohólicas, más probabilidad de que la sociedad sea más compleja.

Pero ojo. El alcohol no parece ser el único factor que explicaría la aparición de esas sociedades complejas. Otros factores son la danza, la música y los rituales. De hecho, el factor principal es la aparición de las prácticas agrícolas. A mayor agricultura, mayor cooperación y mayor complejidad. Aunque también hay que decir que uno de los principales productos de la agricultura son los cereales, de los cuales se puede elaborar malta para hacer cerveza. Como conclusión se podría decir que la agricultura permitió el andamiaje social, sobre el cual actuaron los otros factores —bebida, música, ritos— como pegamentos, y de la interacción entre todos ellos surgió la complejidad de las diferentes sociedades humanas.

 

Bibliografía:

Campbell C. J., Maro A, Weaver V., Dudley R. Dietary ethanol ingestion by free-ranging spider monkeys (Ateles geoffroyi). R Soc Open Sci. 2022; 9(3):211729. doi: 10.1098/rsos.211729.

Carrigan M. A., Uryasev O, Frye C. B., Eckman B. L., Myers C. R., Hurley T. D., Benner S. A. Hominids adapted to metabolize ethanol long before human-directed fermentation. Proc Natl Acad Sci U S A. 2015; 112(2):458-63. doi: 10.1073/pnas.1404167111.

Hrn?í?, V., Chira, A. M. & Gray, R. D. Did alcohol facilitate the evolution of complex societies? Humanit Soc Sci Commun 12, 1091 (2025). https://doi.org/10.1057/s41599-025-05503-6

Origen de la imagen: IMDB. https://www.imdb.com/es-es/title/tt0080179/