Revista Cultural Digital
ISSN: 1885-4524
Número 59 – Verano 2020
Asociación Cultural Ars Creatio – Torrevieja

Mi limón, mi limonero,

entero me gusta más,

un inglés dijo yeah, yeah,

un francés dijo oh la lá.

 

Con esta enjundiosa letra —no tiene mucha más, por cierto—, acompañada de su correspondiente música, comenzaba una pegadiza composición que se erigió en precoz canción del verano allá por el año 1968. La cantaba Henry Stephen, y fue tal su éxito que afamados baladistas de la época, como Basilio o Palito Ortega, también la hicieron suya. Y aunque nos pudiera parecer simple, e incluso insustancial, también tuvo una característica que en los tiempos que corren me interesaría destacar muy mucho: la de refrescante. Refrescante como el fruto cítrico que la protagoniza.

Refrescar, según el diccionario de la Real Academia Española, significa «atemperar, moderar o disminuir el calor de una cosa». Y eso es lo que necesitamos todos, o casi todos, en esta estación en la que estamos inmersos de hoz y coz y que ya calcina con asfixiantes temperaturas gran parte de nuestra sufrida piel de toro. A lo que se unen los más que inquietantes y preocupantes rebrotes de la pandemia del covid, para hacer más achicharrante si cabe nuestro tránsito y devenir por este «antipático» estío de 2020.

Por eso, más que nunca, tenemos que refrescarnos, buscar con fruición las mejores cualidades que nos puede ofrecer el verano, que también las tiene. Aprovechar las horas tempranas o nocturnas para pasear, correr, saltar, brincar; ir a la playa, bañarse, tomar el sol, quedar con amigos y familiares para degustar un buen arroz, hacer pequeñas escapadas por parajes, pueblos y ciudades de España, conversar y dialogar a la fresca, ir al cine, ¿por qué no?, presenciar algún espectáculo teatral que se pueda ofrecer, cantar habaneras...; en fin, a pesar de los pesares, nos podemos refrescar con muchas cosas, unas más sociales y otras más íntimas y sensuales. Se trata de plantar cara y refrescarnos también cultivando el placer de la lectura, como por ejemplo leyendo las variadas colaboraciones que dan cuerpo a esta revista digital, o leyendo o releyendo libros de autores como Carlos Ruiz Zafón o Juan Marsé, leyendo como cosacos, leyendo, como decía un amigo, aunque sea un prospecto. Pues en eso quedamos, a refrescarnos y a vivir, que son dos días. Y ya saben: mi limón, mi limonero...