1966. Un proyecto de transformación de la Laguna de La Mata en un lago salado turístico, diez años después del plan de 1957 para convertirla en pantano del río Segura
Mariano Galant Torregrosa
Licenciado en Filosofía y Letras, Historia y Geografía
Pedro Gómez Mateo
Graduado en Ingeniería de Minas
Hace 60 años de aquellos «años sesenta» del siglo XX
En los próximos años, el actual término municipal de Torrevieja, de unas 7.100 hectáreas (de las cuales 3.700 están protegidas tras ser declaradas Parque Natural en diciembre de 1996), y de cuya ampliación en 1953 se cumple ahora su 70.º aniversario, contemplará la ejecución de uno de los mayores proyectos urbanísticos en el tradicional paraje de «La Hoya», situado en la vertiente occidental de la loma del cabo Cervera, y que afectará a unas 180 hectáreas de su menguante suelo edificable. Tan sólo tres o cuatro generaciones han podido contemplar una de las más profundas transformaciones de suelo rústico en urbanizable de la costa del levante español.
En la etapa denominada del desarrollismo económico de la España franquista, comenzaba a eclosionar el turismo de segunda residencia para una clase media que veía mejorar sus ingresos y nivel de vida. Se produce la mutación del veraneo tradicional por el turismo de masas, iniciado en la década de los sesenta en el litoral mediterráneo español, aunque con cierto retraso en el caso de Torrevieja, que lo hizo, sin embargo, con notable interés y pujanza. El municipio comenzará a explotar su desde entonces principal recurso natural, el suelo —amén del clima y del paisaje—, que se convertirá en su más importante factor de desarrollo económico en la transformación de aquel pueblo salinero y marinero (Vera Rebollo, 1987).
Por aquellas fechas, la ciudad se ensancha y crece por tres de los cuatro puntos cardinales. Hacia el norte las casas y chalets, hasta entonces aislados, de las playas de «El Cura» y de «Los Locos» van quedando conectados a la trama urbana y, más allá, frente a «Las Calas», se va levantando la pionera urbanización «Villa Sol», aprobada en 1965. En lo alto del cabo Cervera crece una cuidada promoción, «Lomas del Mar», de propietarios suecos. Por el norte se inicia la «Nueva Torrevieja» y el novedoso polígono industrial, y por el oeste, en las proximidades del saladar comenzará a expandirse la «Torreta I». Al sur se va consolidando el barrio de San Roque y más allá las urbanizaciones de «La Veleta» y «Punta Prima». Hacia el interior, la de «Los Balcones», calificada como «urbanización modelo» en aquella Torrevieja que, en 1968, comenzaba su primera promoción turística bajo el eslogan de «blanca de sal y morena de soles».
Se ponía en marcha un proceso de enajenación de extensas propiedades agrarias de secano, al objeto de su aprobación como planes parciales, sentando las bases para la colonización dispersa y anárquica del municipio en forma de grandes manchas de suelo urbano surgidas como islotes en un mar de suelo rústico (Torres Alfosea, 1995).
En este contexto de auténtica fiebre inmobiliaria, que todavía perdura, se planeó un propósito felizmente fracasado de transformación de la Laguna de La Mata en un lago salado turístico, tras el intento, diez años atrás, de convertirla en laguna de agua dulce del río Segura.
MEMORIA. Lago Salado Turístico – Laguna de La Mata, Torrevieja
En el documento al que casualmente hemos tenido acceso no figura referencia archivística alguna, e ignoramos, por tanto, el proceso de su tramitación y denegación. Se trata de un documento de seis folios mecanografiados, numerados y finalmente fotocopiados. No aparece a qué persona o institución va dirigido, aunque parece ser que la intención de los promotores es «solicitar de los Ministerios del Gobierno Español competentes una respuesta favorable a la presente demanda, a fin de que con la autorización del Gobierno se pueda ir adelante con este proyecto y empezar la primera etapa». (Fol. 2).
Sí consta que está redactado en Monthey (Suiza) el 17 de enero de 1966 y firmado por el ingeniero Joseph Ertl, que dice representar a una denominada «Sociedad del Lago Turístico Internacional. Los Españoles han pedido a los extranjeros de prestarles ayuda […] y han formado un grupo de ingenieros, arquitectos y financieros en Suiza, Austria, Alemania y Francia […]».
«La colaboración de hombres de diferentes países, la diligencia de los Suizos, la energía y la exactitud de los Alemanes, la audacia de los Franceses y la perseverancia y tenacidad de los Españoles dan la garantía de que este proyecto se realizará». (Fol. 2).
