La fuerza de la fe

El gélido viento sacude las ramas,

un raído abrigo le cubre la piel,

y en una casita de techo de pajas,

sus hijos esperan que les lleve el pan.

Ha pasado tiempo que su compañero

por siempre ha partido, ya no lo verán...

El inhóspito pueblo en que ellos habitan

de un modo funesto consumó su afán...

No puede decirles que está muy cansada,

pues en sus miradas hay mucho penar.

Debe ser muy fuerte para sonreírles

y enseñarles siempre sobre honestidad.

Pero está serena, porque está segura,

que este trago amargo no va a perdurar.

La fe la sostiene, la llena de bríos,

con amor la envuelve, le da voluntad...

Quietud

Ociosa quietud,

inefable quietud.

Quietud con silencios,

silencios que inquietan,

que irrumpen y quiebran.

Letargos que paralizan

la sangre, los huesos,

que absorben, que extinguen.

Pensamientos que fluyen,

que ensayan historias,

que destruyen vidas.

Mirar en un punto

sin ver el paisaje.

Vacío,

sólo el vacío en la mente,

ausencias del mundo real,

traspaso a lo irreal.

Alrededor todos corren.

¿Adónde van?

¿A aturdirse sin pensar?

El filósofo reflexiona...

Movimiento es vida.

Alegría es luz,

aleja tristezas,

disipa penumbras,

ilumina caminos

y al poeta inspira.

Comienza a soñar...

Y encuentra la paz...