Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 79 – Verano 2025
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Comentario del libro La sombra del viento


De siempre me ha gustado leer; pero desde que me jubilé y entré en contacto con el Club de Lectura Ambigú, el Taller de Escritura Creativa y, por supuesto, dispongo de más tiempo, tengo condiciones para leer más. Libros como La tía Julia y el escribidor, de Mario Vargas Llosa; El hereje, de Miguel Delibes; Diario de invierno y Brooklyn follies, de Paul Auster. Mi hijo Miguel también me ha aportado la lectura de libros como El tesoro de Sierra Madre, de B. Traven, y A sangre fría, de Truman Capote; este último es un libro que sin duda recomiendo.

Me voy a centrar en el libro La sombra del viento, de Carlos Ruíz Zafón. Trataré de describir lo mejor posible mi opinión y parte del contenido. El citado libro lo reúne todo. No puedo estar fijándome en este o aquel detalle, ya que es un libro muy completo, que enlaza muy bien cuatro historias, y todo su discurrir interesa y sorprende: las descripciones de cada lugar, habitaciones, calles, esa subida al Tibidabo llena de casas y palacios; el palacio en decadencia, más bien en sombra, de los Aldaya; la investigación por parte del protagonista principal, Daniel; los estados del tiempo, la niebla, la lluvia, la nieve; esa Barcelona de posguerra, sombría para la mayoría de sus habitantes y luminosa para una pequeña parcela de industriales, gente de negocios o ricos de los de siempre, que también los había.

Leyendo este libro te metes en la historia, lo estás viviendo. Sientes curiosidad, miedo, alegría, dolor... La maldad se ve reflejada hasta extremos increíbles. La bondad y la ternura también tienen su lugar.

En cuanto a los personajes, recorre toda la escala social. El más complicado, en torno al cual gira toda la historia, es Julián Carax. Daniel, con el que da comienzo la novela, es un gran personaje. Despierta admiración.

El principio y el fin del libro me gustan mucho.

El autor va hilvanando todas las historias como esas muñecas rusas, una dentro de otra, pero al final todo casa hasta el último detalle y hasta la última página.

Es un canto a la literatura, al amor a los libros y a la palabra escrita como medio de expresión.