Se marcaba un plazo de ejecución de 5 a 6 años y se evaluaba la inversión en unos 60 millones de francos suizos, aproximadamente 800 millones de pesetas. Se pretendía crear un centro turístico equivalente al de Benidorm y al de Torremolinos en la Costa del Sol. Calculaban que se podría dar acogida a 10.000 personas, cuando Torrevieja no había alcanzado esa cifra de empadronados.
«Y se procederá en tres (sic) etapas:
1ª etapa:
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Construcción del hotel central con algunos edificios para apartamentos de vacaciones. Una serie de chalets y bungalows conexionados al hotel.
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Construcción de pistas y carreteras hasta el hotel, pequeñas piscinas y para juegos de tenis.
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Urbanización y parcelamiento de los terrenos en el ala derecha del canal. Construcción de un pozo para el agua potable.
2ª etapa:
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Plantación de árboles. Obertura del canal, construcción de diques en el Lago. Restaurante y hotel cerca del canal.
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Construcción de un centro comercial, supermercado. Puente sobre el canal para la carretera Torrevieja-Alicante. Parcelamiento del terreno en el ala derecha. Comienzo de la construcción de la fábrica de destilación.
3ª etapa:
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Prolongación de la carretera en la orilla izquierda, parcelamiento y urbanización de estos terrenos.
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Construcción de edificios alrededor del hotel central, piscina olímpica.
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Construcción de un hotel en la punta del lago. Término y puesta en marcha de la fábrica de destilación. Canalizaciones y alcantarillas para las aguas usadas y balsa para decantar las aguas. Canalizaciones para el agua potable.
4ª etapa:
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Urbanización de las parcelas de la orilla derecha. Canalizaciones de agua potable y usada.
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Continuación de la carretera, construcción de un gran hotel, edificios con apartamentos y un estadio. Plantación de árboles. Término de toda la actuación turística». (Fol. 6)
Pantano de agua del Segura o lago salado turístico: desalación y depuración de las aguas, una novedosa solución conciliadora
El documento, tras dar por hecho que el lago salado ha dejado de ser utilizado como explotación de sal y que la Compañía de Salinas renuncia a este depósito, dedica inicialmente una buena extensión a rechazar la opción de convertir la laguna en un pantano de agua dulce porque «retener tal cantidad de agua del río Segura, alimentado en todo su trayecto por las aguas sucias de las alcantarillas, produciría un olor infecto y dará lugar a una intervención por parte de las autoridades de la Salud Pública. Además habría que sacar el agua que ahora se encuentra en esta laguna puesto que contiene un gran porcentaje de sal concentrado en el fondo. Limpiarla de dicha sal requeriría unos gastos tan enormes que la agricultura sería incapaz de cubrir por más que con ello se viera favorecida». (Fol. 1).

Sin embargo, los promotores pretenden ensanchar unos 30 metros el canal del Acequión, de manera que el nivel de la laguna se eleve 2’50 metros al igualarse al nivel del mar con una aportación estimada de 20 millones de metros cúbicos, y apuntan una solución conciliadora y muy novedosa para entonces: la desalación del agua lagunar para hacerla potable y la depuración de las aguas residuales para destinarlas al regadío. «Nosotros produciremos agua potable. El precio será aceptable y saldrá, comprendidos los gastos de depuración, aproximadamente a 10 pesetas por día y por persona, si se tiene en cuenta la venta de las aguas para el riego a un precio razonable […] y que se podría llevar agua destilada a los alrededores, que sería de gran ayuda para cuando hubiera escasez de agua dulce. La casa ACAM es la que está especializada en Francia en la destilación de agua de mar […] existen ya instalaciones de este tipo en las islas Canarias y Ceuta y siete empresas han presentado ofertas para tal construcción en Las Palmas. Esto es una buena prueba de que el agua del mar será un recurso importante en el plan hidráulico venidero. Evidentemente, estas instalaciones necesitan mucha energía. Para la destilación nosotros contamos con el recurso de la energía a mazut y para las estaciones absorbentes podríamos utilizar Diesel. Las instalaciones para la destilación y la depuración están previstas al otro lado del lago para efectuar el circuito de agua y, finalmente construir a esta altura un depósito para la distribución de aguas dulces recuperadas en las aguas usadas con el fin de regar los terrenos agrícolas de los alrededores». (Fols. 4 y 5).
La irreflexiva pretensión de permitir la elevación del nivel del agua afectaría necesariamente a las orillas más llanas que rodean la laguna por el norte, el este y sureste y, en menor medida, a la ribera occidental más escarpada de la loma del cabo Cervera, que de no ser contenida mediante motas o diques de más de tres metros de altura y de una longitud superior a los 15 kilómetros, provocaría una grave inundación. Estos episodios de lluvias torrenciales, que se producen con cierta frecuencia, no son tenidos en cuenta ni evaluados en el documento.
