Nacido en Torrevieja hace los años que pueden comprobarse en su primera colaboración para la presente revista virtual, este humilde licenciado en Ciencias Exactas empezó a juntar letras en el entrañable Vista Alegre poco después de tan discreto evento universitario. Pero no se jugó la existencia con artículos sobre política o religión; que no se eche flores, que todavía no ha pisado la cárcel. Fue por afición al fútbol, del que opinan algunos descreídos que no es cultura. Y, como no escarmentó, todavía sigue viajando por esos campos de la región, viendo partidos y contándolos semanalmente de aquella manera, aunque ahora también lo sufren por la radio y la televisión; medios todos ellos locales, pues el tiempo que emplea en tan disipada y sillombólica dedicación no le deja mucho más para otras (forma elegante de admitir que sus facetas artística, literaria y científica son nulas de toda nulidad). No obstante, como todavía queda gente buena (e irresponsable) en el mundo, varios grupos de amigos le han dicho que en fin, que vale, que le publican lo que escriba. Así les va, pobreticos. Desde entonces, irrumpe asimismo en números especiales de Vista Alegre, en algunos libros sobre diversos aspectos de la historia de Torrevieja, en la publicación municipal Ad Turres y, cada trimestre, mientras el cuerpo aguante, en la que tiene usted en su pantalla. Como castigo (o quizá como premio, si lo pensamos con detenimiento) por tamañas osadías, mucha gente aún ignora su modo de ganarse el pan: imparte clases de Matemáticas como mejor sabe y puede en el torrevejense instituto Mare Nostrum, sito allá do la carretera trunca su línea gallarda. A su entera disposición.
|