La superficie de la lámina de agua de la laguna —de unas 700 hectáreas desde la construcción del canal a principios de siglo para controlar el nivel como «calentador salinero»— duplicaría sobradamente su extensión, anegando buena parte de «Lo Marabú», «El Raso», «Lo Blanco», «Las Palmeras» y «Lo Albentosa». Además, en absoluto justificaría la pretensión de que «Para la urbanización y la parcelación del terreno alrededor del lago, se tendrán aproximadamente 6.000 ha. a disposición, de las cuales una gran parte serían vendidas en pequeñas parcelas una vez urbanizado este terreno». (Fol. 3). A buen seguro, a esa desmesurada cifra le sobraría un cero, por error, como mínimo. Aun así, el doble de la superficie de la lámina de agua, resultaría imposible disponer de ella en los terrenos circundantes tras la pretendida inundación de agua salada.
La corrección de estos episodios pluviométricos extraordinarios ya atrajo la atención de los mejores cartógrafos al servicio del despotismo ilustrado del siglo XVIII (Torbé y Panón entre ellos) para controlar y evitar sus desastrosos efectos. Sin embargo, doscientos años después, nada hay de aquella preocupación en el documento. (Galant, M. y Gil, C. 2017).
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Pretensiones, paralelismo y deficiencias de un plan urbanístico fallido
Esta agresiva desnaturalización del espacio para convertirlo en lago salado navegable sólo sería explicable por el afán de competir con el poderoso proyecto urbanístico y exitoso destino turístico de la «Manga del Mar Menor», iniciado 13 años antes, en 1953. Esta indisimulada emulación le lleva al autor, sin hacer mención expresa, a plantear que «tendremos que saber exactamente lo que deseamos crear o bien una nueva ciudad con rascacielos al estilo Chicago, lo cual afearía toda la bella impresión de este paisaje, o por el contrario una colonia veraniega con la tranquilidad del campo» (fol. 3), en clara alusión al modelo de extraordinaria proyección ya iniciado por Benidorm. Tan sólo se hace alguna mención escueta y aislada a la construcción de una pista o vía de 20 metros de ancho que permitiría el acceso a los terrenos privados y sitios deportivos, y una carretera de 10 kilómetros y 8 metros de ancho a lo largo del lago.
Con mucho atrevimiento y en claro paralelismo con el proyecto de El Estacio en el Mar Menor, pretende que la carretera nacional 332 que cruzará el nuevo canal de 30 metros de ancho, lo haga «sobrelevantada» para que se pueda pasar por debajo con los veleros.
Sin embargo, asegura que el centro de atracción será un hotel de 130 camas, del que ya tiene planos y fotos del modelo y también, que tanto en la desembocadura del canal como en el otro lado del lago se construirán más hoteles, un centro comercial, varadero, piscina (una de ellas olímpica), pistas de tenis, iglesia... «y, si quedase todavía sitio, se podría prevenir para más tarde un terreno para jugar al golf». Todo ello sin apoyatura de material gráfico en el documento al que hemos podido tener acceso.
Por lo demás, el documento expresa algunos mensajes orientados a destacar las consabidas bondades de nuestro clima y paisaje, tan reiteradamente empleados por la promoción inmobiliaria y turística desde entonces: un clima dulce donde el termómetro no desciende más abajo de 0 grados, único en España y aun en Europa. Un paisaje encantador famoso por sus bosques datileros de Elche que le dan un aspecto africano, rodeado de huertas de limoneros y naranjos... «que no resulta nunca monótono, gracias a la buena idea que tuvo el Gobierno español de replantar los bosques de pinos». (Fol. 3).
Finalmente concluye: «la necesidad de crear otro centro turístico es evidente. La región de Alicante no basta para recibir, en verano, la gran afluencia de turistas extranjeros. Esto será todavía más desastroso en breve, cuando haya los dos aeropuertos de Alicante y San Javier a una distancia de 24 km. Los turistas encontrarán en la estación la Laguna de La Mata y en los pinos de Guardamar una región que será satisfacción a todas sus exigencias de turistas experimentados». (Fol. 5).
Bibliografía:
—Galant Torregrosa, M. y Gil Paredes, C.: La Demarcación y Amojonamiento de la Real Salina de La Mata de 1763. Edición facsimilar. U. A. y Ayto. de Torrevieja 2017
—Torres Alfosea, F. J.: Aplicación de un Sistema de Información Geográfica al estudio de un Modelo de Desarrollo Local. Crecimiento urbanístico-turístico de Torrevieja (1956-1993). U. A. 1995
—Vera Rebollo, J. F.: Turismo y urbanización en el litoral alicantino. I. E. J. G. A. 1987
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